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El Defensor del Pueblo y el turno de oficio

El Defensor del Pueblo y el turno de oficio
Lourdes Pulido es la candidata a vicedecana en la candidatura que capitanea Begoña Trigo Aparicio bajo el lema "Somos Abogad@s".
01/11/2022 06:47
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Actualizado: 01/11/2022 00:19
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El pasado 25 de octubre asistí al Foro Justicia del ICAM, presentado por el actual Decano en funciones, Don José María Alonso. A este Foro acudió como invitado el Defensor del Pueblo D. Ángel Gabilondo.

Se han publicado varios artículos en relación a la intervención de D. Ángel Gabilondo en el último Foro Justicia de Alonso, y necesariamente tengo que resaltar varias frases, la primera que “sea cual sea el partido que gobierne, la Justicia no parece que sea una política prioritaria”, la segunda, “sin derechos no hay democracia” y la tercera “España es el país europeo con más asuntos de justicia gratuita por habitante, pero uno de los que menos paga por asunto”.

Este comentario sobre la Justicia Gratuita y el Turno de Oficio, lo realizó a raíz de una pregunta que precisamente yo le formulé, que era la siguiente:

“En relación a los abogados del Turno de Oficio, que desempeñan un trabajo social muy relevante y necesario, de carácter público, cree el defensor del pueblo, si las condiciones en las que ejercen los abogados de oficio son acordes a los derechos de cualquier trabajador en cuanto a una remuneración digna, respeto por los órganos judiciales, adecuada cobertura por baja médica, etcétera”.

La respuesta del Defensor del Pueblo fue para mí, digna de resaltar, y por ello he escrito este artículo. Y fue la siguiente: “El turno de oficio, yo creo que la ciudadanía y muy especialmente la ciudadanía más sensible y comprometida tiene, tenemos, veneración. No digo admiración digo veneración, por lo que significa de compromiso exactamente con las personas con estado de necesidad, más vulnerables y más indefensas. Y la garantía de los derechos alcanzan a ellos de modo decisivo. Un preso no tiene libertad, está privado de la libertad, pero no de sus derechos, y ningún ciudadano como tal está en principio privado de sus derechos, y es una expresión de salud democrática el que en un país el turno de oficio esté considerado y valorado. La información que yo tengo es un informe de la Comisión Europea, publicado a primeros de octubre, que dice, que España es el país europeo con más asuntos de justicia gratuita por cada cien mil habitantes. 3.379 frente a 734 de media en el resto de los países. Pero es uno de los que menos paga por asunto. En algo teníamos que ser líderes: 178 euros frente a 462 euros. Yo creo que el turno de oficio hay que consolidarlo, respetarlo… Las condiciones se expresan en los presupuestos. Ahí es donde se ven las convicciones de verdad, pues yo soy partidario de que ha de equilibrarse. Pero no por la vía de que tengamos, menos personal, para hacer esta labor, sino por la vía de que el reconocimiento, sea un reconocimiento efectivo y ese reconocimiento efectivo es también un reconocimiento a la ahora de abonar los recursos y de propiciar las cantidades que nos iguale a otros países».

Las garantías de los derechos deben alcanzar a todos. Y por eso he empezado este artículo resaltando la frase de que “sin derechos no hay democracia” porque los abogados del turno de oficio parece que no tenemos derechos, y en una sociedad democrática esta situación supone una quiebra enorme del Estado de Derecho.

Y eso es así porque no tenemos derecho a una remuneración adecuada por nuestro trabajo. No tenemos derecho a tener una cobertura adecuada si estamos enfermos. No tenemos derecho a que se suspendan juicios y plazos a pesar de estar enfermos, y por tanto nos encontramos con una Justicia que no es democrática, que impone a determinados operadores jurídicos de forma incomprensible, trabajar en condiciones indignas desde hace ya muchos años.

En los artículos que se han publicado al respecto no he visto en ninguno de ellos que se haya hecho mención a las condiciones en las que desarrollamos nuestro trabajo los abogados de oficio. Es una cuestión que no puede más que calificarse de grave. Y desde luego, nos llama la atención que año tras año seguimos en la misma situación, con la misma precariedad. Y la realidad es que no puede mantenerse por más tiempo.

