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Cartas desde Londres: Inversiones y engaños de lujo ante la «High Court» de Inglaterra y Gales, casi a lo Curro Jiménez

Cartas desde Londres: Inversiones y engaños de lujo ante la «High Court» de Inglaterra y Gales, casi a lo Curro Jiménez
Josep Gálvez explica el caso del promotor inmobiliario Nick Candy, a quien le han sacado los cuartos de como si el propio Curro Jiménez le hubiera atracado en plena Sierra de Ronda.
30/8/2022 11:16
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Actualizado: 21/2/2023 12:00
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Si le echan un vistazo a “La batalla del vino de Jerez”, uno de los últimos episodios de Curro Jiménez, esa fantástica y clásica serie de Televisión Española, se divertirán con un disparatado juicio penal en el Reino Unido contra un noble escocés.

En esa misma audiencia el hombre es condenado a muerte. Pero dada su condición de alta cuna, elige morir con estilo mediante ahogamiento solemne en un tonel de vino de una cosecha concreta de Jerez, concretamente de 1789 si no recuerdo mal.

Pero como ese vino en particular se encuentra únicamente en Andalucía, el tribunal decide contratar entonces al célebre bandolero de la Serranía para poder cumplir el último deseo del reo.

Como se imaginarán, finalmente “Míster Curro Jiménez” les toma el pelo a todos los miembros del tribunal y al propio fiscal desplazado a España, para diversión del noble escocés quien así salvará el pellejo.

Ya ven ustedes que esto de la obtención y práctica de pruebas entre países ya viene de lejos.

Pues algo así como un atraco debe haber sentido el conocido promotor inmobiliario británico Nick Candy, quien alcanzó fortuna y fama junto con su hermano Christian. Los dos “bross” se hicieron literalmente de oro con un sofisticado complejo de propiedades de lujo llamado “One Hyde Park” en Londres, uno de los proyectos residenciales más caros del mundo.

Si tienen interés, aquí tienen la ocasión de hacerse con uno de sus áticos de cinco habitaciones y a la venta por el módico precio de 241 millones de dólares (240,2 millones de euros).

El promotor inmobiliario, Nick Candy, a la izquierda, con su esposa, la australiana Holly Valance. Foto: Twitter.

UNA INVERSIÓN DE LUJO CON UNOS COMPAÑEROS EXCEPCIONALES

La cuestión es que, según parece, al “pobre” Nick Candy le han sacado los cuartos como si le hubiera asaltado el propio Curro Jiménez pistolón en mano en plena Sierra de Ronda.

Según cuenta en su demanda presentada ante la “High Court of Justice” de Londres, el promotor inmobiliario fue víctima un engaño para despojarle de un millón y medio de acciones de la conocida plataforma de “podcasting” llamada “Audioboom Group PLC”, sociedad que cotiza en el importante Mercado de Inversión Alternativo del Reino Unido (el célebre “AIM”) y como parte de un acuerdo mercantil fraudulento.

Audioboom, la plataforma que entrañaría la estafa.

Al parecer y según los hechos relatados en la demanda, el responsable del supuesto engaño fue Robert Bonnier, un conocido inversor tecnológico, quien le contó una serie de películas sobre las excelentes perspectivas de su empresa holandesa llamada “Aaqua BV”. En concreto, para conseguir que Candy se decidiera a invertir en el proyecto el tal Bonnier le dijo nada menos que la californiana Apple Inc. y la multinacional del lujo LVMH (Moët Hennessy Louis Vuitton) eran socios de la compañía y que iban a invertir millones en el asunto.

Pero no me pregunten de qué va el proyecto de Aaqua porque más allá de decir que es “una nueva y refrescante experiencia social que potencia tus pasiones”, no veo nada más en su página web que permita adivinar a qué se dedican a ciencia cierta.

En fin, lejos de escamarse y siempre según la demanda interpuesta, fueron precisamente estos supuestos y extraordinarios compañeros de inversión los que resultaron fundamentales para que Candy accediera finalmente a invertir en proyecto.

