Cinco famosos crímenes resueltos en España gracias a las geolocalizaciones facilitadas por los teléfonos móviles
La geolocalización a través del móvil se ha convertido en uno de los recursos más eficaces de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para resolver crímenes.

Cinco famosos crímenes resueltos en España gracias a las geolocalizaciones facilitadas por los teléfonos móviles

El teléfono móvil se ha convertido en una herramienta clave para quienes tratan de esclarecer un crimen. Sus datos sirven para conocer el perfil de las víctimas, pero también para localizar a un delincuente, o para desmontar las coartadas de los sospechosos.

Por ello, se han convertido en importantes aliados para los investigadores policiales para clarificar y descubrir diferentes delitos, pues con su localización y recuperación, se convierten en muchos casos en pruebas de cargo en determinados hechos delictivos. La posibilidad de acceder a sus últimas llamadas telefónicas, la geolocalización o los archivos multimedia que contienen pueden ser vitales a la hora de resolver crímenes.

Por suerte, los delincuentes desconocen que un teléfono encendido, aunque no lleve incorporado una tarjeta SIM, sigue emitiendo señales que pueden ser localizadas.

EL ASESINATO DEL CAPO COLOMBIANO LEÓNIDAS VARGAS

Un detalle que pasó por alto «El Gaseosa», el guía,  que condujo al sicario Jonathan Andrés Ortíz a asesinar al capo Leónidas Vargas, alias «el Viejo» y «el Rey de Chaqueta», la última leyenda viva de los capos de la droga colombiana. Vargas estaba ingresado en la habitación 543, de la planta de cardiología, del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

Este crimen hubiese quedado sin resolver de no haber sido porque las cámaras del circuito cerrado del citado Hospital no hubiesen grabado a los sospechosos, que fueron señalados por un guarda de seguridad.

Pero además, para su identificación fue imprescindible la triangulación de todas las llamadas que se realizaron desde los móviles implicados, en las horas en las que se produjo el crimen como señalan Carlos Berbell y Leticia Jiménez en su libro «Los nuevos investigadores. Los casos más relevantes de los CSI españoles».

BRETÓN, EL ASESINO DE SUS DOS HIJOS: RUTH Y JOSÉ

José Bretón tampoco estuvo muy pendiente de la tecnología cuando asesinó a sus dos hijos (Ruth y José). Intentó jugar con la policía y apagó su móvil varias veces, pero fue gracias a su teléfono con lo que la policía pudo demostrar que nunca fue al parque en el que dijo haber perdido de vista a los niños.

Una empresa especializada, la compañía Net Computer Forensic descubrió todos los movimientos de Bretón aquel fatídico 8 de octubre de 2012.

Desde el terminal de José Bretón se hicieron llamadas. Registró, a pesar de estar apagado, el recorrido exacto que hizo el padre de los niños de Córdoba y se desmontó la coartada de Bretón: «No llegó nunca con los niños al parque Cruz Conde de Córdoba«, en base al análisis de la localización del terminal.

EL CRIMEN DE ASUNTA

La geolocalización es sólo una opción, pero hay más. Las redes sociales trazan un mapa pormenorizado de nuestros movimientos. Así se recuperaron muchos de los mensajes que envió Asunta antes de morir y así se reconstruyeron los pasos de sus padres (Rosario Porto y Alfonso Basterra) el día del crimen.

Por ello, sus padres fueron condenados a 18 años de prisión por el asesinato de su única hijo, una sentencia ratificada por el Tribunal Supremo.

Las antenas de repetición han situado el móvil de uno de los padres de Asunta en el lugar donde fue encontrada la niña sin vida y a la hora en la que se estima se produjo su muerte.

La investigación de la triangulación del teléfono móvil de los padres de Asunta situaría en algún momento a Rosario Porto en las inmediaciones de donde apareció el cadáver de su hija.

Eso sí, durante el juicio, los agentes que investigaron el caso aseguraron que los mensajes enviados  entre el 200 y 21 de septiembre de 2013 a través de la aplicación móvil «Whatsapp» por los teléfonos de Rosario Porto y Alfonso Basterra fueron borrados y imposible recuperarlos.

Eso sí, las cámaras de seguridad habrían grabado juntas a Asunta y su madre sobre las 8 de la tarde, una hora en la que según Rosario había dejado a la niña haciendo los deberes en su casa de Compostela.

Las grabaciones también recogía  imágenes del vehículo que conducía la imputada rumbo a su casa de recreo de Teo, donde posiblemente murió la pequeña.

Sin embargo, descartaron, a partir del visionado y análisis de las imágenes que captaron las cámaras de seguridad ubicadas en distintos establecimientos, que Rosario Porto hiciese el trayecto en el que asegura que trasladó de vuelta a su hija Asunta desde la casa de Montouto, en Teo a Santiago.

SERGIO MORATE

Agentes de la policía rumana detuvieron a Sergio Morate en Lugoj, Rumanía. Su detención se produjo cuando era el hombre más buscado de España, por ser el sospechoso del asesinato de dos mujeres en Cuenca (exnovia Marina Okarynska y la amiga de ésta, Laura del Hoyo).

Según fuentes policiales, la localización de su teléfono móvil fue clave para saber en qué dirección había huido. Fue el hilo del que tiraron los investigadores para seguirle por Europa y poner fin a su escapada.

Tras investigar su entorno, los agentes averiguaron que Sergio tenía contactos en Rumanía: compañeros de prisión que podrían haberle ofrecido cobijo tras su fuga. Tras encender su móvil Sergio fue detenido el siguiente jueves en Lugoj, siete días desde el doble crimen.

EL CRIMEN DE PIOZ

En el cuádruple crimen de  Pioz (Guadalajara), a geolocalización del aparato móvil de Patrick Nogueira Gouveia lo situó en la casa donde fueron descuartizados sus tíos, un matrimonio de brasileños y sus dos hijos pequeños, el 17 de agosto.

Además, el móvil de Patrick se convirtió en una de las principales pruebas del caso, cuando éste envió a su amigo Marvin Henriques Correia las fotos, los vídeos y los mensajes desde la escena del crimen.

De él salieron las conversaciones que confirmaban el orden en el que el asesino acabó con la familia, que le ratificaban como principal sospechoso y que aportaban nuevos detalles sobre la forma de pensar del asesino confeso.

En el brutal crimen de Pioz fallecieron Marcos Campos, su esposa Janína Santos  y los dos hijos del matrimonio de tan solo cuatro y un año de edad.

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