El sistema actual del Turno de Oficio y de la regulación de la Justicia Gratuita merece un cambio sustancial. Calificar la asistencia de los más desfavorecidos como justicia gratuita no es lo más correcto, porque no es gratis, tiene sus costes.

La Justicia genera unos gastos muy relevantes, entre ellos el tener que pagar las remuneraciones de jueces, letrados de la Administración de Justicia, funcionarios, trabajadores, sedes judiciales, instalaciones, sistemas informáticos, etc. Y dentro de todos esos engranajes de la Justicia, estamos los abogados del turno de oficio. Este coste no se puede mantener con unos presupuestos ínfimos y esperar que se siga sufragando y sustentando la Justicia Gratuita con los propios recursos de los abogados del Turno de Oficio.

Pero seamos claros. El coste que a la Administración Pública le supone tener a miles de profesionales de la Abogacía en el Turno de Oficio, es ridículo, para lo que debería de ser.

A un juez no se le paga de diferente forma si atiende un asunto en el que el acusado o el demandado tengan reconocido el beneficio de la Justicia “gratuita” y atienda a la defensa de sus intereses un abogado de oficio.

¿Acaso el sueldo de un funcionario de Justicia es inferior cuando dedica una hora a un asunto en el que el justiciable tiene el beneficio de Justicia Gratuita a cuando tramita un asunto con un justiciable que lleva un abogado privado?.

Y no hay duda alguna de que al juez se le tiene que abonar un sueldo digno, en consonancia con su formación, con su dedicación, con las responsabilidades que asume. Y tampoco hay dudas de que también hay que pagar al resto de las personas que participan de la Administración de la Justicia, salvo a los abogados de oficio.

Un abogado del turno de oficio es un profesional que ha tenido que superar una carrera, un Máster de Acceso a la Abogacía y, además, un examen de acceso a la abogacía. Tras todo ello, tiene que acreditar haber realizado una serie de cursos, y tener una experiencia profesional con unos años determinados de colegiación. Un abogado de oficio no es un jovenzuelo que se va a “foguear” con los asuntos de oficio. No.

Al igual que, por ejemplo, los médicos, nos especializamos en materias del derecho, y si eres abogado del turno de violencia de género, debes disponer de los cursos correspondientes que aseguran esa especialización. Al ciudadano le va a atender un profesional y no un aficionado.

Pero, el esfuerzo personal y económico que un abogado hace para poder ejercer en el turno de oficio, con su formación y experiencia, asumiendo los gastos que supone disponer de un despacho donde trabajar (alquileres, gastos informáticos, personal, teléfonos, internet, bases de datos, papelería, suministros, etc.) no se ve correspondido con un pago adecuado a esa especialización y a las responsabilidades que asume.

Los abogados, además, en muchas ocasiones nos llevamos los problemas de nuestros clientes a casa. Pero esto va en la profesión. Y por ello no vamos a cobrar ni más ni menos, al igual que un médico, cuando se va desalentado a su casa porque ha perdido a un paciente. Pero nadie duda de que si merece una remuneración acorde a su esfuerzo, a su dedicación, a su especialización.

Los abogados han sido artífices del Estado social, democrático y de derecho que hoy tenemos en España, y si no se les reconoce un pago justo por su trabajo se produce una quiebra en el mismo.

La Justicia Gratuita y el Turno de Oficio precisan con urgencia de un cambio sustancial, un cambio que no se solventa pagando unos pocos euros más por cada asunto. Eso sería tan solo poner una tirita en una hemorragia y no solventar un grave problema que tiene herido de gravedad al turno de oficio.

En diciembre el Colegio de la Abogacía de Madrid tendrá elecciones. Será un buen momento para saber cuál es la apuesta de los abogados para mejorar las condiciones de los abogados del turno de oficio y de cómo debemos entender la Justicia Gratuita.

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