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El abuelo Vicent y el derecho de familia

El abuelo Vicent y el derecho de familia
19/12/2021 06:48
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Actualizado: 18/12/2021 22:37
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Hace unas semanas se me fue mi amigo, Vicent (Cárcer 1931 – La Pobla Llarga 2021).

Se puede decir, sin lugar a dudas, que fue un hombre con perspectiva, pragmatismo y mucho “seny”.

Vivió la guerra, la postguerra y el advenimiento de la democracia moderna en España. Sus olores de la infancia se asociaban a la hambruna de la postguerra y sus colores de niño, eran más bien tonos grises.

Desde muy pequeño, vivió la política desde la visión de las personas más desfavorecidas. No soportaba las desigualdades.

Líder de la Esquerra histórica que se enfrentó a la dictadura desde el mundo de la cultura. De alguna forma, se autoexilió en Francia donde estudiaba chelo y ayudaba a emigrantes españoles que llegaban despistados a París.

Muchos de ellos valencianos que tuvieron que emigrar tras la “Quema de la Naranja” de 1956. Se ganaba la vida en diferentes trabajos y se codeaba con exiliados intelectuales de la época como el pintor Samper, el embajador Llovet y otros.

Trabajó de profesor de español en la famosa academia Berlicht en Alemania. Fue camarero en el mismo bar de Münich donde unos chicos con melenas se abrían paso en la música (los Beatles)   

En España hizo de todo: Desde dirigir la banda de la academia militar de Toledo hasta llevar “contabilidades” en Benidorm a empresas de día, mientras tocaba el piano en hoteles, bares y tugurios para turistas, por las noches. O vendía libros de la editorial Doncel, a la vez que programaba música clásica en RNE en Valencia.

Ayudó a su hermano con el taller de guitarras que promocionó por todo el mundo.

Fue en Tarragona y en la zona del bajo Ebro donde encontró su mejor vocación y donde creó las bandas de música, que más tarde, cuando recaló en Reus, dio lugar a la época dorada de la formación musical de cientos y cientos de ciudadanos de Reus.

Sobrevivió de forma digna vendiendo instrumentos musicales de los mejores artesanos luthieres, por las escuelas de música y conservatorios de toda Europa. España y Portugal, sobre todo.

De todo esto y del amor por ese lenguaje universal que es la música, su hijo se hizo luthier en la escuela de Praga.

Praga, ciudad mágica y a la vez maldita para Vicent.

Vicent se nos ha ido sin poder recuperar el cariño y la compañía de sus nietos hispano-checos.

Nietos que fueron sustraídos por su madre. Tras la aprobación de la 1/2004 de violencia sobre la mujer, una juez española optó tras una denuncia que resultó ser falsa, permitir a la madre llevarse a los niños a Chequia.

Y nunca más se pudo ejecutar. Ni visitas, ni vacaciones, ni nada de nada. Sus nietos desaparecieron en el oscuro sistema de protección de menores de Chequia porque declararon en desamparo a los niños en Praga, porque la madre los tenía desatendidos y abandonados.

Como demócrata no podía comprender que en pleno siglo XXI se aprobase una ley como la ley de violencia de género, que le hacía recordar los oscuros años de la dictadura.

Ver sufrir a su hijo, a su mujer y a toda su familia por el secuestro no sólo físico sino emocional de sus nietos, apartándolos de quienes darían su vida por ellos, era algo que no pudo superar. Era como un dolor crónico que nunca desaparecía del todo. 

Comparable al dolor de perder a un hijo. Huérfilo iba por la vida, como diría mi amigo José Manuel.

Pero él nunca se vino abajo y con la fuerza de mi entrañable amiga Lourdes, su amada y fuerte compañera, estuvo hasta el final luchando no sólo por los de todos los abuelos y abuelas que han perdido por esta maldita ley, a sus nietos para siempre.

Por esta maldita ideología totalitaria de género que está destruyendo la vida de miles de familias y de esos cientos de miles de niños que crecen en España sin arraigo alguno y desconociendo quiénes son realmente y cuáles son sus orígenes.

Luchó junto a las entrañables Anna y Lourdes, así como con otros muchos a través de la asociación ASACCO con muy pocos recursos y sin ninguna ayuda oficial por todos estos niños. Por nuestros hijos.

Y por eso y muchas cosas más, no podemos olvidar a Vicent y lo que representaba.

Sobre estas líneas, Vicent, a quien se refiere José Luis Sariego Morillo en esta columna.

Recuerdo nuestro encuentro en Bruselas en 2010, cuando denunciamos cómo la ley de violencia de género se estaba usando como fuente de financiación irregular de los partidos y sindicatos en España. Conseguimos que la Comisión Europea abriera una investigación sobre ello. Investigación que fue censurada y cerrada por la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas ​en el parlamento europeo.

Pero la cosa no quedó ahí, ya que logramos sembrar la duda sobre la veracidad de los informes   que mandaba el Ministerio de Igualdad de España a Bruselas.

Nuestra denuncia e informe se usó como parte de la elaboración de la Directiva (UE) 2016/343 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016, por la que se refuerzan en el proceso penal determinados aspectos de la presunción de inocencia y el derecho a estar presente en el juicio. .

Porque para Vicent, los derechos humanos no eran negociables y, mucho menos, los de los niños.

Así que, amigo mío, pásatelo bien allá donde estés ahora.

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