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Cartas desde Londres: Algunas normas no escritas sobre protocolo y etiqueta en la abogacía inglesa (II)

Cartas desde Londres:  Algunas normas no escritas sobre protocolo y etiqueta en la abogacía inglesa (II)
En 2008 la BBC emitió la serie "Barristers", que sigue las normas de etiqueta que explica en su columna Josep Gálvez. Foto: BBC.
26/4/2022 06:50
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Actualizado: 25/4/2022 21:01
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Ahora que ya sabemos que los zapatos y los trajes nunca deben ser marrones, seguimos con otras reglas tradicionales del buen ‘barrister’ inglés.

Y esta semana tampoco olvidaremos al comandante Digby Tatham-Warter, quien ha despertado la curiosidad de mis lectores sobre el curioso uso de su paraguas en la desastrosa operación ‘Market-Garden’.

Según cuentan, el motivo de llevar el paraguas se debe a que Digby no era nada bueno en eso de recordar las contraseñas del regimiento. Así que, para evitar que fueran sus propios compañeros quienes le dispararan decidió incluir ese inusual complemento en su equipamiento.

De esta manera, según decía Digby, cualquiera que viera su característica silueta pensaría rápidamente ‘sólo un maldito chalado inglés llevaría un paraguas en combate’ (‘Only a bloody fool of an Englishman would carry an umbrella into battle’).

Razón no le faltaba.

LA VESTIMENTA DEL ‘BARRISTER’ EN SALA

Tan reconocible como el paraguas es la vestimenta de un ‘barrister’ inglés, siendo sobre todo reconocida su figura por su peluca.

Pero hay muchos otros elementos del atuendo que son desconocidos para el profano, por lo que dedicaremos la carta de hoy a identificar cómo se visten los ‘barristers’ en los juicios.

Pues mire, dependerá del tribunal.

En efecto, lo primero que hay que saber es qué vestimenta exige el tribunal al que nos dirigimos.

Por ejemplo, en las vistas civiles que se celebran ante el Tribunal Supremo únicamente se acude con el típico traje y corbata. Nada más.

Por sorprendente que parezca, esto se debe a una vieja tradición que procede de la anterior Cámara de los Lores, última instancia judicial del país y del ‘Privy Council’, -algo parecido al Consejo de Estado- donde los jueces iban sin peluca, ni toga.

De tal manera, en el actual Tribunal Supremo del Reino Unido, jueces y abogados acuden sin ningún tipo de toga ni complemento, más que el traje y corbata o equivalente femenino.

Por el contrario, en tribunales inferiores como en la ‘Court of Appeal’, se debe acudir con peluca y con toda la parafernalia que veremos hoy.

O sea que ojo con equivocarse, porque además de una prueba de desconocimiento injustificable, sería una falta de consideración al tribunal y a sus colegas.

Así que vamos por pasos.

TOGAS CON MONEDEROS A LA ESPALDA

El primer elemento distintivo del ‘barrister’ es la toga (‘gown’) que puede parecer en algo a la española, dista en su complejidad.

En efecto, la toga inglesa es bastante más ancha en las mangas y sobre todo cuenta con un característico apéndice en su espalda, concretamente en el hombro izquierdo que, según algunos, se remonta, nada menos que a la Edad Media, llamado ‘liripipe’.

Toga con el famoso ‘Liripipe’.

Así, por ejemplo, Sir Henry Brooke, juez felizmente jubilado, indica que existen varias teorías que, por ejemplo, indican su utilidad original como monedero.

De tal manera, los ‘barristers’ guardarían ahí sus honorarios.

El motivo de que estuviera a sus espaldas es porque el abogado inglés no debía ver la cantidad pagada por su trabajo, ya que debía servir a la Justicia, no al cliente.

Y es que, según una vieja norma, un ‘barrister’ nunca puede reclamar su minuta, dado que estas cantidades son ‘honorarios’ en su estricto origen etimológico latino (‘honorarius’).

Es decir, ‘aquello que sirve para honrar’ a alguien por sus servicios.

Algo así como ‘la voluntad’.

Por esta razón, el ‘barrister’ cobraba una cantidad que se depositaba en el bolsillito en la espalda de su toga y antes de efectuar sus alegaciones ante los tribunales.

Pero no se imaginen que esto quedaba así.

Para evitar abusos del personal y minutas rancias, también existía la norma según la cual, si el ‘barrister’ decidía retener los honorarios sin efectuar alegato ninguno, nadie podía acusarle de incumplimiento.

De ahí que al ‘barrister’ se le paga siempre por adelantado, costumbre que sigue vigente.

Por el contrario, otras teorías señalan que ese pedazo de ropa es el vestigio de una capucha que habrían llevado los ‘barristers’ como señal de duelo a la muerte del Rey inglés, Carlos II en 1685.

Otras teorías dicen que, en realidad, sería una práctica protección de la peluca en caso de que llueva durante el trayecto entre las ‘chambers’ y el tribunal.

Por si tienen interés en el tema, aquí tienen un fantástico artículo de J.H. Baker sobre la historia de las togas de los ‘barristers’ ingleses.

Por cierto, recuerden que las togas de seda son prendas que únicamente pueden llevar los famosos ‘Queen’s Counsel’ o ‘QC’, motivo por el cual se les conoce popularmente como los ‘sedas’, (‘silks’) y que responde a esa alta distinción que reciben algunos ‘barristers’ por destacar en su ejercicio profesional.

Mientras tanto, la mejor opción es usar togas 100 % de lana, siendo las más conocidas las elaboradas por la famosa casa Ede & Ravenscroft, aunque hoy en día pueden adquririse en numerosas sastrerías de londinenses.

