Han pasado casi ocho años desde que comenzó la causa contra el empresario Miguel Ángel Ramírez y su juicio no se ha fijado, todavía
La Fiscalía pide 21 años de cárcel para Miguel Ángel Ramírez; la Agencia Tributaria, 73 años de prisión.

Han pasado casi ocho años desde que comenzó la causa contra el empresario Miguel Ángel Ramírez y su juicio no se ha fijado, todavía

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08/11/2021 06:48
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Actualizado: 09/11/2021 22:22
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Este es un caso comenzó en enero de 2014, cuando la Fiscalía de Delitos Económicos de Las Palmas de Gran Canaria, empujada por la Agencia Tributaria, interpuso una querella criminal contra el empresario por 5 delitos fiscales y 2 contra la Seguridad Social.

Han pasado casi ocho años y ha tenido nueve jueces de instrucción diferentes. En un Juzgado, el Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria, del que es titular la actual delegada del Gobierno contra la violencia de género, Victoria Rosell, al que volverá cuando termine su paso por la política.

Según la querella de la Fiscalía, Miguel Ángel Ramírez Alonso supuestamente pagaba las horas extras que realizaban sus miles de empleados, vigilantes de seguridad de Seguridad Integral Canaria, como si fueran dietas, entre 2009 y 2013.

De este modo, no cotizaba a la Seguridad Social. Ni tampoco tributaba por ellas al ser un concepto exento de pago.

Toda una maniobra de ingeniería tributaria y financiera que adolecía de cualquier sofisticación para ocultarla. Quizá por eso no tardó en ser descubierta.

Naturalmente, esos “ingresos extra” dieron un impulso muy competitivo a su empresa en este sector, que llegó a ser una de las empresas de seguridad más importantes de nuestro país.

Sin embargo, la Fiscalía, la Agencia Tributaria y la Seguridad Social se cruzaron en su camino.

Tanto Ramírez Alonso como su empresa de seguridad fueron imputados por siete delitos y la deuda fue cifrada nada menos que en 23 millones de euros.

Hoy Seguridad Integral Canaria está en concurso de acreedores. Lo mismo que el Grupo Ralons –acrónimo de Rodríguez Alonso–, que agrupaba a todas sus empresas, que llegaron a proteger palacios y monumentos de Patrimonio Nacional, el Metro de Madrid o la propia Ciudad de la Justicia de Las Palmas de Gran Canaria.

LA FIANZA

La Fiscalía, desde el principio de la instrucción, solicitó en su querella, que se le impusiera una fianza acorde con las circunstancias. Una fianza que pudiera garantizar la enorme deuda tributaria que acumulaba.

La primera juez instructora, Victoria Rosell –actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género– después de más de un año y medio de instrucción del procedimiento se marchó sin imponer fianza alguna al empresario, pese a que las acusaciones se lo habían solicitado hasta seis veces.

Rosell abandonó su Juzgado en octubre de 2015 para saltar a la política encabezando la lista de Podemos en las elecciones que se celebrarían dos meses después, el 20 de diciembre de 2015.  

Su puesto fue cubierto temporalmente por el magistrado de la Seccion VI de la Audiencia Provincial de Las Palmas, Salvador Alba, designado por la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

UN SOBRE CERRADO CON LA FOTOCOPIA DE UN CONTRATO

Casi un mes después, el 23 de noviembre de 2015, la fiscal anticorrupción de la Fiscalía Provincial de Las Palmas, Evangelina Ríos, recibió un sobre cerrado a su nombre.

Contenía una fotocopia de un contrato de prestación de servicios, que tenía fecha de 26 de octubre de 2015. Era entre Clan de Medios, Comunicación y Marketing, S.L.U., propiedad de Carlos Sosa Báez,Patricio Viñayo García, en representación de la productora audiovisual Unión Deportiva Las Palmas, S.L., equipo, entonces de Primera División de Fútbol, del que era máximo accionista Miguel Ángel Ramírez.

El valor global de la operación fue de 300.000 euros, según el contrato.

El periodista Carlos Sosa era la pareja de la magistrada.

Según el Decreto de la Fiscalía Provincial de Las Palmas de 11 de diciembre de 2015, dictado en las Diligencias Informativas Penales número 83/2015, el acuerdo entre Carlos Sosa y la Unión Deportiva Las Palmas, se llevó a cabo entre los días 10 y 13 de octubre de 2015.

Evangelina Ríos Dorado, fiscal de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Las Palmas de Gran Canaria, fue quien recibió el sobre con una fotocopia del contrato de venta de una emisora de radio, concesión de Carlos Sosa, pareja de Victoria Rosell, a la Unión Deportiva Las Palmas, del que era presidente el empresario Miguel Ángel Ramírez, investigado por la magistrada.

Fue firmado el 26 de octubre de 2015.

Doce días antes, el 14 de octubre Sosa recibió un adelanto de 60.000 euros, según testigos.

