Al menos 612 médicos agredidos en 2021, un 39% más que en 2020
Las amenazas han representado la mitad de las agresiones en 2021 y han repuntado las agresiones físicas.

Al menos 612 médicos agredidos en 2021, un 39% más que en 2020

Y desde 2021, más de 5.600 médicos agredidos, según denuncia el Consejo General de Médicos (CGCOM)
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14/3/2022 12:31
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Actualizado: 12/7/2022 11:57
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«El segundo año de pandemia dispara las agresiones a la profesión médica en un 39%». Así lo denuncia el Consejo General de Médicos (CGCOM) que, con motivo del Día Europeo contra las Agresiones a Médicos y Profesionales Sanitarios, que se celebró el 12 de marzo, ha presentado los datos de 2021: Al menos 612 médicos agredidos.

Representa 171 más que el año anterior, «convirtiéndose en el segundo año con mayores registros, solo superado por 2019», cuando se notificaron 677.

Cataluña, Cantabria, Extremadura y Andalucía han registrado la mayor incidencia acumulada de agresiones, y de nuevo, la principal causa de la agresión es la discrepancia con la atención médica recibida que, aunque desciende respecto al año pasado, y supone el 35% del total.

La cifra total desde 2011 se eleva ya a 5.649 agresiones. De las registradas en 2021, el 13% acabaron en baja laboral, cuatro puntos más que el año anterior.

MÉDICA DE ATENCIÓN PRIMARIA, EL PERFIL DE LA VÍCTIMA

El 62% de las agresiones ha sido a mujeres frente al 38% de los hombres, «un dato que consolida la tendencia de los últimos años en los que las mujeres sufren la mayor parte de las agresiones», señala el CGCOM.

El ámbito de la Atención Primaria, que supone más de 50% de los casos (51,1%), se mantiene a la cabeza de las estadísticas, seguido de los hospitales que sube cinco puntos y se sitúa en el 22%; Urgencias de Atención Primaria (7,9%) y Urgencias de Hospitales (7,7%). Además, las agresiones en atención domiciliaria “in Itinere” suponen ya el 1,7% del total.

Respecto a los tipos de agresiones, en el 87% de los casos se produjeron insultos y amenazas, mayoritariamente a mujeres, mientas que el 13% restante fueron agresiones que acabaron en lesiones físicas, sufriéndolas en un 56% las mujeres y en un 44% los hombres.

“Nunca olvidaré ese día, el paciente me dio doble patada y reboté contra la pared», declara Silvia Montoro, médica en Málaga, quien ha relatado su testimonio al CGCOM. Sufrió la agresión un 17 de marzo, a las 16:20. Montoro estaba trabajando y llamaron muchas veces al timbre. “Salí corriendo. Pensé que pasaba algo. Vino un señor, perdió el conocimiento. Los tres que estábamos de guardia, el enfermero, el técnico y yo le pusimos en una camilla. Recuperó el conocimiento y se empezó a poner agresivo. Al principio pensé que estaba agitado, pero ya los movimientos eran demasiados dirigidos hacia personas concretas”, relata.

Silvia Montoro, médica agredida.

Fue entonces cuando la doctora Montoro le pidió al enfermero a que fuera a por medicación y en un momento en el que el técnico estaba en un lado y ella de otro: “Me miró, se giró hacía el técnico sanitario, se apoyó en él y me dio una doble patada a nivel esternal. Me di un golpe contra la pared y levanté los pies del suelo y caí al suelo. Volvió el médico y entre los dos lo redujeron. En ese momento teníamos personal de seguridad que avisó a la policía rápidamente, ahora estaríamos las tres personas solas”.

Tras ese suceso trágico se quedó en shock. “Trasladé al paciente al hospital. Me quedé trabajando. Sentí que tenía un gran equipo que estuvo conmigo en todo momento apoyándome y animándome, haciendo que la guardia fuera más amena”, señala doctora agredida, quien resalta que “el shock por una situación así es algo que nadie debe vivir porque no se olvida». «Además del dolor físico que a base de analgésicos se quita, lo peor es el dolor emocional”, señala. Físicamente se ha quedado con una lumbalgia crónica que sigue un tratamiento rehabilitador.

Anima a todos los compañeros que sufran una agresión que acudan enseguida a su colegio de médicos «porque el apoyo es incondicional”. Actualmente, se encuentra en manos de la asesoría jurídica su caso. Aunque considera que es una minoría, “a partir de la pandemia está la sociedad mucho más vulnerable, mucho más susceptible y mucho más agresiva”. 