BANDAS DE ENCAJE Y CAMISAS BLANCAS CON CUELLOS DE PICO

Además de la toga, si se fijan verán que al ‘barrister’ le cuelgan del cuello un par de características tiras blancas.

Pues bien, se trata del clásico ‘jabot’, unas bandas de encaje rígidas, (‘bands’), es decir, dos tiras de lino que miden aproximadamente 127 por 25 mm y se anudan con un lacito por debajo del cuello de la camisa.

Al parecer, estas tiras tienen su origen en el siglo XVIII, cuando clérigos, miembros de los tribunales y académicos las llevaban como símbolo distintivo profesional, según dicen emulando las dos tablas de Moisés.

Clásico ‘jabot’ para anudar al cuello.

En la actualidad, jueces, ‘QC’, ‘barristers’, ‘solicitors-advocates’ y ciertos funcionarios siguen llevando estas bandas ante los tribunales, e incluso también son obligatorias para los graduados en Cambridge.

Pero ojo, porque no hay que confundir las bandas con los cuellos puntiagudos de las camisas de pico o wingtips’, blancas y con botones blancos que deberán llevarse ante los tribunales.

A diferencia la camisa de vestir habitual, la camisa de cuello de picos o ‘wingtip’ se caracteriza por tener unas costuras rígidas alrededor de la espalda, con las dos puntas de la parte delantera del cuello en posición horizontal y posición abierta.

Estos cuellos siguen aquella moda del siglo XIX, donde los individuos de la alta sociedad inglesa hacían alarde de este tipo de camisas con una pajarita y un sombrero de copa.

Y, como antaño, los cuellos de ‘barrister’ pueden ser extraíbles o, por el contrario, estar cosidos al cuerpo de la camisa, lo que dependerá del gusto más o menos tradicional del usuario al pedirlas al sastre.

Camisa con las puntas picudas.

Según doctas voces muy conocedoras del tema, los picos o ‘wingtips’ deben planchase para que las puntas miren siempre hacia abajo ya que ‘no hay nada más ridículo que un ‘barrister’ con un pico de la camisa levantado como si estuviera saludando al juez’.

En el caso de las señoras ‘barrister’ el cuello ‘wingtip’ puede ser sustituido por un collarín redondo (‘court bib’ o ‘collarette’) si así lo prefieren.

‘WAISTCOAT’ Y PANTALONES DE LA LANA GRISES O NEGROS

Dadas las temperaturas del país, y especialmente en las salas de los tribunales ingleses, el ‘barrister’ no va en mangas de camisa bajo la toga, sino que se adereza con el ‘waistcoat, que, a pesar de su nombre, no es ni un chaleco, ni una chaqueta, sino todo lo contrario.

‘Waistcoat’ en su versión femenina.

Parecida a una ‘torera’ su función es básicamente calentar al sufrido ‘barrister’ ocultando además el cuerpo y las mangas de la camisa. Y es que, a diferencia de otras prendas, el ‘waistcoat’ debe estar completamente abotonado, dejando ver únicamente el cuello de la camisa, dotando de mayor solemnidad si cabe a la vestimenta rituaria en sus dos modalidades de negro o azul marino.

A todo lo anterior se añaden los pantalones o faldas en el caso de las mujeres, que deberán ser de lana, negros o, incluso mejor, los clásicos grises a rayas (‘legal stripe’) de tejidos flexibles y ligeros para mayor comodidad del ‘barrister’ durante las largas audiencias ante el tribunal ante el que tenga que intervenir.

Pantalones grises, como marca la tradición.

Los calcetines, al igual que los zapatos, deberán ser negros y evitar sobre todo según que floridos colores que puedan distraer al tribunal.

Y, POR ÚLTIMO, LA PELUCA

Y finalmente llegamos a la peluca, complemento indispensable para el hábito completo del ‘barrister’ además de ser el más llamativo.

Las pelucas del ‘barrister’ y del ‘Qc’ para comparecer ante los tribunales son muy semejantes sino iguales, es decir, de modalidad corta, aunque la peluca del Queen Counsel para festejos es larga.

Las pelucas tienen su origen en el siglo XVII, durante el reinado de Carlos II, cuando al parecer se pusieron de moda entre la clase aristocrática inglesa, inspirándose en la corte de Luis XIV en Versalles.

En cualquier caso, actualmente si se fijan, los ‘barristers’ llevan una peluca compuesta por una corona encrespada, bajo la cual se encuentran una serie de ‘rulos’ de pelo horizontales y también algunos verticales, todas con forma cilíndrica (‘buckles’), y una última fila de bajo las cuales cuelgan dos colas en forma de lazo.

Vieja peluca de ‘barrister’ con su caja.

Y si hablamos del coste, pues la peluca será con diferencia el elemento más caro de toda la vestimenta dado que debe estar hecha completamente con crin de caballo, aunque actualmente hay otras opciones veganas.

De ahí que los ‘barristers’ guarden sus pelucas cuidadosamente en cajas metálicas, (‘wig tins’), o incluso de materiales nobles para evitar que se despeinen y tener que llevarlas a rizarlas de nuevo, con los consiguientes gastos.

Bueno, pues creo que ya estamos preparados para ir al tribunal.

El viejo ‘Rumpole’ perfectamente vestido según los cánones tradicionales.

Como ven, se trata de toda una vestimenta protocolaria para intervenir ante los tribunales de Su Majestad, un auténtico privilegio exclusivo durante muchos siglos para los miembros del Bar de Inglaterra y Gales.

¡Y los hay que aún se quejan de tener que ponerse una toga en España!

En fin, la semana que viene seguimos con más reglas y normas.

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