El abogado español Josep Gálvez hace historia en Inglaterra convirtiéndose en «barrister»
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27/5/2022 06:51
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Actualizado: 27/5/2022 09:49
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Los ingleses no solo conducen por la izquierda y siguen contando las distancias en millas, también tienen un sistema de justicia diferente al español donde entrar se hace muy difícil, pero no imposible.
Una de esas personas que lo han conseguido es el abogado español, Josep Gálvez, quien ayer fue «llamado a la abogacía» («he was called to the bar»), como se llama en Inglaterra a la ceremonia por la que el aspirante se convierte en «barrister», lo que le da derecho a actuar ante los tribunales ingleses.
Son muy pocos españoles los que lo han conseguido hasta ahora. El primero fue León Fernando del Canto, socio director de Del Canto Chambers, firma hispanoinglesa especializada en fiscalidad internacional y propiedad intelectual, que tiene sus cuarteles generales en Londres y oficinas en Madrid, Bogotá y en Doha, en el Emirato de Catar.
Gálvez pertenece a esta firma, que aglutina a cuatro de los seis «barristers» españoles existentes –incluyéndole ahora a él–. El abogado, además de ser un profesional de ambos mundos legales –el español y el inglés– es autor de magníficas columnas divulgativas en Confilegal en las que explica cómo es el sistema anglosajón de justicia en comparación con el español, columnas que son de lo mejor que se ha escrito a día de hoy sobre esta temática.
Las últimas las ha dedicado a explicar algunas normas no escritas sobre protocolo y etiqueta en la abogacía inglesa. Una de ellas, la prohibición de llevar zapatos marrones no fue cumpllida por uno de los nuevos «barristers».
Precisamente, por eso, por ser un amigo, primero, y suponer un acontecimiento histórico, después, Confilegal no podía perderse este evento en el que los nuevos «barristers» no precisaban ponerse la tradicional peluca de crin de caballo obligatoria para intervenir ante los tribunales ingleses.
Al ser un acto académico y no jurídico, no era preciso.
«BARRISTERS» Y «SOLICITORS»
Gálvez, en varias de sus columnas, ha explicado que en Inglaterra y Gales hay dos tipos de abogados, los «barristers», quienes intervienen ante los tribunales gracias a sus derechos de audiencia, preparan escritos procesales (“legal pleadings”) y ofrecen opiniones legales sobre determinados casos, atendido por su conocimiento de las resoluciones judiciales.
Y los «solicitors», que asesoran a los clientes en sus transacciones y además preparan los “briefs”, los pliegos de documentos unidos por el famoso lazo rosa, que son entregados al “barrister” con la información del caso y que les autoriza para actuar, a partir de entonces, en nombre del cliente en el pleito ante los tribunales.
Actualmente, en Inglaterra y Gales hay 17.263 «barristers» y 250.000 «solicitors». La población combinada de las dos regiones es de 56.191.000 millones de personas.
Para llegar hasta aquí, Gálvez ha tenido que haber pasado un curso de formación muy difícil y duro, también un número de sesiones de cualificación y haber superado los controles de idoneidad establecidos. Lo que conlleva poseer un claro dominio del inglés jurídico y saber exponer cada caso de la forma discursiva idónea, también en ese idioma.
LA HONORABLE SOCIEDAD DE LINCON’S INN
Unas pruebas que ha superado en la llamada Honorable Sociedad de Lincon’s Inn, una de las cuatro asociaciones profesionales de «barristers» de Inglaterra y Gales a las que deben pertenecer obligatoriamente todos los «barristers».
Las otras son Middle Temple, Inner Temple y Gray’s Inn.
Fue en el edificio de la Lincoln’s Inn, situado en Holborn, en el distrito londinense de Camden, en el límite con la City de Londres y la de Westminster, frente a la London School of Economics and Political Science y el edificio de los tribunales de justicia, los Royal Courts of Justice, donde tuvo lugar la ceremonia.
Como suele ser habitual, Gálvez llegó acompañado de sus dos seres más queridos: su esposa, Sonia Gallego González, y su madre, Carmen Pascual Padilla. Y por Fernando del Canto, este con su toga puesta.
En total ayer 54 abogados de Bangladesh, Malasia, Isla Mauricio, Pakistán, Francia, Inglaterra y España –Gálvez– se convirtieron en «barristers» en una ceremonia en la que el Tesorero del Lincoln’s Inn –como se denomina a su presidente–, Jonathan Crow, entregó a cada uno de ellos el diploma que los habilita a intervenir en juicios.
La mayor parte de los nuevos «barristers» ejercerán esta función en sus respectivos países, los cuales forman parte de la Commonwealth o mantienen el sistema de justicia herededado del desaparecido Imperio británico.
No es el caso del español, que cumplió el rito completo, acompañado de Fernando del Canto.
Primero asistieron a un oficio religioso en la Capilla de la Lincoln’s Inn, a cargo del diácono lord Briggs de Whestbourne, con una mención al Corán, comprensible ya que muchos de los nuevos «barristers» eran musulmanes.
Después tocó esperar en un aparte, mientras los familiares ocupaban sus asientos y el tesorero y los miembros del «Bench», como se denomina a lo que se podría describir como la junta directiva entraban solemnemente en el lugar.
De forma previa, la subtesorera (jefa ejecutiva), Anne Sharp, explicó a todos los familares de los nuevos «barristers» todos los pormenores del evento en el que está prohibido aplaudir; «solo al final», especifico en un inglés pronunciado de forma lenta y perfecta para que todo el mundo la entendiera.
«Yo hablo otros idiomas y sé lo que cuesta entender. Por eso pongo mucho cuidado en explicarlo así. Todo el mundo debe saber cómo es la ceremonia. Estamos encantados de tenerlos con nosotros», explicó a Confilegal.
ENTREGA DEL DIPLOMA DE FORMA SIMPLE
Gálvez y sus 53 compañeros esperaron en una pieza aparte hasta que fueron llamados al lugar, en fila india.
A partir de ahí todo fue muy rápido. Sharp nombraba por parejas y Crow entrega los diplomas sin apretón de manos, por eso del COVID.
El abogado español recogió su diploma, momento que recogimos en una imagen. Después de los aplausos, champán, bebidas y canapés, a los que, desde España, no tenemos que envidiar.
La esposa de Gálvez, Sonia, le compró unos gemelos con el escudo de su Lincon’s Inn. El abogado cumplió el rito de paso y tocó celebrarlo, como mandan los cánones.
Hasta ahora, Gálvez ha venido operando desde Barcelona y Londres. Ahora que ya es un reconocido «barrister» tendrá que tomar la decisión de final de trasladarse a vivir a la capital británica donde el despacho hispanoinglés se ha convertido en un referente internacional.
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