Fue una noticia que el periodista Francisco Chavanel había adelantado el 15 de septiembre de 2015, a través de su programa de radio “El Espejo Canario”. Un mes antes de que ese contrato se materializara con las consiguientes firmas.

Y cifró la cantidad a pagar por la emisora de radio en casi 250.000 euros.

Rosell había solicitado, el 16 de octubre de 2015, su pase a la situación de servicios especiales –similar a la excedencia pero sin perder antigüedad– para concurrir a las elecciones generales. Le fue concedida hasta el 22 de octubre y se lo notificaron oficialmente el 28 de octubre. Dos días después de que se firmara el controvertido contrato.

Para simplificar, los términos del contrato entre Carlos Sosa y Miguel Ángel Ramírez se habían fijado semanas antes de que la magistrada informara al Consejo General del Poder Judicial de su pase a la política. 

INVESTIGACIÓN DE LA FISCALÍA SOBRE ROSELL PARA DETERMINAR SI DEBÍA HABERSE ABSTENIDO EN EL CASO DE RAMÍREZ

Esto fue lo que desató las alarmas en el seno de la Fiscalía de Las Palmas.

El entonces fiscal jefe provincial de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, ordenó abrir diligencias preprocesales sobre Rosell “con la finalidad de valorar la posible comisión de una infracción disciplinaria prevista en el artículo 417.8° de la Ley Orgánica del Poder Judicial al no haberse abstenido del conocimiento del asunto por concurrir en ella la causa prevista artículo 219.10° de la LOPJ”: “Tener interés directo o indirecto en el pleito o causa”.

Otros documentos evidenciaron que la relación empresarial entre Ramírez y la pareja de Rosell se remontaba en el tiempo hasta el año 2006, ocho años antes.

Sin embargo, meses más tarde la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) –competente, ya que Rosell renunció a presentarse a las siguientes elecciones y regresó a su destino– dio carpetazo a la investigación de fondo de la Fiscalía que buscaba dirimir si Sosa había vendido la radio a Ramírez antes de que Rosell dejara el Juzgado para pasarse a la política, si Rosell había estado al corriente de la venta de la emisora de radio de Sosa a Ramírez, y si Rosell había beneficiado a Ramírez durante la instrucción.

Y la Sala de lo Contencioso de ese mismo órgano judicial sentenció que la Fiscalía no podía investigar disciplinariamente a jueces o magistrados, dando la razón a Rosell.

Un resultado que después tumbó la Sala Tercera del Supremo.

En su sentencia de casación, el Supremo solo le dio la razón en una cosa a Rosell: La Fiscalía Provincial se extralimitó al interrogar al hombre de Ramírez que llevó las negociaciones para la compra de la emisora de radio Patricio Vinayo, y por solicitar información al CGPJ sobre la fecha en que la magistrada había pasado a servicios especiales.

La Fiscalía de Las Palmas investigó a Victoria Rosell, cuando era juez, para determinar si debía haberse abstenido de la causa contra Miguel Ángel Ramírez, empresario que cerró el acuerdo de compra de una emisora de radio propiedad de la pareja de la magistrada, Carlos Sosa. El TSJC sentenció que la Fiscalía no tenía ninguna competencia para tal investigación; el Tribunal Supremo después revocó el fallo. Foto: El día. La Opinión de Tenerife».

Hay que decir que Viñayo aportó el comprobante del pago previsto en el contrato, en el que constó, unido a las actuaciones, un pagaré por valor de 100.000 euros.

El caso fue recurrido por Rosell ante el Constitucional, del que se espera –algún día– una sentencia.

La Fiscalía también remitió sus pesquisas al CGPJ, que no consideró procedente la incoación de un expediente contra la magistrada Rosell por supuesta infracción del deber de abstención.

Ahí quedó todo, por ahora.

35 MILLONES DE FIANZA A RAMÍREZ

Alba, por su parte, como titular temporal del Juzgado de Instrucción 8 de Las Palmas de Gran Canaria reactivó el procedimiento el 9 de diciembre de 2015.

Y requirió a Miguel Ángel Ramírez y Seguridad Integral Canaria el pago de una fianza de 35 millones de euros.

Fue una cifra muy razonable, porque la deuda de Ramírez con el Fisco y la Seguridad Social era de 23 millones de euros.

El auto fue recurrido. El 2 de febrero de 2016 el magistrado dictó un nuevo auto estimando parcialmente el recurso del empresario y reduciendo la fianza a 17 millones de euros. 

Pero el empresario no depositó la fianza, por lo que el magistrado ordenó a la Agencia Tributaria, mediante un oficio, el 17 de febrero de 2016, que investigara patrimonialmente al empresario con el fin de embargar sus bienes para cubrir su valor.

