La Comisión Permanente le hace un feo a Sieira omitiendo que el Supremo pidió para él la Gran Cruz y proponiendo otra condecoración
La trayectoria de José Manuel Sieira fue reconocida en el marco de los Terceros Premios Confilegal, que tuvieron lugar el pasado mes de noviembre. Foto: Amapola.

La Comisión Permanente le hace un feo a Sieira omitiendo que el Supremo pidió para él la Gran Cruz y proponiendo otra condecoración

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13/3/2020 19:14
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Actualizado: 24/6/2020 14:17
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Es un feo se mire por donde se mire. Porque la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo aprobó, por unanimidad, el pasado 18 de febrero,  proponer que se le concediera a José Manuel Sieira, magistrado recientemente jubilado, la Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort, la más alta condecoración que puede recibir un jurista en España para premiar los servicios prestados y la contribución al desarrollo y perfeccionamiento del Derecho y la Jurisprudencia.

Jorge Rodríguez-Zapata y Pilar Teso Gamella, magistrados de la Sala de lo Contencioso-Administrativo, de la que Sieira formó parte durante 26 años y de la que fue presidente entre 2010 y 2015, impulsaron la petición, que suscribieron los más de 30 magistrados que a día de hoy la componen.

La Sala de Gobierno del Supremo, formada por Carlos Lesmes Serrano, los cinco presidentes de las cinco salas jurisdiccionales –Francisco Marín Castán, de la Sala de lo Civil; Manuel Marchena Gómez, de la Sala de lo Penal; Luis María Díez-Picazo Giménez, de la Sala de lo Contencioso-Administrativo; Jesús Gullón Rodríguez, de la Sala de lo Social; y Ángel Calderón Cerezo, de la Sala de lo Militar y vicepresidente en funciones del Alto Tribunal–, y los cinco miembros electos, los magistrados Pablo Lucas Murillo de la Cueva, Ignacio Sancho GargalloAntonio del Moral GarcíaCésar Tolosa Tribiño y Susana Polo García, junto con el secretario de Gobierno, Ángel Tomás Ruano Maroto, «la santificó».

Lo único que tenía que hacer la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) era darle darle curso legal y presentarla ante el Ministerio de Justicia, que es quien tiene que tomar la decisión final. 

Pero no lo hizo. 

Al contrario, la ha modificado, y con ello, el sentido del honor propuesto por el Tribunal Supremo para uno de los suyos. 

La certificación de acuerdo de la Comisión Permanente del de 11 de marzo pasado, al que ha tenido acceso Confilegal, dice «informar favorablemente la propuesta de concesión de la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort de la categoría que corresponda, a favor de José Manuel Sieira Míguez, dando traslado del expediente instruido al Ministerio de Justicia, a los efectos oportunos».

Choca que un documento del CGPJ, donde la costumbre obligada de colocar el don a todos los nombres masculinos y el doña, a los femeninos, adolezca de dicho tratamiento, y de forma especial a un magistrado que ha culminado una exitosa carrera de 48 años de servicio al Estado.

Pero choca aún más que la mencionada Permanente, formada por el mismo presidente del Tribunal Supremo –Carlos Lesmes– y compuesta por los los magistrados Rafael Mozo Muelas,  Juan Martínez Moya, Juan Manuel Fernández Martínez y José Antonio Ballestero Pascual, y los juristas de reconocida competencia Álvaro Cuesta Martínez, José María Macías Castaño y María Pilar Sepúlveda García de la Torre–, den el visto bueno a una propuesta que no especifica qué tipo de Cruz.

El acuerdo se refiere a «la Cruz de la Orden de  San Raimundo de Peñafort de la categoría que corresponda», sin especificar nada más.

En esa descripción encajan las cuatro siguientes: la Cruz de Honor –que ya la posee Sieira desde hace 40 años–; la Cruz Distinguida de Primera Clase; la Cruz Distinguida de Segunda Clase; y la Cruz Sencilla.

A estas alturas de la película, el feo es más que evidente.

El magistrado José Manuel Sieira con la ministra de Defensa, Margarita Robles -fueron compañeros en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo- en una instantánea tomada en los Premios Confilegal. Foto: Amapola.

¿DE AQUELLOS POLVOS ESTOS LODOS?

Sieira nunca ha estado en la sintonía personal y «política» del presidente en funciones del CGPJ y del Tribunal Supremo. Una relación que quedó marcada en 2012, cuando Siera era presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo.

El magistrado llevó al Pleno la ponencia favorable al indulto de un «kamikaze», que defendía Lesmes, la cual fue tumbada por los miembros de la Sala.

El desenlace supuso un revés personal para Lesmes en un momento en el que su candidatura a la Presidencia del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo pendía de un hilo.

Una candidatura apoyada por el entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. 

Más tarde se supo que el indulto había sido gestionada desde el despacho de abogados de Uría y Menéndez y que el letrado encargado de su tramitación había sido Esteban Astarloa, hermano del exsubsecretario de Justicia y diputado del Partido Popular, Ignacio Astarloa.

El escándalo fue mayúsculo cuando también afloró que en ese mismo bufete trabajaba José Ruiz-Gallardón Utrera, uno de los hijos de Ruiz-Gallardón.

Tres años después, en 2015, Sieira fue sustituido por Luis María Díez-Picazo Giménez, un jurista de reconocido prestigio, catedrático de procedencia, amigo de Lesmes. 

La decisión de la Comisión Permanente del CGPJ sobre este asunto no ha caído nada bien entre los magistrados del Supremo, según ha podido saber Confilegal.

Porque la propuesta de la Sala de Gobierno lo decía bien claro: La Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

Y no otra.

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