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Cartas desde Londres: Las órdenes ‘Anton Piller’ y su importante legado

Cartas desde Londres: Las órdenes ‘Anton Piller’ y su importante legado
Lord Denning fue uno de los grandes innovadores del derecho en Inglaterra. En esta columna Josep Gálvez relata cómo generó las solicitudes "Anton Piller", por las que ahora las empresas pueden entrar e inspeccionar a otras empresas con las que tienen relaciones comerciales y que están haciendo juego sucio. Foto: Arnold Newman.
27/7/2021 06:47
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Actualizado: 27/7/2021 06:47
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Para abordar el tema de hoy tenemos que recordar antes que las ‘Mareva Injuctions’ consisten en una orden cautelar que impide a un supuesto deudor disponer de sus activos.

Así, por ejemplo, gracias a las ‘Mareva’ las cuentas corrientes quedan ‘congeladas’, impidiendo que los fondos se transfieran fuera del Reino Unido mientras el procedimiento judicial sigue adelante y hasta la obtención de la sentencia.

Todo gracias a una sentencia –¡cómo no!– de ese fenómeno sobrenatural llamado Lord ‘Tom’ Denning.

Y es que, si existiera una alineación de un imaginario equipo ideal de fútbol jurídico, sin duda Lord Denning sería uno de sus delanteros.

El Messi del derecho inglés, capaz de superar cualquier defensa de los viejos precedentes para marcar auténticos golazos.

Eso, en un país donde el respeto por su derecho se mide por siglos, pues significa mucho.

Por tanto, no es de extrañar que, mientras el común de los mortales lleva simples camisetas de ACDC o cualquier otro grupo de greñudos, en cambio, los estudiantes de derecho inglés gustan de portar camisetas con regias imágenes de Lord Denning.

Una de las camisetas de las que habla Josep Gálvez en su columna, en referencia a Lord Denning, todo un «rock star» de la justicia entre los estudiantes de derecho de Inglaterra y Gales.

En cualquier caso, actualmente las ‘Mareva Injuctions’ se han convertido en una poderosísima herramienta cada vez más importante en la protección, por ejemplo, de la propiedad intelectual, ya que estas órdenes pueden cortar de raíz los fondos de que disponen los infractores que incluso están fuera de la jurisdicción de los tribunales británicos.

En efecto: es tanto su poderío que, aunque en un principio se limitaban a los activos presentes en el Reino Unido, las ‘Mareva injunctions’ se han ampliado hasta impedir que los demandados dispongan de ellos dondequiera que se encuentren.

EL CASO ‘ANTON PILLER’

Pero si hablamos de la ‘Mareva Injuction’ tenemos que hablar también de las igualmente famosísimas ‘Anton Piller orders’, formando el dueto más célebre y temido de medidas precautorias civiles bajo derecho inglés, en especial en materia de infracciones de derechos sobre propiedad intelectual.

Y como sucede por aquí, casi todo lo bueno viene de una decisión judicial.

Concretamente del caso resuelto por la sentencia Anton Piller KG v Manufacturing Processes Limited [1975] EWCA Civ 12 y que tiene por objeto algo realmente novedoso durante aquellos años: materiales informáticos.

Como se imaginarán por la fecha de la sentencia, la decisión ‘Anton Piller’ es una hermana de ‘Mareva Compania Naviera SA v International Bulkcarriers SA’ y fue resuelta definitivamente en su recurso por la ‘Court of Appeal’.

El caso es el siguiente: la compañía alemana ‘Anton Piller KG’ fabricaba y suministraba componentes informáticos al Reino Unido a través de un acuerdo de agencia con ‘Manufacturing Processes Limited’, una sociedad británica.

Según parece, en ‘Anton Piller’ sospechaban que sus amigos en el Reino Unido estaban más por la labor de revelar a sus competidores los secretos comerciales de los productos informáticos.

Total, que a través de sus abogados en Londres y con el fin de encontrar las pruebas, solicitaron ante los tribunales ingleses una orden civil de registro ‘inaduita parte’, algo completamente inusual fuera de la típica entrada y registro de carácter penal.

En concreto, los abogados de la compañía alemana solicitaron que el juez ordenara a ‘Manufacturing Processes Limited’ que les permitieran el acceso a sus instalaciones para que pudieran examinar los documentos que se encontraban allí.

Y, efectivamente, el tribunal decidió conceder la orden de registro a ‘Anton Piller’.

Una decisión que fue recurrida por los demandados ante la ‘Court of Appeal’

LA DECISIÓN DE LORD DENNING

Para resolver el caso, con el gracejo y la exhibición de sentido común usuales en este juez, Lord Denning advirtió primero de la suma trascendencia que supone conceder una orden de estas características afectando lesivamente la esfera privada del demandado:

“Permítanme decir de inmediato que ningún tribunal de este país está facultado para emitir una orden de registro para entrar en la casa de un hombre con el fin de ver si hay papeles o documentos de naturaleza incriminatoria, ya sean calumnias o infracciones de derechos de autor o cualquier otra cosa por el estilo.

«Ningún agente o alguacil puede llamar a la puerta y exigir la entrada para inspeccionar papeles o documentos.

«El dueño de casa puede cerrarle la puerta en las narices y decirle: ‘¡Fuera!’«.

Y aquí es donde la lucidez intelectual del juez se hace evidente:

“Pero la orden solicitada en este caso no es una orden de registro. No autoriza a los abogados de los demandantes o a cualquier otra persona a entrar en los locales del demandado contra su voluntad.

No autoriza a derribar ninguna puerta, ni a colarse por una puerta trasera, ni a entrar por una puerta o ventana abierta.

Sólo autoriza la entrada y la inspección con el permiso de los demandados.

El demandante debe obtener el permiso del demandado.

Pero hace esto mismo: Presiona a los demandados para que den su permiso.

Hace más.

De hecho, le ordena que dé su permiso, con el resultado, supongo, de que si no lo da, es culpable de desacato al Tribunal.

Por tanto, concluyó, debe confirmarse la decisión del tribunal de instancia.

Y como diría aquél otro poeta de balompié: «Gracias, Lord Denning. Contigo empezó todo«.

Tras la decisión de la Court of Appeal, las solicitudes de ‘Anton Piller’ se dispararon en esta jurisdicción, aún a pesar de las estrictas exigencias para su concesión.

Juntamente con las ‘Mareva’, son las medidas cautelares más célebres y solicitadas, con diferencia ya que permiten ‘congelar’ los activos del demandado y además el acceso y la obtención de pruebas en sus oficinas o instalaciones sin aviso previo.

¡Ah! Aunque se ha discutido mucho sobre la paternidad de la ‘Anton Piller’, actualmente parece bastante claro que fue idea de un brillante y joven ‘barrister’ llamado Hugh Laddie,

La idea de las solicitudes «Anton Piller» se atribuye a un joven «barrister» llamado Hugh Laddie que después se convirtió en juez de la «High Court» de Londres, cargo al que renunció porque era muy aburrido. Falleció en 2008.

Para quienes el nombre no les suene, Hugh Laddie QC alcanzó a ser uno de los más importantes ‘barristers’ en materia de propiedad intelectual del país.

Fue nombrado juez de la High Court de Londres, cargo al que renunció en 2005 según dijo, porque “era la mar de aburrido”.

Aunque tristemente fallecido en 2008, gracias a su ‘Anton Piller’ seguiremos recordándole eternamente.

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