La Agencia Tributaria entregó su informe al magistrado el 22 de marzo de 2016, veinticuatro horas antes de tomarle una nueva declaración al empresario; días después de que el Ramírez Alonso acudiera a ver a Alba y le confesara que había mantenido múltiples relaciones comerciales y personales con la pareja de la juez Rosell, Carlos Sosa.

El empresario se vio asistido por uno de los grandes abogados penalistas del momento, el exmagistrado de la Audiencia Nacional, José Antonio Choclán.

Éste atacó toda la instrucción realizada por Alba, solicitando que se declarara la nulidad de la fianza y de las resoluciones dictadas.

Según Choclán, el magistrado Alba había actuado con falta de imparcialidad al informar también al CGPJ de las diversas irregularidades que, a su juicio, había cometido Rosell.

La Fiscalía se opuso a este recurso, al igual que la Agencia Tributaria y la Seguridad Social.

Un auto de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas zanjó definitivamente esta cuestión.

Las decisiones que el magistrado Alba tomó durante los seis meses que dirigió la instrucción contra el empresario no fueron anuladas. Fueron totalmente válidas.

No vulneró, en modo alguno, ninguno de sus derechos ni actuó con falta de imparcialidad.  

El procedimiento siguió sus trámites a paso tortuga, sucediéndose diferentes titulares al frente del Juzgado.

La instrucción del caso de Seguridad Integral Canaria y de Miguel Ángel Ramírez ha sido, inexplicablemente, problemática; hasta nueve jueces de instrucción diferentes se han sucedido en el juzgado competente.

LA RECTA FINAL

Hasta que el 16 de junio de 2020 el actual titular, el magistrado Arcadio Díaz dictó auto de incoación de procedimiento abreviado instando a las acusaciones a formular acusación contra Miguel Ángel Ramírez Alonso, terminando con ello el periodo de instrucción.

Y las acusaciones lo hicieron.

Ese auto fue recurrido también por Choclán, argumentando la prescripción de varios delitos fiscales, y defectos procesales.

Lo que fue rechazado íntegramente por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas.

El tribunal de apelación constató que, no solo se había realizado una correcta instrucción desde el inicio del procedimiento, sino también una correcta imputación de todos los delitos fiscales y contra la Seguridad Social.

De todo ello, los magistrados destacaron la providencia de 3 de noviembre de 2015, dictada por Alba, por la que se citaba a declarar a Ramírez Alonso, Seguridad Integral Canaria y Héctor de Armas, hombre de máxima confianza –entonces– del empresario, como investigados por los mencionados delitos fiscales y contra la Seguridad Social.

Como conclusión, se ordenó la continuación del procedimiento contra el empresario.

El magistrado Miguel Ángel Parramón será el ponente en el tribunal de tres magistrados que enjuiciará el caso.

LAS PENAS QUE SE SOLICITAN CONTRA RAMÍREZ

La Fiscalía solicitó una condena de 21 años de cárcel para Ramírez Alonso por 5 delitos fiscales cometidos en los ejercicios de 2009, 2010, 2011, 2012 y 2013, y dos delitos contra la Seguridad Social.

La Agencia Tributaria ha sido más dura. Pide, para el empresario, 73 años de prisión.

Las multas oscilan entre los 60 millones y los 236 millones de euros.

Lo realmente curioso es que el auto de apertura de juicio oral que sienta definitivamente en el banquillo a Ramírez Alonso para responder de esas acusaciones, el magistrado instructor fijó una fianza para el empresario de 50 millones de euros.

Fianza que contrasta con la fijada por la magistrada Carla Vallejo –sucesora de Alba al frente del Juzgado–, quien redujo los 17 a tan solo 3 millones de euros.

Una cifra ridícula para una deuda global de 23 millones de euros y multas aún más millonarias.

El magistrado Alba fue muy criticado, en su momento, por imponer esa fianza de 35 millones que luego redujo a 17. El tiempo, como se suele decir, poner a cada uno en su sitio. En su caso le ha dado la razón.

La suya fue la fianza más aproximada a la que el empresario deberá depositar de forma inmediata ante el Juzgado: 50 millones.

Sin embargo, lejos de depositar esa fianza y argumentando la inexistencia de otro patrimonio que no sean sus acciones en la Unión Deportiva Las Palmas –ahora en Segunda División–, Ramírez Alonso pretende hacer frente a su abultada deuda tributaria con el valor de tales acciones.

Algo a lo que se opone radicalmente la Fiscalía.

En estos momentos está siendo objeto de una valoración pericial para constatar si tales acciones pueden o no cubrir esos 50 millones de euros que se le exigen como fianza.

El procedimiento contra Miguel Ángel Ramírez se encuentra ya en la Sección Primera de Las Palmas. Y tiene ponente: el magistrado Miguel Ángel Parramón.

Ahora queda poner fecha al juicio. Casi ocho años después de que comenzara a instruirse. ¿Un escándalo?

No podría encontrarse una palabra que definiera mejor a esta causa.  

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