Javier Borrego: ‘La Justicia en nuestro país está sobreviviendo y con dignidad, a pesar de todo’
Javier Borrego, que fue juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, analiza en Confilegal la situación política actual y el estado de la Justicia en España.

Javier Borrego: ‘La Justicia en nuestro país está sobreviviendo y con dignidad, a pesar de todo’

"Sobrevive, que no es poco", destaca
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23/1/2023 00:40
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Actualizado: 23/1/2023 00:43
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«La Justicia en nuestro país está sobreviviendo y con dignidad, a pesar de todo. Sobrevive, que no es poco». Así lo afirma a Confilegal Javier Borrego Borrego.

Denuncia que se está «atacando en exceso y sin base las actuaciones jurisdiccionales», y ante ello sostiene que «no hay que callarse». Ni ante otras barbaridades.

Y pide volver a la vara jaquesa y tratar todos los asuntos con la misma medida.

Javier Borrego tiene a sus espaldas 49 años y siete meses al servicio del Estado.

Obtuvo su licenciatura en Derecho con tan sólo 20 años, en junio de 1970. Comenzó como letrado en la Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales (AISS)​, después fue secretario de la entonces Magistratura de Trabajo (hoy Juzgado de lo Social), y posteriormente logró el nombramiento como Abogado del Estado -con 25 años, ya casado y con dos hijos-, servicio que desempeñó de 1976 a 1989.

Entre 2003 y 2008 fue juez del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, por España. A su regreso se incorporó como abogado del Estado en la Audiencia Nacional, donde también llevó temas del Tribunal Supremo (TS), y luego fue nombrado abogado del Estado-jefe en el Tribunal de Cuentas.

En 2018 fue elegido magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, por una amplísima mayoría del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) -16 votos favorables de sus veinte vocales-, donde dictó relevantes sentencias y votos particulares.

En diciembre de 2020 adelantó un año su jubilación forzosa, por haber sido nombrado consejero independiente del Consejo de Administración de la Financiera de El Corte Inglés. Además, trabaja en Durán & Durán Abogados.

En 2021, Javier Borrego recibió el Premio Confilegal a la Trayectoria.

¿Qué análisis hace de la calidad del Estado de Derecho y del clima de crispación que últimamente se ha adueñado del debate político?

La Justicia en nuestro país está sobreviviendo y con dignidad, a pesar de todo. Sobrevive, que no es poco. Para lo que está cayendo ya es mucho.

Pero la situación es penosa. Una característica esencial de la Justicia, como dice el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, es la credibilidad. Y la Justicia en nuestro país pierde credibilidad porque es atacada sin conocimiento de causa y a lo bestia por políticos.

Según la RAE, reaccionario es el que está contra el progreso. Pues yo estoy contra este «progreso» que hace las leyes en un mes. 

El grupo parlamentario del Gobierno está presentando Proposiciones de Ley hechas por el Ejecutivo, como la supresión de la sedición, que se tramitan en máximo un mes. ¿Las consecuencias? Que no hay informes preceptivos, todo va rapidísimo y salen cosas absurdas.

También vemos ahora normas con exposiciones de motivos larguísimas, que son tratados de una ideología concreta -se están utilizando como soflamas políticas- , y un texto dispositivo que viene a decir «¿y esto cómo se aplica?». Y cuando los jueces aplican conforme a la jurisprudencia, por ejemplo la ley del «sólo sí es sí» y conceden libertades o reducciones de condena, les llueven las críticas. 

«La ley del ‘sólo sí es sí’ es  una ley no pensada, hecha desde una determinada ideología y no han visto las consecuencias»

Estamos sobreviviendo a una situación muy difícil, que se une a un ámbito absolutamente general en donde lo más absurdo predomina. Esto al final va calando y la gente o bien se deja guiar por todas estas tonterías absurdas o bien, lo que es más triste, se aborrega y está como adormecida y considera que es imposible una reacción.

Afortunadamente, hay gente que reacciona. Por poner un ejemplo: acaba de salir una sentencia de la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre el caso de tres parejas de homosexuales que demandan casarse en Rusia, donde solamente está reconocido entre un hombre y una mujer. 

Rusia desde hace más de un año no es miembro del Consejo de Europa ni está en el Tribunal, el TEDH entra a resolver porque los hechos ocurrieron antes de ello, y dice que tiene que hacer alguna norma para dar visibilidad y garantías a estas parejas de homosexuales que quieren tener un vínculo. 

¿Esta sentencia cómo se ejecuta si Rusia ya no es parte? ¿Cómo el comité de ministros va a obligarlo a cumplir esta sentencia? Un juez ha emitido un voto particular que dice que esto no viene en el convenio y plantea a sus compañeros que qué están haciendo.

