Penal Económico: Un préstamo no devuelto en una relación entre un anciano y una joven puede no ser una estafa
Cuando hay de por medio cuestiones sentimentales, el pedir dinero "prestado" no siempre obedece a un verdadero contrato de préstamo, por lo que su no devolución no constituye una estafa.

Penal Económico: Un préstamo no devuelto en una relación entre un anciano y una joven puede no ser una estafa

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20/2/2023 06:49
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Actualizado: 19/2/2023 20:39
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Sacar partido de la ingenuidad ajena no siempre requiere engañar, a veces, sólo es cuestión de aprovechar la ocasión. Y es que el amor entre un anciano y una mujer que tiene 46 años menos puede jugar malas pasadas. Cuando uno se quiere dar cuenta, ve que le han tomado el pelo y que en su bolsillo tiene casi 30.000 euros menos.

Esta es la historia de Luis, un hombre de 74 años que conoció a Adanna, de 28 y natural de Nigeria, en el Paseo de Calanda, situado en Zaragoza. Tras varias citas, Luis se enamoró perdidamente de ella y le dijo que le daría todo lo que quisiera y que iba a hacer todo por ella. 

A los pocos días de haberse conocido, Luis dejó vivir a Adanna en un piso de su propiedad sin pagar ni un solo céntimo. Lo único que tenía que hacer era llevarle al anciano las bolsas de la compra o hacerle las tareas del hogar.

Además, Luis le dijo que si se llevaban bien, se casarían para que cuando él falleciera pudiese quedarse con todo lo que tuviera porque sólo tenía un hermano.

Le dio 29.110 euros para comprar un camión y enviarlo a Nigeria

Aprovechándose de la confianza que Luis le había dado, Adanna le convenció para que le prestase un dinero con el objetivo de adquirir un camión frigorífico y otros materiales como, por ejemplo, compresores o transformadores para enviar a Nigeria. Luis accedió y le entregó 29.110 euros, dinero que nunca fue devuelto.

Casi todo el dinero se ingresó en la cuenta de un amigo de Adanna, un hombre que tuvo una importante participación en todo el asunto porque fue él quien llevó a Luis a un desguace para que pudiese ver un camión que había sido matriculado en Navarra. Pero como cada dos por tres la joven le seguía pidiendo dinero, el anciano decidió que era hora de cortar el grifo. 

Este caso, primero, se enjuició en la Audiencia Provincial de Zaragoza. Adanna fue condenada a un año y diez meses de cárcel por un delito continuado de estafa y, también, le exigieron que devolviese a Luis el dinero del que se había apropiado. 

Pero Adanna no estaba conforme con su condena y quería luchar por su absolución, por lo que acudió al Tribunal Supremo. 

Esta sentencia, que es la 331/2016 de 20 de abril, ha sido analizada por el exmagistrado y abogado especialista en penal económico del despacho Kepler-Karst, Eduardo de Urbano, en su libro“Derecho penal económico: 101 casos resueltos por el Tribunal Supremo”. 

El letrado defendió que no hubo engaño

El abogado de la joven defendió que el dinero se lo entregó por una relación afectiva que mantenían y que, por tanto, no lo había engañado.

El Tribunal Supremo, aunque no cuestiona directamente que la sentencia dictada por la Audiencia de Zaragoza sea injusta, sí que considera que en ella se describen acontecimientos “claramente sugestivos de que la entrega del dinero pudo responder a una mera libertad”.

Por lo que los magistrados del Alto Tribunal no encontraron ese engaño típico en el delito de estafa fruto del ingenio, de la picaresca o una fingida puesta en escena por parte de la joven con el que se transmuta la realidad para provocar el error determinante del desplazamiento patrimonial. Por tanto, absolvieron a Adanna del delito por el que se le acusaba.

Y es que cuando hay de por medio cuestiones sentimentales, el pedir dinero «prestado» no siempre obedece a un verdadero contrato de préstamo, por lo que su no devolución no constituye una estafa.

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