Victoria Rosell dice, en el juicio, que los cuatro meses que pagó a Simona fueron «un regalo» y esta lo niega
La exempleada, Simona Chambi, se sentó a la izquierda mientras Rosell y su pareja de hecho, lo hicieron a la derecha, en una sala de vistas vacía por el protocolo COVID. Foto: Cadena SER.

Victoria Rosell dice, en el juicio, que los cuatro meses que pagó a Simona fueron «un regalo» y esta lo niega

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15/3/2021 20:41
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Actualizado: 16/3/2021 12:38
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Simona Chambi, la exempleada de hogar boliviana de Victoria Rosell y de su pareja, Carlos Sosa, habló sin palabras, gestualmente, alto y claro, en el juicio que se celebró hoy en la sala de vistas del Juzgado de lo Social 7 de Las Palmas de Gran Canaria. Donde, esta mañana, se dirimió su demanda, por despido nulo o improcedente.

Negó, de forma ostensible, cuando Rosell afirmó que no había trabajado durante 2015 para ella y para Sosa. Precisamente de ese año constan cuatro transferencias desde la cuenta que la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género tiene en Caixabank a la de Simona Chambi.

Dos de enero y febrero, por 410 euros cada una, bajo el epígrafe «Sueldo Simona».

Y dos de mayo y junio, por 420 euros, con la leyenda «Pago Simona».

Rosell, a quien la magistrada –por deferencia– permitió declarar sentada junto a su abogada, se justificó diciendo que ese dinero, 1660 euros en total, había sido «un regalo», para ayudarla, por su condición de trabajadora extranjera, mientras Chambi, al fondo de la Sala, negaba con la cabeza.

Admitió, ante las preguntas del abogado de la trabajadora, Federico Vicente, que no había hecho ninguna declaración ante Hacienda de la supuesta donación, como habría sido preceptivo.

La afirmación de Rosell de que Chambi no había trabajado para ella en 2015 fue contrarrestada con el testimonio de otra empleada del hogar, una testigo, que conoce a la empleada despedida, quien atestiguó que durante 2015 esta trabajó en el chalet adosado de la magistrada en servicios especiales.

Durante el interrogatorio realizado por el abogado, Rosell «reveló» que ella le había pagado el billete de avión a Chambi en 2014, cuando tuvo que regresar a Bolivia por cuestiones personales. La trabajadora volvió a negar ostensiblemente con la cabeza.

Carlos Sosa, por su parte, relató a la magistrada que la razón de por qué él era el empleador pero pagaba Rosell mediante transferencia era porque el pagaba la comida y ella se encargaba de hacer las transferencias.

Chambi no pudo contar su versión de viva voz porque ni la abogada de Rosell ni la magistrada del caso lo consideraron conveniente.

La trabajadora boliviana fue despedida el pasado 26 de mayo, cuando estaba de baja, recuperándose de una operación de cataratas de la que había sido intervenida en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas.

Sosa rescindió la relación por desistimiento de contrato con una indemnización de 833 euros, sin finiquito alguno.

A lo que respondió la trabajadora interponiendo una demanda por despido nulo o improcedente, que conlleva una indemnización sensiblemente superior por los ocho años que trabajó para Rosell, que es lo que se enjuició hoy en los Juzgados de Las Palmas de Gran Canaria.

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