Javier Borrego, abogado y magistrado emérito, habla de la "sentencia-no sentencia" sobre el derecho a la vida de los enfermeros de Jaén.
Javier Borrego, abogado y magistrado emérito del Tribunal Supremo. Foto: Carlos Berbell/Confilegal.

¿Desde el poder político se está atacando el crédito de las instituciones constitucionales? 

Se están atacando en exceso y sin base, a mi juicio, actuaciones jurisdiccionales. Las resoluciones, por supuesto que pueden ser objeto de crítica. Pero una crítica seria, sensata, fundada. No estas críticas brutales, sin ninguna base, con utilización de adjetivos, como «jueces machistas», a las que estamos asistiendo.

¿Ante estas críticas a los jueces qué hay que hacer, a su juicio?

No callarse. 

¿Los jueces?

La ciudadanía en general. Varios magistrados ya han subrayado públicamente que no hay jueces conservadores ni progresistas. 

Desde el poder político venden una serie de ideas y hay gente que las compra. Victor Kepler, cuando estudió la lengua del Tercer Reich, decía que el Tercer Reich iba cambiando la terminología como gotas de arsénico. Que una gota no te mata, pero que poco a poco llega a hacerlo. 

«Parece que se ha aceptado ya la teoría de que hay jueces conservadores y progresistas, cuando esto no es así. La Justicia es lo que es»

Parece que se ha aceptado ya la teoría de que hay jueces conservadores y progresistas, cuando esto no es así. La Justicia es lo que es. 

El magistrado del Supremo José Luis Requero señala que el panorama que tenemos es el de «un poder político fuerte que intenta controlar al poder judicial, pero que no acaba de lograrlo y lo suple con desplantes, cuando no insultos o cambiando las leyes». ¿Qué dice usted?

El poder político tiene una ideología determinada en cada momento y quiere imponerla, llevamos pocos años en una democracia y todavía no hemos aprendido el respeto a las formas. Y es esencial el respeto a las formas, la educación, la corrección… 

Todo se confunde con «políticamente incorrecto». Y no es políticamente incorrecto, es educadamente correcto como hay que obrar y decir que tal cosa es una barbaridad.

No se pueden tramitar leyes por vía de Proposición de Ley que nacen fuera del grupo parlamentario, aparentemente. Ya hemos visto un caso donde el portavoz de un grupo parlamentario decía que no sabía nada de la iniciativa 24 horas antes de presentarse. 

Me han pasado un meme en el que aparece una cajetilla de tabaco, que señalan que el cáncer mata, produce impotencia… A mí, fumador, el Gobierno me dice que estoy matándome por fumar. En cambio, una cosa voluntaria de si una embarazada quiere oír o no los latidos fetales es una barbaridad para algunos. 

¿Por qué una cosa es información y otra no lo es y es coacción? No lo entiendo. 

Javier Borrego, tomando posesión como magistrado del TEDH, en 2003, junto al suizo Lucius Wildhaber -a la izquierda-, entonces presidente del máximo tribunal de garantías de Europa, y al inglés, Paul Mahoney, secretario del tribunal, que después se convirtió en juez. Foto: ECHR.

¿Cómo acoge la eliminación del delito de sedición y la rebaja de la malversación?

Hemos perdido un poco el Norte. 

La eliminación del delito de sedición ha planteado un problema, han tenido que excarcelar a un grupo numeroso que secuestró un avión para que aterrizara en España. Lo que ha pasado en Brasil con la toma de las instituciones, ¿eso ahora en España qué es? ¿Un desorden público? 

Me da miedo que se acepte esto como irremediable. Ya le he dicho a todos los amigos políticos, incluso de La Moncloa: por favor, no olvidéis el motín de Esquilache. Este es un pueblo que traga que venga un ministro de Nápoles y nos quiera cambiar las costumbres, va tragando, tragando y al final, por cortar unos centímetros a unas capas se organizó tal follón que hasta la vida del Rey peligró. 

¿Qué opina de la ley del «sólo sí es sí»?

Con todos mis respetos, no es una ley en el sentido lógico y normal. Es una ley no pensada, hecha desde una determinada ideología y no han visto las consecuencias. Pasa lo mismo que con la reforma de la malversación.

Pero no la modifican…

No, por soberbia. Sería reconocer un error, y en esta situación hay políticos que no reconocen un error ni debajo del agua. 

¿Debería reformarse?

Por lo menos de cara a futuras condenas. Además, esa ley introduce una cosa sobre la pedofilia que no se ha analizado suficiéntemente. Se trata con una ligereza que no tienen en cuenta. 

