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¿Feliz Navidad o Felices Fiestas?: Un regreso a los orígenes
29/12/2021 06:47
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Actualizado: 29/12/2021 00:43
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¿Qué estamos celebrando estos días? Hasta tiempos recientes, por estas fechas, de fin de año, en los países occidentales la mayoría de la gente felicitaba la Navidad, deseando a los demás, paz y felicidad personal y familiar.
Ahora, el fuerte laicismo imperante en amplios sectores sociales, incluso en la propia Comisión Europea –el Ejecutivo de la Unión– parecen querer desmarcarse del termino Navidad, por sus connotaciones religiosas.
¿Y qué se celebra en la Navidad?, entonces. Es necesario recordarlo.
El nacimiento, en Belén de Judá, de un niño llamado Jesús, en fecha aproximada a lo que sería, más o menos, el año cero de nuestra era. Que responde, precisamente. a su nombre.
Así se dice al hablar de las fechas de los años. De ser un año, antes o después, del nacimiento de Cristo. Y lo escribimos a. C., a de C., o d. C. o d. de C.
Ahora, en esa corriente de laicismo, a la que me refería, se están sustituyendo, por una parte, por el acrónimo ANE o la abreviatura a. n. e., antes de nuestra era.
Y d. n. e. (‘después de nuestra era’) o d. e. c. (‘después de la era común’), obviando que «nuestra era» viene marcada precisamente por el nacimiento de Jesús de Nazaret.
Para los creyentes cristianos, Jesús es el Cristo, el Mesías, el Salvador esperado por el pueblo judío durante siglos.
Desde los tiempos de Abraham.
Jesucristo es, por lo tanto, el Hijo de Dios y la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Esta consideración de Jesús como el Hijo de Dios es, por supuesto, un hecho de fe religioso.
Sin embargo, su existencia humana es un hecho indudablemente histórico y contrastado, aunque no se sepa con exactitud la fecha de su nacimiento.
¿Y qué día nació Jesús? Los textos históricos determinan, aproximadamente, el año cero de nuestra era, pero no el día.
EL 25 DE DICIEMBRE FUE FIJADO EN EL AÑO 204 D. DE C.
El primero que lo situó en el 25 de diciembre fue Hipólito de Roma, hacia el año 204, según el cardenal Joseph Aloisius Ratzinger, después Papa Benedicto XVI ya emérito.
El antiguo exegeta (intérpreta de la Biblia) de Basilea, Bo Reicke, lo relacionaba sobre la base del calendario de fiestas judías y la vinculación que hace el Evangelio de San Lucas con el nacimiento simultaneo de San Juan Bautista, también en ese día, en que se conmemoraba la fiesta de la dedicación del templo de Jerusalén.
Una fiesta que fue introducida por Judas Macabeo en el año 164 antes de Cristo.
Fijando ese día como la fecha del nacimiento de Jesús, otra vez, volvemos a un tema de fe, pues eso es lo que simbolizaría su llegada: la Luz de Dios al mundo .
Al margen de las creencias, alrededor de la Navidad se ha formado a lo largo de los siglos una serie de costumbres populares que han creado un ambiente festivo y de paz en las familias y en la sociedad, en general, con proyección en las calles de ciudades y pueblos.
Así, desde los tiempos de San Francisco de Asís, en el siglo XII, surgen los belenes y se expanden los villancicos, caracterizados por un tono, siempre, de serenidad, fraternidad y paz que alcanza uno de sus cénit en la maravillosa y universalmente conocida canción de Noche de Paz .
Para expresar, el antes citado significado de «Iluminación» que trae el nacimiento de Jesús, desde tiempos inmemoriales, se introdujo la costumbre de producir fuegos durante la noche de Navidad.
De ahí, vinieron los alumbrados públicos, de los que hoy muchas ciudades hacen gran ostentación, compitiendo en tener los mejores, pese al actual precio de la luz y la grave crisis económica de muchos sectores sociales, que no están para soportar gastos suntuarios por muy navideños que sean.
Además de contradecir la austeridad del nacimiento de Jesús en una cueva, en Belén, que es el significado profundo de lo que se celebra.
Pues bien, aunque se alejen o no de la idea original cristiana la razón de ser de estas fiestas fue celebrar un acto de fe religiosa.
EL ÁRBOL, ÍNTIMAMENTE LIGADO A JESÚS
Desde el siglo XVI, en los países nórdicos, entonces muy influenciados por la religión cristiana, surgió la costumbre de poner un árbol, el de Navidad, signo originariamente religioso.
Representaba la encarnación de Cristo y a la vez su muerte en la Cruz con el triunfo sobre el pecado.
También desde antiguo existe la práctica de intercambiar regalos y felicitaciones.
Al principio se simbolizaba que era el mismo Jesús el que traía los regalos.
Después, los cristianos protestantes introdujeron la imagen de un hombre, un venerable anciano, al que llamaron Papá Noel.
En algunos países se asocia la entrega a Santa Klaus.
En España, los regalos se vincularon, tradicionalmente, a los Reyes Magos, prolongándose la Navidad hasta el 6 de enero .
Así pues, estas fiestas, la Navidad, no existiría sin el nacimiento de Jesús y sin el hecho religioso cristiano, pese a que ahora algunos quieran desvincular de la Navidad de la venida al mundo del Mesías.
La Navidad sería otra cosa diferente, como en la desaparecida Unión Soviética, que, en un afán evidentemente político y antirreligioso, se transformaron en el llamado Abuelo Invierno.
Finalmente quiero resaltar, además, que el mensaje navideño, un mensaje de paz y fraternidad que dura, al menos, unos días, trae normalmente la paz al mundo y permite reconciliaciones personales y familiares.
Así lo expresaron las palabras del Papa Francisco, pronunciadas el 19 de diciembre de 2014: «El belén y el árbol tocan el corazón de todos, incluso de quienes no creen. Porque hablan de fraternidad, de intimidad y amistad. Llamando a los hombres a redescubrir la belleza de la sencillez y la solidaridad. Son una invitación a la unidad, a la concordia y a la paz. El belén y el árbol nos traen un mensaje de luz, esperanza y de amor”.
Ese es el gran, el enorme valor, de la Navidad. Por eso, para mí la felicitación correcta es ¡Feliz Navidad!
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