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Enrique Ruiz Vadillo: recuerdo de este inolvidable jurista que nos dejó hace 25 años

Enrique Ruiz Vadillo: recuerdo de este inolvidable jurista que nos dejó hace 25 años
Sobre estas líneas, el desaparecido magistrado Enrique Ruiz Vadillo, de cuya desaparición se cumplen ahora 25 años. Su compañero, Manuel Jaén, recupera en su columna una personalidad que dejó su marca en la justicia española. Foto: TC.
19/6/2023 06:30
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Actualizado: 18/6/2023 23:38
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Hace 25 años amanecíamos con la triste noticia del fallecimiento de Enrique Ruiz Vadillo, destacado magistrado que fue de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, que presidió desde 1987 a 1995, aunque también lo fue de la Sala de lo Social, que también llegó a presidir, culminando su dilatada carrera profesional en el Tribunal Constitucional.

Un auténtico ejemplo de dedicación al Derecho y a la Justicia, siempre impregnando su tarea en una perspectiva humanista, que hacían inconfundibles sus resoluciones y sus numerosas publicaciones, en el marco de su intensa vocación universitaria, siendo profesor de derecho civil en Bilbao y de derecho penal en la Universidad de Deusto, entre otros muchos centros de enseñanza.

El ilustre y muy querido penalista Antonio Beristaín describía perfectamente a Enrique Ruiz Vadillo en el libro homenaje que la editorial Colex, con la iniciativa de UNESPA (Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras), publicó en su homenaje en 1999, recordando la expresión de que “se hace camino al andar” de Machado, cuando afirmaba que “el andar de Enrique Ruiz Vadillo era lento, firme, sonriente, apoyado siempre en Elvira Zuloaga de Ruiz Vadillo, de quien él escribió: «mi mujer y excepcional colaboradora con quien comparto ilusionadamente la vida… con toda mi ilusión y cariño»”, y que “conocía magistralmente la teoría y la praxis de todas las ramas del árbol de las ciencias jurídicas, y muchas de las ciencias extrajurídicas”.

Mi Asociación, la Asociación Judicial Francisco de Vitoria, viene celebrando desde su fallecimiento unas Jornadas de Estudio «Enrique Ruiz Vadillo» en Melilla, en las que lamentablemente aún no he podido participar, pero que, cuando todos los años por estas fechas se celebran, no puedo evitar el sentido recuerdo de tan admirado y querido jurista, especialmente este año, en el que se cumplen 25 años de su pérdida.

TUVE UNA RELACIÓN ESTRECHA CON ENRIQUE RUIZ VADILLO

Yo tuve la enorme fortuna de poder mantener una relación estrecha con Enrique Ruiz Vadillo en los últimos años que estuvo entre nosotros, y pude colaborar con él en el proyecto de constitución, en Canarias, del Instituto Iberoamericano de Política Criminal y Derecho Penal Comparado, el 23 de enero de 1998, en el que también participó otro muy querido y admirado jurista, como fue Antonio González-Cuéllar. Proyecto en el que tantas ilusiones depositó, afirmando en su discurso de presentación el objetivo principal del Instituto, que no era otro sino el de servir de puente entre el Derecho de la Unión Europea y el de Iberoamérica en el campo del Derecho Penal.

Lamentablemente, pocos meses después se agravó su enfermedad, hasta que en el mes de mayo falleciera, no sin antes mantener varias reuniones de trabajo, algunas en su propio despacho del Tribunal Constitucional, convocándonos a primerísima hora de la mañana para que, en modo alguno, ello incidiera en la labor propia desempeñada como magistrado de este alto Tribunal.

«Su espíritu, su rectitud, su bondad, su entusiasmo por el Derecho y la Justicia, su capacidad de trabajo, su disposición permanente al diálogo y a conciliar posturas contrarias, son cualidades que deberían ser una guía permanente para todos cuantos nos dedicamos a cualquiera de las profesiones jurídicas como servicio público»

Tal era su empeño y entusiasmo por el proyecto, realmente contagioso, que a pesar de los achaques propios de la cruel enfermedad que sufría, no descartaba poder viajar a Iberoamérica para poder impartir cursos y conferencias en el marco del Instituto que se acababa de crear.

La verdad es que su espíritu, su rectitud, su bondad, su entusiasmo por el Derecho y la Justicia, su capacidad de trabajo, su disposición permanente al diálogo y a conciliar posturas contrarias, son cualidades que deberían ser una guía permanente para todos cuantos nos dedicamos a cualquiera de las profesiones jurídicas como servicio público.

Enrique Ruiz Vadillo era una persona muy entrañable, que aún se le echa de menos, un verdadero ejemplo de dedicación y entrega al trabajo, un jurista sin fronteras de especialidad, querido, admirado y respetado por todos, un hombre bueno en todo el sentido de la palabra, que merece este breve y sentido recordatorio, en la seguridad de que muchos compañeros lo compartirán.

Termino con unas palabras de Enrique Ruiz Vadillo en su discurso de presentación del referido Instituto Iberoamericano de Política Criminal y Derecho Comparado, del que fue su Presidente, bien expresivas de su talante humanista, su optimismo, sus ilusiones y esperanzas, mantenidas hasta sus últimos momentos, expresando su deseo de “respeto a los derechos fundamentales, inherentes a todas las mujeres y hombres del mundo, como la justicia, igualdad, libertad, dignidad, intimidad personal y familiar, derecho a la propia imagen y todo ello rodeado de solidaridad y, en la medida en que sea posible, de amor”, añadiendo que “no se trata principalmente de buscar instrumentos para castigar y reprimir, sino de descubrir fórmulas que respetando, por encima de todo, esos derechos fundamentales, sin los cuales la vida no es vida humana, procuren una convivencia más apacible y menos inhóspita” y “muchos de estos derechos, como dijo el profesor Tomás y Valiente, están pensados principalmente para los delincuentes. Esta es la grandeza de vivir bajo la vigencia de estos principios, aunque, en ocasiones, no sepamos cumplirlos con la fidelidad y exactitud deseables”.

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