Aquí todo nace de EE UU. Antes el derecho tenía su origen fundamental, en las épocas modernas, en Alemania, de sesudos pensadores. Ahora, son unos profesores de universidades americanas a los que se les ocurren unas ideas, como la teoría ‘woke’ o de cancelación, y aquí todo el mundo se apunta y nos dicen cosas como que la pedofilia tiene que ser voluntaria…

Esto no es progreso, es marcha atrás.

¿Qué otras cosas le parecen un escándalo?

Que se condene a latigazos y a años de prisión a una chica en Irán por no llevar el velo, como si estuviéramos en la Edad Media. Sin embargo, eso no llama la atención y no se protesta. 

Hay una ley del deporte en Canarias, de 2019, que dice que el uso de los aseos de las instalaciones deportivas se permitirá en función del sexo sentido en cada momento por el usuario. Sexo sentido, ¿eso qué demonios es? 

Hay una teoría de género nacida de un médico americano que experimentó con un chaval que tenía la cabeza echa un lío, le cambió el sexo biológicamente y al final se suicidó. Eso va prendiendo y llegamos al sexo sentido, a la ley trans… ¿Pero esto qué es? El absurdo.

Pongamos que hay una carrera mañana. Yo no soy deportista ahora, pero hace 10 años podía correr 100 metros decentemente. Me apunto a la competición femenina y a lo mejor hasta la gano. Eso es trampa. 

Estamos alocados. Tenemos y debemos reaccionar. 

Un ejemplo buenísimo de esto es Don Miguel de Cervantes Saavedra. Por lo que fuese estaba hasta las narices de las novelas de caballería, de sus excesos ¿Y qué hizo? El Quijote. Las ridiculizó haciendo una obra maestra de la literatura universal. 

¿Cómo se ataca todo esto? Con el ridículo. Si ante una barbaridad, la empezamos a debatir y queremos introducir una reflexión seria, serena, discutiendo, no hacemos nada. La única forma de combatir este estado de trastorno mental transitorio que estamos viviendo en España es ridiculizando. 

«La única forma de combatir este estado de trastorno mental transitorio que estamos viviendo en España es ridiculizando»

Por ejemplo, yo, con bigote -ya me he quitado la barba-, me meto en un aseo femenino y cuando las mujeres me digan «oiga, ¿usted qué hace aquí?», contesto «perdón, hoy me siento mujer». Es que es ridículo. 

En el Evangelio de San Lucas hay una frase de Jesús en relación a la parábola del administrador infiel: «Los hijos de las tinieblas o del mundo son más astutos que los hijos de la luz». Y eso es cierto. Los hijos de la luz, los normales, no somos tan astutos como los malos.

Cuando estaba en Estrasburgo emitía unos votos particulares de un par de folios, tres folios, pero brutales. ¿Qué ocurre aquí? Que escribimos tratados, hacemos votos más grandes que las sentencias. 

Hay que ir al grano, y no debemos dejar pasar una. No podemos arreglar el mundo totalmente, pero tenemos esperanza, hay juventud, hay mayores…

¿Qué opina de la situación del CGPJ, una anomalía constitucional que se prolonga ya cuatro años y un mes? 

Es lamentable. Se trata de nombrar a 20 miembros del Consejo y luego ellos elegirán a un presidente y llevamos desde diciembre de 2018. Para nombrar a 20 es complicado, tienen que ponerse de acuerdo 20 personas, pero Alfredo Montoya es una sola, su renovación es en el Senado. Es ponerse de acuerdo solamente en una persona para ocupar la vacante en el Tribunal Constitucional, pero tampoco.

Esto es como el zoom de Valerio Lazarov, que acercaba, alejaba. Estamos en unos momentos en los que hay unos maestros del zoom impresionantes que enfocan lo que quieren y no la realidad, que es muy diversa. 

Javier Borrego fue galardonado en 2021 con el Premio Confilegal a la Trayectoria. En la imagen los premiados en la IV edición, de izquierda a derecha: Al Compromiso, Juan Antonio Rodríguez, decano del Colegio de Abogados de La Palma; Legal Tech Santander, Borja Adsuara; a la Trayectoria, Javier Borrego; a la Innovación, la Alcaldía de Madrid, Matilde García Duarte, y a la independencia, Bartolomé Barceló, fiscal superior de Islas Baleares.

¿Es partidario de la reforma del sistema de elección para que los jueces elijan a una parte del gobierno del poder judicial? 

En principio sí.

¿Y qué cree que debe hacerse primero?

La solución intermedia, moderada y razonable sería aprobar la ley con la entrada en vigor una vez que terminen los nombramientos que están atrasados.

Antes de cambiarlo demostremos que somos respetuosos con lo que dijo el Tribunal Constitucional y con el espíritu con el que se creó el Consejo. Si ahora mismo nos dirigimos a los nombramientos por las asociaciones, corremos el riesgo de volver a una situación en la que van unos contra otros. 