En la estadística de 2021 destaca el aumento registrado en amenazas (+5,7%) y lesiones (+3,3%) en detrimento de los insultos (-9%). También se observa un descenso en cuanto a daños materiales registrados durante la agresión, situándose en un 7% de los casos frente al 8% del año anterior. Y se ha registrado un importante descenso en el número de agresiones realizadas de manera telemática. La cifra, que en 2020 era de un 29%, en 2021 se sitúa en el 11%.

“Una paciente me amenazó con esperarme a que saliera de noche y pegarme tres puñaladas por la espalda. No merezco salir con miedo del hospital”. Este es el testimonio de un médico agredido en Málaga, que lleva más de 20 años «por vocación» en el Servicio de Urgencias de un hospital.

«Estamos intentando visibilizar este hecho. Hay que educar a la población en lo que está sucediendo y también recordar el carácter punitivo”, señala. «Aunque el proceso es incómodo, el colegio de médicos te lo facilita mucho. Tenemos un teléfono disponible prácticamente las 24 horas del día en el que podemos contactar con el abogado de turno y ya nos hace las recomendaciones. Con la Policía y el magistrado también bien”, afirma.

Según informa el Observatorio, el 35% de las agresiones sufridas en 2021 se produjeron por discrepancia con la atención médica recibida, el 9% motivadas por causas relacionadas con la Covid, que suben dos puntos. Aunque en menor medida, también son motivos de agresiones las discrepancias personales (14%); el tiempo en ser atendido (12%) y no recetar lo propuesto por el paciente (10%), entre otras. Destaca también el incremento del 5% al 9% en las agresiones relacionadas con la gestión de la incapacidad temporal (IT).

Respecto al tipo de ejercicio en el que se han producido las agresiones, también mantienen datos similares a los de años anteriores con una clara preponderancia del ejercicio público (88%) frente al privado (12%). El 92% de ellas se producen en horario y entorno laboral.

En la distribución por edades, el informe resalta que las agresiones las sufren mayoritariamente los colegiados entre los 36 y 55 años (58%), siendo los dos grupos de edad que aumentan, en contraposición de los más jóvenes o más mayores que sufren un ligero descenso.

Otro dato que pone en relieve el informe de 2021 y que continúa con la línea ascendente de años anteriores es que cada vez más profesionales reciben apoyo por parte del centro de trabajo. En concreto en 2021 el 61%, cuatro puntos más que el año anterior.

EL PERFIL DEL AGRESOR

En cuanto a la tipología de los agresores en el año 2021, los datos muestran que son principalmente pacientes programados (48%), seguidos de los pacientes no programados (27%) y los acompañantes (22%), estos dos últimos grupos aumentan respecto al año anterior.

En los tramos de edad inferiores a 40 años, el perfil mayoritario es el del hombre mientras que en el tramo de 40 a 60 años son las mujeres las principales agresoras.

Por comunidades autónomas, es Cataluña donde se han comunicado mayor número de agresiones (210 en 2021), seguida de Andalucía con 135. Analizando la incidencia por comunidades, es en Cataluña (5,3); Cantabria (4,1) y Extremadura (3,6) donde se registra la tasa de incidencia acumulada de agresiones superior, que en España se sitúa en un 2,2 por cada 1.000 colegiados.

Una consulta normal, el paciente entró y el doctor fue agredido. «Me sentí atacado desde el primer momento en el que el paciente entró por la puerta, sin saber muy bien ni cómo, ni por qué, ni qué podía tener contra mí”, señala un médico agredido en Cádiz, que comparte su testimonio conservando su anonimato.  El resto del día no pudo trabajar. Tuvo que solicitar irse a casa «porque no podía seguir trabajando en esas condiciones”.

Resalta que todos los días los médicos sufren pequeñas agresiones que son amenazas veladas. Estas amenazas, en su opinión, vienen por “no compartir tu criterio o que tú, como médico, le des un consejo y no están de acuerdo con un tratamiento o con un diagnóstico, y te lo hacen ver de una forma vehemente porque ponen en tela de juicio tus conocimientos o tu interés por ayudarlos”. Amenazas que van seguidas de frases del tipo “Cómo pase esto”. “Vivimos totalmente un estado de tensión que se prolonga durante toda una tarde, o una mañana, una guardia… y a lo largo de los días vas acumulando esa tensión que te van imponiendo porque te ponen en un brete”, manifiesta.

