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Por un nuevo amanecer

Por un nuevo amanecer
El abogado Jesús Seligrat en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la que es académico de número. Foto: Confilegal.
06/1/2021 06:46
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Actualizado: 05/1/2021 22:46
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Qué volver a empezar jamás muera en el corazón de la Humanidad, con latidos de libertad, ungidos en derechos, labrando un mundo más justo, más verdad, más solidario, más preventivo en favor de la salud, de las mujeres y los hombres en la Tierra, con garantía integral de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Qué un nuevo amanecer jamás sea negado a nadie, poniendo la creatividad, la pasión constructiva, el rigor necesario para que nuestro mundo no se caiga, no se corrompa, no sea víctima de la malversación en sentimientos, de la traición, de la desigualdad, de la indignidad, la indigencia y la insolidaridad, evitando todo tipo de discriminaciones.

Resulta difícil sonreír cuando el llanto colma corazones, la pobreza invade las cuentas corrientes en gran parte de las economías familiares, la salud sufre aniquilada por un letal virus con efectos tan crueles, que la muerte resulta una injusta condena de inocentes, mártires del COVID-19 en la geografía mundial de nuestros días, con la terrible tragedia en mayores, en asilos en su tercera y cuarta edad, con finales en soledad.

Desde el menor hasta el mayor, resulta necesario unir generaciones en aras de salvar toda una bella historia de amor universal, enraizada en los abuelos, las abuelas como seres humanos del doble amor, del múltiple sacrificio por que el mundo sea más libre, por que el mundo crea profundamente en el prójimo como cercano, en la verdad como lograble y en la justicia social como creación necesaria para que los derechos de mujeres y hombres jamás sufran los renglones torcidos de la indefensión, de la desolación social, económica y asistencial, cuando este mundo es lo suficientemente ancho, profundo y largo para que todas y todos tengamos cabida en un Sistema Institucional donde prime la igualdad en la riqueza, la garantía en derechos jurídico-sociales, económicos y asistenciales, ejercitando en su plenitud la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Reinsertar al caído, al herido, al oprimido, al vejado, al abandonado, constituye profunda obligación social en favor de la Humanidad, donde vivir constituya el gozo natural de disfrutar con dignidad de todos los beneficios que la actual estructura permite en la sociedad internacional, donde los avances, los progresos, las nuevas tecnologías, de poco servirán si no son capaces de erradicar la existencia de segundos y terceros mundos, si no logran erradicar la violencia de género, el terrorismo, la miseria social, la malversación de caudales públicos, la intolerancia y la indignidad, siendo integralmente aniquilada todo tipo de violencia por el amor de la solidaridad internacional.

Despertar a la realidad, denominar a los problemas por su verdad, incidir en la generosidad social hacia los más débiles y vulnerables, lograr la igualdad en la riqueza de todos los seres humanos en la Tierra, garantizar el derecho humano a la salud y el derecho humano a la vida, eliminar plenamente la intolerancia, la miseria, las colas del hambre, del paro, de los desahuciados de su hogar, de los mayores sin la debida pensión económica y cobertura asistencial, de los enfermos sin la cobertura socio-sanitaria suficiente, de los desvalidos en la calle de la vida, en las esquinas de la tragedia, del drama insolidario de la soledad, los alarmantes problemas en asilos y residencias de mayores, los menores indefensos víctimas de prostitución, desamparados en umbrales de la tragedia, víctimas de familias desestructuradas, carenciales y sin esperanza.

Con supremo respeto, considero que todo resulta viable cuando los grandes líderes mundiales unen sus voluntades, suman sus razones, su talento y su inteligencia institucional para lograr que el mundo no sea un manantial de llantos, sufrimiento, dolor, tragedia e indefensión en millones de seres humanos, constituyendo los Estados Sociales y Democráticos de Derecho, la gran esperanza, la profunda seguridad, la garantía internacional por que un Nuevo Amanecer, logre el milagro humano de que ninguna mujer, ningún hombre en los distintos estadios y etapas de su vida, sienta indefensión, indigencia, insolidaridad ni indignidad.

¡Por un Nuevo Amanecer en todos los confines de la Tierra!

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