Si en la situación actual, de auténtico conflicto, cambiamos el sistema porque no lo estamos cumpliendo, ¿quién garantiza que el nuevo sistema se vaya a cumplir? Habrá trampas de todo tipo, como siempre. ¿Quién nos dice que la ley futura no la van a interpretar, aplicar o practicar de una forma también deleznable?

Hasta que no haya renovación, el Consejo no podrá dar respuesta a la grave situación que atraviesan tanto el Supremo como el resto de los órganos judiciales al no poder cubrir las vacantes… 

Yo tengo culpa en lo del Tribunal Supremo, porque una vacante es mía. 

El exjuez del TEDH, Javier Borrego, tomó posesión como magistrado del Tribunal Supremo
Toma de posesión de Javier Borrego como magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TS, el 3 de diciembre de 2018. En la imagen, flanqueado por sus dos padrinos, en primer término, José Manuel Sieira, y Jorge Rodríguez Zapata, más allá. Foto: Poder Judicial.

Ya hay 19 vacantes de la plantilla legal de 79, a las que en los próximos meses se sumarán otras 24. El Supremo instó ayer al Parlamento a dar una solución «inmediata» a la situación «insostenible» del Tribunal. ¿Qué opina de la justicia tardía? 

Se ha dicho siempre que la Justicia tardía no es justicia.

A la gente se nos llena la boca hablando de Estado de Derecho, yo añado: Estado de Derecho y de los derechos. Uno de ellos es a la tutela judicial efectiva.

¿Es necesario crear más plazas de jueces para poder atender en tiempo razonable lo que los ciudadanos demandan, y que así la Justicia sea eficaz y efectiva?

Desde luego. Hay un refrán español que dice «piensa mal y acertarás». 

Explíquese.

Creo que se está pretendiendo que haya vacantes y vacantes y al final cubrirlas a dedo discrecional y arbitrariamente.

«Creo que se está pretendiendo que haya vacantes y vacantes y al final cubrirlas a dedo discrecional y arbitrariamente»

La situación en el Supremo es insostenible. Se hace una enmienda para decir que no se pueden hacer nombramientos, después se hace otra para decir que los del Tribunal Constitucional sí. ¿Por qué los del Tribunal Constitucional sí y no los magistrados del Supremo? Que me lo expliquen.

Comparta alguna lección que haya aprendido.

Que no hay que desanimarse nunca. No hay que tirar la toalla. Si uno mira a un lado y mira bien, con perspectiva, no focalizado en el tema inmediato, ve que hay gente muy buena, muy profesional, que están muchos en silencio y otros no, haciendo lo que tienen que hacer. 

Al lado hay gente que tiene actuaciones de difícil comprensión, pero hay gente buena. ¿Son mayoría o minoría? Yo creo que hay una gran mayoría silenciosa.

Recordemos la teoría de la espiral del silencio de la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann: Un cuadrado y en la parte de abajo nace una espiral, que va creciendo hasta que llega a la parte superior del cuadrado cubriendo todo. Noelle-Neumann dice que abajo cuando empieza la espiral son cuatro voces aisladas gritonas. Dicen una barbaridad, con fuerza. 

Hay medios de comunicación social que expanden esa barbaridad y la espiral va creciendo. Y la inmensa mayoría de la población piensa que si dice algo en contra de esto que está creciendo, le van a decir que es un reaccionario, cobarde, por lo que se calla. 

Al final, la opinión, en el caso de la teoría del género o de la teoría ‘woke’ la van expandiendo, la gente no se atreve a criticarla por miedo, comodidad o lo que sea, y esa pequeña opinión de cuatro gritones se convierte en la opinión pública.

Cambiando de tercio, ¿ve necesaria alguna reforma penal o derogación?

Alguna derogación para proteger al Estado. 

¿Qué le pide al 2023? 

Que despierte la gente, que seamos capaces de utilizar la libertad de expresión y de opinión, con educación, aunque sea políticamente incorrecta.

Vuelvo a Miguel de Cervantes: que se manifieste y lo haga con astucia. Es decir, ridiculizando.

Que volvamos al espíritu del consenso. Lo que quiero es que esto sea una democracia lo más plena posible.

Quiero respeto a los principios constitucionales, a las instituciones, a la separación de poderes, a la Constitución y a la Corona.

Recordemos el dicho «El paño en el arca no se vende, hay que enseñarlo». También hay que volver a la vara jaquesa y tratar todos los asuntos con la misma medida. Y no montar un cirio por un absurdo y otro absurdo tratarlo con una vara de medir distinta.

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