Lo primero que hizo el día de la agresión fue llamar a su Colegio, en Cádiz, y hablar con una abogada. «Me apoyaron en todo el momento, me dieron las pautas con lo que tenía que hacer y hemos llevado todo estupendamente”, indica este doctor. Según explica, cuando la agresión es en forma de amenaza, llama a su colegio, a su abogado y a su jefa de servicio y lo notifica. «Hay muchas veladas amenazas, por eso yo lo dejo por escrito, lo notifico y dejo constancia».

«Tenemos que dejar constancia de lo que nos hace sentir el paciente: Me he sentido amenazado, ofendido o que se me ha puesto en tela de juicio; porque si no está escrito, eso nunca ha ocurrido y esos pacientes no van a entender nada y siempre vamos a tener nosotros las de perder, y eso no puede ocurrir”, expone.

MANIFIESTO DEL OBSERVATORIO

Como cada año, el Observatorio de Agresiones ha hecho público un manifiesto con un llamamiento a todos los agentes intervinientes «para que tomen las medidas necesarias para proteger a los profesionales y, con ellos, al conjunto del sistema sanitario».

El CGCOM manifiesta que desde la puesta en marcha en 2010 del Observatorio, «durante este período hemos conseguido la modificación del artículo 550 del Código Penal en la consideración de autoridad sanitaria al médico que ejerce en el servicio público, la aparición de la Instrucción 3/2017 del Ministerio del Interior que da origen a la aparición del Interlocutor policial Nacional contra las agresiones en colaboración con el Ministerio de Sanidad, mayor concienciación de las Consejerías de Salud, y de los profesionales sanitarios a la hora de denunciar las agresiones.

Señala que aunque «continuamos avanzando en la mejora del seguimiento y tratamiento de estas situaciones», desde el Observatorio siguen reclamando que se refuercen las medidas preventivas, incrementando las medidas de seguridad en los centros sanitarios; continúen las campañas de concienciación a la sociedad sobre las agresiones a sanitarios y sus consecuencias; y se promuevan campañas por parte de las Administraciones, encaminadas a disminuir y erradicar las agresiones al personal sanitario, desarrollando programas formativos específicos para afrontar estas situaciones.

También reivindica la consideración jurídica para el delito de las agresiones en los ámbitos concertado y privado; la unificación de los criterios empleados en las sentencias judiciales y que los procedimientos judiciales sean rápidos, expeditivos y ejemplarizantes; y seguir potenciando los acuerdos y la comunicación con las Administraciones sanitarias, las Fiscalías y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para el abordaje integral de las agresiones.

Además, pide la creación de un Plan Nacional contra las agresiones a sanitarios, en la que participen todos los implicados: Ministerios de Sanidad, Ministerio de Interior, Ministerio de Justicia, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Fiscalía General del Estado, Federación Española de Municipios y Provincias, CC. AA, Consejos Generales de las profesiones sanitarias y Plataformas de asociaciones de pacientes.

El Observatorio Nacional de Agresiones está formado por los doctores José María Rodríguez Vicente, secretario general del CGCOM y responsable del Observatorio ante la Asamblea General; Gaspar Garrote, secretario general del Colegio de Médicos de Cádiz y portavoz del Observatorio de Agresiones; Manuel Muñoz García de la Pastora, presidente COM Ávila, y los secretarios de los Colegios de Córdoba, Rosa Mª Marín; Orense, José Manuel Bendaña; y Zamora, Luis Alfonso Pérez.

El CGCOM, que agrupa a los 52 Colegios de Médicos de toda España, puso en marcha el Observatorio a raíz de la muerte, en 2009, de la doctora María Eugenia Moreno, una residente de 34 años que fue asesinada por un paciente cuando se encontraba trabajando en el Centro de Salud de Moratalla (Murcia).

Los datos, que presenta anualmente desde 2010, emanan de las comunicaciones que los médicos que han sufrido una agresión trasladan a sus respectivos Colegios. Estas cifras permiten disponer de una hoja de ruta común y conocer a fondo el mapa de la agresión en sus múltiples formas (edad, sexo, especialidad, entorno asistencial, ámbito de ejercicio, características del agresor, efectos colaterales, escenarios jurídicos y respuestas desde tribunales) al disponer de una casuística cercana de más de 5.000 casos.

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