De esta manera, la participación de Apple y LVMH en Aaqua era una condición esencial para que Candy las transacciones propuestas por Bonnier. Es más, según Candy, Bonnier le dijo que estas dos compañías querían invertir 1.000 millones de dólares (997 millones de euros) en el proyecto y además compartió con él varios documentos que hacían entender que efectivamente estaban metidas en Aaqua.

En concreto, la transacción consitió en un canje de acciones: por un parte la venta de Candy a Aaqua del 18,12% de su propiedad en la compañía Audioboom por un total de 6,8 millones de libras esterlinas (7,9 millones de euros).

Y por la otra, Candy se comprometió a pagar a Aaqua un total de 7,5 millones de euros a cambio de 15.000 acciones de esta sociedad.

Y así, en cumplimiento a lo pactado, Candy firmó tres acuerdos con Aaqua en febrero del año pasado, creyendo a pies juntillas la participación de Apple y LVMH en la empresa de Bonnier, reclamando ahora ante la “High Court” que el tribunal declare que esos acuerdos se encuentran rescindidos correctamente.

Curro Jiménez
El «espíritu» de Curro Jiménez pervive en esta operación británica que ahora tiene que dilucidar la «High Court» de Inglaterra y Gales.

“DUE DILIGENCE” Y “REPS & WARRANTIES” NUEVAMENTE EN EL CENTRO DEL HURACÁN

Por su parte, Bonnier y su equipo han negado cualquier responsabilidad o incumplimiento, señalando expresamente que los términos contractuales de la inversión de Candy en Aaqua establecían que se basaba en la ejecución de su propia auditoría (“due diligence”) e investigaciones y que, además, “había tenido la oportunidad de hacer preguntas y recibir respuestas de responsables de la compañía debidamente autorizados u otros representantes de Aaqua en relación con el negocio, los activos y la posición financiera de Aaqua”.

Como era de esperar, también salieron a relucir las manifestaciones y garantías contractuales, alegándose por Aaqua que Candy había reconocido que la compañía “no sería responsable de ninguna declaración o garantía (“representations and warranties”) distintas de las que aparecen en los acuerdos”.

Recuerden que, según el derecho inglés, las “representations” o “reps” son manifestaciones contractuales que efectúa una parte a favor de la otra y en las que establece una afirmación sobre un hecho, que deberá ser verdadero en la fecha en que se efectúa esa declaración.

Por su parte, las garantías o “warranties” son promesas de una determinada indemnización a favor de la otra parte si la referida manifestación resulta ser finalmente falsa.

De ahí que la cuestión se centrará previsiblemente en estos dos aspectos contractuales.

UNAS MEDIDAS CAUTELARES TAMBIÉN DE AUTÉNTICO LUJO

En fin, el caso se encuentra ante actualmente tramitándose ante la “High Court of Justice”, a la que Candy ha solicitado una “freezing order” mundial contra Aaqua, es decir una medida cautelar consistente en el embargo preventivo de bienes (antes conocida como “Mareva Injuctioncomo explicamos aquí) y que impide al demandado poder disponer de sus bienes libremente.

No obstante, al loro porque el juez Mr Justice Christopher Butcher aunque accedió inicialmente ese embargo de activos contra Aaqua exigió a Candy que presentara previamente un aval de 10 millones de libras esterlinas (11,7 millones de euros).

Por si no fuera suficiente, la “High Court” en una reciente decisión del pasado 19 de agosto de 2022 estableció que Candy debe aportar además un millón y medio de libras esterlinas adicionales (1,7 millones de euros) para continuar con la “freezing order” contra Aaqua.

De hecho, concedio un plazo que vence mañana, 31 de agosto para que Candy deposite la pasta en el tribunal, o la orden de congelación contra Robert Bonnier y su empresa holandesa quedará sin efecto.

Ya ven que este pleito está interesante, aunque algo caro.

Creo yo que “el Algarrobo” seguramente se liaría a trabucazo limpio.

Hasta la semana que viene.

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