Condenada a 10 meses de cárcel la mujer que clavó unas tijeras en el cuello a su examante
Persiguió por la vivienda al examante, policía; éste cerró la puerta del salón golpeando con ella a la acusada, si bien ésta logró entrar pretendiendo lanzar más golpes con la tijera, lo que provocó que se iniciara un forcejeo que concluyó cuando el herido logró inmovilizarla y avisar a la Guardia Civil, según relata la Fiscalía.

Condenada a 10 meses de cárcel la mujer que clavó unas tijeras en el cuello a su examante

La magistrada le impone también la prohibición para el porte de armas por dos años, así como de aproximarse al domicilio y lugar de trabajo del hombre a una distancia inferior a 200 metros y de comunicarse con él durante un año y 10 meses
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15/11/2019 11:43
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Actualizado: 15/11/2019 22:55
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El Juzgado de lo Penal número 1 de Valladolid ha condenado a 10 meses de cárcel a la mujer que hirió en el cuello con unas tijeras a su amante, un policía municipal vecino de La Cistérniga, a quien acometió en el domicilio de éste tras presentarse para pedirle explicaciones de por qué ya no quería seguir la relación.

La condenada responde a las iniciales de E. L. A. y es vecina de Valladolid, nacida en 1971. No tiene antecedentes penales.

Ha sido sentenciada por la magistrada Lourdes del Sol Rodríguez por un delito de lesiones en el ámbito familiar del artículo 153.2 y 3 del Código Penal.

Además, Rodríguez le impone la prohibición para el porte de armas por dos años, así como de aproximarse al domicilio y lugar de trabajo del hombre, R. G. M., a una distancia inferior a 200 metros y de comunicarse con él por cualquier medio (escrito, telemático, telefónico) durante un año y 10 meses.

En concepto de responsabilidad civil, deberá abonar al hombre una indemnización de 1.000 euros (50 euros por cada uno de los 20 días en que tardó en curar), así como al SACYL la cantidad que se determine en ejecución de sentencia la asistencia sanitaria prestada.

Ha sido condenada a la pena que solicitó la Fiscalía, y la acusación particular, que se adhirió a las conclusiones del Ministerio Público.

La defensa, tras la práctica de las pruebas y en trámite de conclusiones, modificó las provisionales y se conformó con las definitivas del Ministerio Fiscal y acusación particular.

La sentencia está fechada a 8 de noviembre y contra ella cabe recurso de apelación.

Inicialmente la acusación particular reclamaba 1o años de cárcel por presunta tentativa de homicidio y, subsidiariamente, dos años y medio por lesiones, y 6 meses por denuncia falsa.

El incidente recayó inicialmente en el Juzgado de Instrucción número 1, en funciones de guardia, pero luego pasó al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1, dirigido contra el agente como consecuencia de una denuncia por agresión interpuesta por la acusada.

Practicadas las diligencias correspondientes, la denuncia de M.E.L. fue sobreseída en abril de 2018, como así luego ratificó la Audiencia Provincial de Valladolid de conformidad con el Ministerio Fiscal.

Los hechos ocurrieron el 26 de marzo de 2018, a primera hora de la mañana, en el piso del hombre, en un pueblo próximo a la capital, La Cistérniga.

La magistrada ha considerado probado que E. L. A. ha mantenido una relación sentimental con R. G. M., a la que éste puso fin el 25 de enero, y que la condenada no estaba conforme, por lo que al día siguente, alrededor de las 8.30 horas, acudió a su domicilio.

Indica que la mujer llamó insistentemente al timbre exterior, por lo que el hombre le abrió la puerta y «accedió finalmente a que entrara en la vivienda para evitar molestar a los vecinos».

Según relata, «una vez en el interior del inmueble, se inició una discusión entre ambos» ya que ella pretendía retomar la relación y el hombre quería que ésta se marchara de la vivienda.

Señala que en un momento determinado, la condenada «sacó de su bolso unas tijeras de grandes dimensiones y las dirigió» contra R. G. , «dándole un puntazo en el cuello».

«Tras ser perseguido» por ella, el hombre «cerró la puerta del salón y golpeó con ella a E. «si bien ésta consiguió entrar, pretendiendo lanzar más golpes con la tijera a R. G., lo que provocó que se iniciara un forcejeo entre ambos, intentando R. G. arrebatarle las tijeras», hasta que éste consiguió inmovilizarla y avisar a la Guardia Civil.

A consecuencia de estos hechos, R. G. sufrió una herida cortante superficial en la palma de la mano derecha, una herida en el codo izquierdo, una puntada superficial en la cara lateral del cuello y una agravación de la artritis traumática que sufría en el cuarto dedo de la mano derecha, lesiones por la que precisó una primera asistencia facultativa, y tardó en curar 20 días.

LA VERSIÓN DE LA CONDENADA

«¡Siento mucho lo ocurrido, me puse nerviosa, fue un acto reflejo pero en ningún momento quise matarle!», declaró la condenada durante el juicio.

Relató que aquella mañana se presentó a la puerta del chalé del que, como así puntualizó, creía que seguía siendo su amante, con el fin de pedirle explicaciones de su enfado con ella y para saber la razón de por qué no quería volver a verla.

Aseguró que una vez dentro de la vivienda se produjo el incidente cuando el agente la amenazó con llamar a la Guardia Civil si no se marchaba y señaló con el dedo de la mano la puerta de salida de la vivienda.

«Me dirigía a la puerta, cogí el bolso y al buscar las gafas me encontré unas tijeras», dijo y añadióque al sentirse agarrada del brazo por R. G. reaccionó sin pensárselo asiendo las tijeras, de 20 centímetros de hoja, que dirigió al cuello de su examante.

La acusada reconoció que le pinchó con ellas, pero señaló que «fue un acto reflejo» por el «miedo» que le provocó «su actitud».

«Fui a su domicilio para hablar con él, no para matarle», insistió.

Contó que forcejearon y cayeron al suelo, y aseguró que él la agarró del pelo y la arrastró por el suelo para situarse sobre ella cerca de media hora.

Los agentes de la Guardia Civil que acudieron en auxilio de R. G., agente de la Policía Municipal, relataron que al llegar a la vivienda encontraron a la acusada en posición de cuclillas y con la cara ensangrentada, producto del golpe con una puerta al intentar defenserse la víctima.

Ambos señalaron que la acusada reconoció haber sacado unas tijeras y haber herido con ellas a su expareja.

«Nos dijo que se le había ido la cabeza», explicó uno de ellos.

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