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Amar, derecho inalienable de la humanidad

Amar, derecho inalienable de la humanidad
El abogado Jesús Seligrat en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la que es académico de número. Foto: Confilegal.
16/7/2021 06:46
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Actualizado: 16/7/2021 06:46
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En la historia de la vida y la muerte de los amores, ser libertad en la verdad del sentimiento, es triunfar sin ambages, sin fisuras, sin diseñadas ni mediatizadas virtualidades.

La libertad en el amor y el amor por las libertades, suman latidos en el corazón social y biológico de los sentimientos, en el derecho al amor y en el amor por el derecho a ser ejercitado como raíz, semilla y concordia de unión, jamás atadura, imposición ni dominación.

El amor, como todo lo que nace, tiene derecho a morir y, a veces, muere con la frecuencia no deseada, con la verdad no virtualizada y con la evidencia de que, nada ni nadie nació para siempre, inmortalizando la Historia Universal de tan noble, abnegado y enraizado sentimiento.

Cuando el desamor brota en el sentimiento de gran parte de la Humanidad, no procede rasgarse las vestiduras, sino inmortalizar su desnudez en auténticos anillos de libertad, haciendo historia de lo que fue, sin imponer más continuidad que la vivida, sentida, amada y finalizada.

En múltiples supuestos de carne y sentimientos, el verbo amar deja de ser conjugado en su presente, convirtiendo al pasado en una bella historia, que no duró para siempre, sin que el “volver a empezar” esté vetado en los destinos del corazón social y biológico de mujeres y hombres, sin olvidar, que al fin y al cabo, la historia de la Humanidad, comenzó por un “sí quiero”, naciendo la vida, como el tiempo y su libertad, para ser consumida, consumada, sentida, amada y dignamente disfrutada.

Amar por derecho, como vivir en libertad, jamás deben estar sometidos, diseñados, impuestos ni manipulados, como expresión popular en la intimidad, el honor y la privacidad de todo ser humano, de toda mujer y de todo hombre nacidos para amar en libertad, sin que tan noble, abnegado y necesitado sentimiento, sea propiedad ni uso y disfrute de nadie, desde la más nítida, transparente y libre dignidad. ¡Quién soñó que amar es poseer, imponer o atar, fue víctima de cruel y execrable pesadilla, en una noche para ser borrada, sin miel de luna en los designios de la Humanidad!

Nacer libre y hacer de la libertad el más transparente sentido del deber, está impreso en la Ley de la Verdad, en la virtud sentimental, siendo anillo de libertades todo aquello que une sumando, jamás restando en la naturaleza de la Humanidad, sin que la función social del Derecho, sea erradicada en ninguna pareja, en ninguna unión, en ningún matrimonio institucional, sentido, vivido y amado por Derecho.

Ideologizar los sentimientos o las Leyes que regulan los conciertos de voluntades en libertad, constituiría un desacuerdo social significativo, ya que, el amor como sentimiento universal de libertades, encuentro y compromiso, carece de ideología, siendo expresión social, emocional y natural del género humano, por verdad, como exponente de carne, piel, razón, justicia y dignidad.

Perderse en el amor y no querer encontrarse, forma parte de la historia humana, como hechos irrefutables, incontables y magistralmente encomiables, pues amar sin derechos, hace más libre la verdad de tan idílico y auténtico sentimiento, haciendo libre a la verdad de todo cuanto sucede en la vida y muerte de la Humanidad, como insigne exponente de que amar como soñar, gestan manantiales encomiables del inmenso valor del Amor.

Frente a la sangre social del desamor, fluyen en el mundo, arterias de pasión, corazones ejercientes en el noble arte de amar, como el más bello, libre, justo y necesario valor universal, patrimonio integral, no invadido por la mercantilización de sentimientos.

El amor, nació para vivirlo, hacerlo y sentirlo como anillos de libertad, de tan elevado y noble valor, que carece del precio de la mercantilización.

Amar desde la libertad de la verdad, siempre resultará impagable, al carecer de precio, siendo el más necesario y encomiable sentimiento en el corazón y designios de la Humanidad.

Hacer del amor concierto de libertades y concordia de unión, constituye el más eficaz antídoto contra la guerra de sexos, desterrando el bélico “guerreando” por el natural y necesario “amando”.

Amar por derecho y el derecho a amar y ser amados, nos hará más libres, más verdad, más justos y más dignos en la pasión, sueños y muerte de nuestras vidas.

Y, aunque, amar no sea para siempre, amar siempre, hará más verdad la razón por vivir en cada amanecer, sumando historias de amor y amores para la Historia.

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