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Renovación del Consejo General del Poder Judicial: Reflexiones de un candidato

Renovación del Consejo General del Poder Judicial: Reflexiones de un candidato
Manuel Jaén Vallejo, magistrado, combate las frecuentes críticas de politización del CGPJ. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.
19/9/2022 06:49
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Actualizado: 18/9/2022 18:04
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En agosto de 2018 presenté mi candidatura a Vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por el turno judicial, remitiéndose al mes siguiente la lista de candidatos al Congreso de Diputados y al Senado, para que por ambas cámaras legislativas se procediera, en plazo, a la renovación del Consejo, habiendo transcurrido cuatro años sin que dichos órganos hayan cumplido con el mandato legal, previsto en el artículo 568 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Esta situación, que tanto está preocupando a todos los integrantes de la carrera judicial y, en general, a toda la sociedad, preocupación que ha llegado incluso a las instituciones europeas, está dañando sin duda la imagen de la institución, pero también la del propio Poder Judicial, aunque hay que recordar, una vez más, que el CGPJ no es el Poder Judicial, pues no ejerce actividad jurisdiccional, sino que es algo instrumental del Poder Judicial, integrado por los jueces y magistrados.

El CGPJ tiene a su cargo todas aquellas competencias organizativas de logística del servicio prestado por los jueces, que incluso en otros países, plenamente democráticos como, por ejemplo, Alemania, las asume el propio Ministerio de Justicia, que además participa en la designación de los magistrados del Tribunal Supremo, sin que nadie se escandalice por ello.

INJUSTIFICADA LA AFIRMACIÓN DE QUE HAY QUE «DESPOLITIZAR LA JUSTICIA»

Es totalmente injustificada la afirmación, tan frecuentemente expresada por algunas personas, de las que se ha hecho eco la prensa, de que hay que despolitizar la Justicia en España.

Al Poder Judicial sólo lo gobierna la ley y, como dije, el CGPJ no es el Poder Judicial, ejerciendo los jueces y magistrados las tareas jurisdiccionales, con pleno sometimiento al imperio de la ley, conscientes de que en el ejercicio de dichas tareas, somos independientes, inamovibles y responsables.

Es más, el CGPJ tampoco representa a los jueces y magistrados, no es una corporación profesional, sino el órgano de gobierno de un poder del Estado, cual es el Poder Judicial, expresión esta, la de «gobierno», que viene de la tradición de leyes anteriores (como la Ley Provisional de 1870), pero que no se debe entender, evidentemente, en el sentido de que se pueda establecer sobre el Poder Judicial una autoridad que guíe sus actos en base a consignas programáticas políticas, algo que sería palmariamente incompatible con la Constitución y, por supuesto, no se olvide que el Ministerio Fiscal forma parte del Poder Judicial, por lo que el Ejecutivo no lo puede manejar a su antojo.

Y en cuanto a la frecuente crítica de politización del CGPJ, motivada en buena parte, por un lado, en que en su composición se ha venido atendiendo tradicionalmente a la división de fuerzas políticas existentes en las cámaras legislativas, distribuyéndose los puestos a cubrir entre los distintos partidos en proporción a la fuerza parlamentaria de estos, sirviéndose, además, los dos principales partidos de las dos asociaciones profesionales que están más en su órbita, proyectándose estas como un mero trasunto de las pretensiones sostenidas por aquellos dos partidos en el seno del propio Consejo y, por otro lado, en el lamentable y escandaloso retraso que viene sufriendo la renovación de la institución (no sólo ahora sino también en anteriores ocasiones), motivada la crítica, no por sus integrantes, sino por quienes tienen la alta responsabilidad de designación de los vocales, y que vienen incumpliendo, dañando así la imagen del CGPJ, anteponiendo los intereses partidistas al interés público, único que debería presidir la renovación, me gustaría señalar que, en mi opinión, tan legítimo es el sistema actual, designación por el Congreso y el Senado, cuya legitimación democrática es indiscutible, como el de designación directa por los jueces de los doce vocales del turno judicial, pero entiendo que caso de mantenerse el sistema actual, debería contemplarse un procedimiento subsidiario para cuando, como está ocurriendo en la situación actual, los encargados de designar a los vocales no se pongan de acuerdo en un período razonable de tiempo; un procedimiento como, por ejemplo, insaculación de los doce vocales entre todos los candidatos presentados, cuya idoneidad ya ha sido previamente contrastada.

NO SE PUEDE NEGAR CIERTA DIMENSIÓN POLÍTICA AL CGPJ

Asimismo, hay que tener en cuenta que al CGPJ no se le puede negar cierta dimensión política, pues tiene a su cargo una política pública, cual es el gobierno del Poder Judicial, en el sentido antes mencionado, a la que, eso sí, debe permanecer ajena la política partidaria, al tratarse de un órgano independiente, con el que se intenta evitar precisamente las posibles influencias del Poder Ejecutivo sobre el Judicial.

En realidad, la única politización que debe ser objeto de preocupación es la que pudiera producirse por injerencias partidistas en el ejercicio de la función jurisdiccional, que tendría incluso repercusiones penales, algo que en modo alguno se produce en nuestro país.

Termino. Es urgente que se acuerde la renovación del CGPJ, y que en esa renovación se asegure, como ya lo exigiera el Tribunal Constitucional en su Sentencia 108/1986, que la composición del Consejo refleje el pluralismo en el seno del Poder Judicial, reflejando los diferentes niveles de experiencia, bien por la función desempeñada, bien por la edad, así como las distintas corrientes de pensamiento existentes en la carrera judicial, expresadas en buena medida a través de las Asociaciones Judiciales, un cauce idóneo para que la sociedad y los poderes públicos conozcan las diferentes posturas del colectivo de jueces sobre determinadas políticas judiciales, el papel que la administración de justicia debe desempeñar en la sociedad, y sobre determinadas concepciones del Derecho, y que no ocurra como en renovaciones anteriores, en las que asociaciones tan importantes como la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, que ciertamente no es correa transmisora de ningún partido, a la que me honro en pertenecer, quedaron privadas de voz en el CGPJ.

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