Un selecto «quién es quién» del poder femenino en el mundo legal español homenajea a la primera magistrada que llegó al Supremo

Un selecto «quién es quién» del poder femenino en el mundo legal español homenajea a la primera magistrada que llegó al Supremo

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16/1/2020 00:00
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Actualizado: 05/8/2020 10:35
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Fueron más de 130 mujeres las que se dieron cita ayer por la noche en el madrileño Hotel Wellington para homenajear a la primera mujer de la historia que llegó a convertirse en magistrada del Tribunal Supremo: Milagros Calvo.

Fue también la primera magistrada que formó parte de la Sala de Gobierno del Alto Tribunal, elegida por sus compañeros (entre 2004 y 2009); un honor que compartió con María Jesús Pera, secretaria de Gobierno entre 2007 y 2011, que también estuvo en el homenaje.

Y también la primera magistrada que se ha jubilado ostentando esa categoría, a los 72 años, después de servir 18 años en lo que muchos juristas describen como «la cúspide» de la jurisdicción.

Y más concretamente en la Sala de lo Social del Alto Tribunal.

Plano general del salón del Hotel Wellington donde se celebró el homenaje a Milagros Calvo. María Luisa Segoviano, de pie, en el uso de la palabra. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Arropándola, reconociéndole públicamente su valía, el haber roto moldes que parecían irrompibles, estuvieron la vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Encarnación Roca, la presidenta del Tribunal de Cuentas, María José de la Fuente, la presidenta en funciones del Consejo General de la Abogacía Española, Victoria Ortega, las vocales del Consejo General del Poder Judicial, Mar Cabrejas y Clara Martínez de Careaga, la ex presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, dos exfiscales generales del Estado, Consuelo Madrigal y María José Segarra, y la abogada general del Estado, Consuelo Castro.

La ministra de Defensa, Margarita Robles, que no pudo estar, mandó un mensaje cariñoso de recuerdo y reconocimiento a Milagros Calvo.

También estuvieron las magistradas del Tribunal Supremo, Ana Ferrer, Carmen Lamela, Pilar Teso, Celsa Pico, Isabel Perelló, María Ángeles Parra, y especialmente las compañeras de Sala de Calvo, Rosa María Virolés, María Lourdes Arastey, María Luz García de Paredes y María Luisa Segoviano, que fue a la que le correspondió hacer una laudatio fresca y llena de gracia.

Las organizadoras del Homenaje. De izquierda a derecha, Lourdes Arastey, María Luisa Segoviano, la homenajeada, Milagros Calvo, Rosa María Virolés, María Luz García de Paredes y Concepción Ureste. Foto: Carlos Berbell.

Durante la misma hizo un relato partiendo de 1961, cuando se promulgó la Ley 56/1961, de 22 de julio, sobre derechos políticos profesionales y de trabajo de la mujer, en la que se permitía que la mujer se presentara a las oposiciones para funcionaria del Estado, exceptuando los cargos de juez y fiscal.

«Para proteger sus sentimientos, dice la Ley», explicó Segoviano con cierta sorna.

«Seis años más tarde, se aprobó la Ley 96/1966, de 28 de diciembre, una ley de un solo artículo que suprimía esa limitación», añadió.

Las presentes escucharon con gran atención la narración de Segoviano.

Entre ellas Concepción González, magistrada y portavoz de Foro Judicial Independiente, Rosa María Freire, Natalia Velilla, Eva Atarés, también magistradas, todas de la Junta Directiva de la Asociación de Jueces Francisco de Vitoria, y María Tardón, magistrada juez central de instrucción de la Audiencia Nacional, o María José Renedo Suárez, presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-León, o las abogadas Mercedes Lanza, de Lanza Abogados, o Ana Gómez, de Ceca Magán.

María Tardón, Rosa María Freire, Milagros Calvo, Natalia Velilla y Eva Atarés. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

«Ya sabéis que la primera mujer en convertirse en fiscal fue Belén del Valle, en 1974. Y Josefina Triguero la primera mujer en aprobar la oposición a juez. Milagros Calvo accedió a la carrera judicial en 1979″, precisó.

Después de relatar los pormenores de la carrera de Milagros Calvo, María Luisa Segoviano la definió, entre risas, como «una mujer independiente y autónoma que ha hecho lo que ha querido en su vida, a la que le encanta cantar coplas y que posee un gran sentido del humor».

Terminó con una cita de la feminista francesa Simone de Beauvoir: «Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustancia», lo que arrancó fuertes aplausos.

Rosa María Virolés, a continuación, le entregó a Milagros Calvo un gran ramo de flores en el que casi se pierde la homenajeada y María Luisa Segoviano un marco con la foto que apareció en el ABC del día 23 de enero de 2002 ilustrando la noticia titulada «María Milagros Calvo, primera magistrada de la historia del Tribunal Supremo».

Rosa María Virolés entregándole el ramo de flores a Milagros Calvo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

La homenajeada con la foto que en 2002 ilustró la noticia de que era la primera mujer magistrada del Tribunal Supremo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

A continuación tomó la palabra la homenajeada, que se empeñó, en clave de humor, en deconstruir la laudatio de su gran amiga.

Reconoció que su vocación infantil era la de ser médica, pero que estaba peleada con las matemáticas.

«Una noche se me apareció el dios de las matemáticas y me dijo que no teníamos futuro. Así que, como estaba a punto de empezar el quinto de Bachillerato, les dije a mis padres que no iba a estudiar ciencias sino letras», explicó.

Milagros Calvo reconoció que, en principio, no tuvo vocación por el derecho.

«Sabía lo que no quería. Dije que nunca haría oposiciones y que nunca me dedicaría a la docencia. Y terminé haciendo oposiciones y dedicándome a la docencia», contó.

Milagros Calvo durante el uso de su palabra. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

Luego relató su paso por la jurisdicción civil y cómo se convirtió en especialista en lo social.

Querida, apreciada, Milagros Calvo, que ya fue homenajeada el pasado mes de septiembre por Confilegal, a la que se le otorgó el premio a una trayectoria, dio las gracias a las asistentes, compañeras en la batalla por la igualdad.

«Sólo es cuestión de tiempo», remachó.

Clara Martínez de Careaga, Ana Ferrer, Isabel Perelló, Carmen Lamela, Lourdes Arastey, María Luisa Segoviano, Milagros Calvo, Rosa María Virolés, Celsa Pico, María Pilar Teso, Inés Huertas, Concepción Ureste y María Luz García de Paredes, todas magistradas del Tribunal Supremo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

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