In Memoriam de Fernando Tintoré Loscos, presidente de la Audiencia Provincial de Castellón entre 1991 y 2003
Fernando Tintoré Loscos falleció el pasado 4 de enero; era un gran sabio del derecho.

In Memoriam de Fernando Tintoré Loscos, presidente de la Audiencia Provincial de Castellón entre 1991 y 2003

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07/1/2021 06:46
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Actualizado: 06/1/2021 21:04
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El pasado 4 de enero falleció en Castellón de la Plana Fernando Tintoré Loscos, expresidente de la Audiencia Provincial de esa provincia, a la edad de 89 años. Su sucesor en esa responsabilidad, José Manuel Marco Cos, ha escrito esta necrológica en su recuerdo. Comienza así:

En estos tiempos aciagos, en que la vida, más líquida que nunca, es difícil para todos e insoportable para tantos, en que apenas se puede acompañar a los enfermos y honrar a quienes fallecen, nos ha dejado el magistrado, que fue presidente de la Audiencia Provincial de Castellón, Fernando Tintoré Loscos.

Nacido en Castellón, a los dos años se trasladó con su familia a Almenara. Cursado el Bachiller, obtenida la Licenciatura en Derecho en la Universidad de Valencia y finalizado el servicio militar (la extinta mili), ingresó por oposición en la carrera judicial.

Fue juez en Aliaga, Albocàsser, Lucena del Cid, Morella,  Pola de Lena, Oviedo y Dénia. Ascendido a magistrado, desempeñó la función jurisdiccional en Soria, Valencia y Castellón de la Plana, Vinaròs y Segorbe.

Nombrado presidente de la Audiencia Provincial de Castelló por cinco años a comienzos de 1991, fue renovado en su cargo hasta su jubilación en 2003.

Su afán de servicio a los ciudadanos y su amor por el derecho le llevó a seguir aportando su saber como Magistrado Emérito de la Audiencia Provincial mientras legalmente pudo, hasta 2006.

Tuvo ocasión de ocupar más altos estrados, pero para él la mayor felicidad fue permanecer con su familia y el honor más grande representar al Poder Judicial en la provincia de Castellón, su tierra.

Como profesor asociado de Derecho Civil desde 1984 hasta 1997, primero en el Colegio Universitario de Castellón y en la Universitat Jaume I a partir de su fundación en 1991 tuvo ocasión de compartir sus conocimientos y de formar a varias promociones de estudiantes.

Entre otras condecoraciones, fue distinguido con la Cruz de Honor de la Orden de  San Raimundo de Peñafort (precedida por las homónimas de Segunda y Primera Clase) y con el Premio Justicia 2003, otorgado por el presidente de la Generalitat Valenciana.

Fernando era un apasionado del Derecho y de la Justicia, ambos con mayúsculas, y mostraba esa pasión en sus resoluciones, que destacaban por su singular calidad  jurídica y por su ágil y amena redacción, dos virtudes que no siempre van de la mano.

Cuando llegué a la Audiencia en octubre de 1990, siendo magistrado con poca experiencia, tuve la suerte de compartir tribunal con quienes, con mayores conocimientos, me enseñaron y ayudaron, Fernando Tintoré, Vicente Ortega y Carlos Domínguez.

UN SABIO

En las deliberaciones Fernando daba muestra de su sabiduría jurídica, desde luego, pero también de su fino sentido del humor: “Vaya, parece la verbena de la Paloma”, comentó cuando me presenté en una deliberación acarreando un voluminoso expediente que me había correspondido y en el que, para facilitar mi exposición a los más veteranos, había señalado con adhesivos de color los folios que me parecían importantes, que no eran pocos.

Con ironía, ya entonces quitaba importancia a algunos aspectos delicados de su salud, comentando que tenía una “mala salud de hierro”.

Notable era la mesura con que presidía los juicios y dirigía los debates.

Recuerdo el aguante y entereza con los que presidió un juicio penal de notable complejidad, que se desarrolló a lo largo de ciento cuarenta y tres sesiones, entre septiembre de 1992 y agosto de 1993, a la vez que se atendían los restantes juicios y asuntos del tribunal. 

Como sabemos quienes le conocimos en el ámbito jurídico y fuera de él, era bondadoso y discreto. Amante de su familia, de su querida e inseparable Carmen y de sus hijos Antonio, Carmen y Fernando, así como de sus seis nietos.

Fallecida Carmen hace casi tres años, tras el profundo abatimiento inicial, no solo siguió disfrutando del amor y del cariño de sus hijos y nietos, sino que hasta el final se interesó en todo lo que tuviera que ver con el derecho.

Comentaba con sus hijos abogados temas jurídicos de actualidad y, acorde con su pasión, ayudaba a sus nietos en sus estudios del Grado en Derecho; del mismo modo que, conforme a su sencillez y bondad natural, compartía con ellos la confección de apuntes y esquemas.

No te olvidaremos, Fernando. Descansa en paz.

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