Hermana contra hermano ante la justicia, por estafa
Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, donde tuvo lugar este juicio de hermana contra hermano, por dinero. Foto: Confilegal.

Hermana contra hermano ante la justicia, por estafa

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13/8/2023 01:17
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Actualizado: 14/8/2023 11:02
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Isabel y José son dos hermanos con domicilio en Palma de Mallorca, ambos en la sesentena. Ambos tenían una madre, Magdalena, de 91 años, que vivía en su casa, asistida por varias cuidadoras mañana, tarde y noche. La mujer estaba gruesa pero todavía caminaba con ayuda de muletas. La cabeza la tenía bien.

La historia comienza cuando el hijo, José, que se ocupa de su madre, en todo lo referente a sus cuestiones económicas, la convence para que sacara de la cuenta corriente que tenía en la oficina de Bankia de Son Españolet, en Palma, 91.000 euros en tres veces. El 10, el 21 y el 27 de agosto de 2018, por importe de 30.000, 36.000 y 25.000 euros.

En mayo de 2018, tres meses antes, Magdalena, había abierto otra cuenta en Bankinter, en la misma capital, teniendo a su hijo como firma autorizada.

¿La razón para dicha decisión?

Los problemas económicos que arrastraba Isabel para sacar adelante a su restaurante.

Evidentemente, el hijo estuvo detrás de esa decisión de la mujer.

José temía que, como había ocurrido en el pasado, la madre terminara por ayudar a su hermana y a su cuñado, en detrimento de sus propios intereses, como coheredero.

Al fin y al cabo, él se ocupaba de todas las necesidades de su madre.

De la casa, de pagar la comunidad, de contratar a las cuidadoras, de pagarlas y de verificar que su madre estaba bien. De todo.

Hasta había instalado cámaras de vídeo en esa casa para controlar que estaba siendo bien tratada.

José recordaba que, en dos ocasiones recientes, en 2017 y 2018 la madre le había prestado dinero a su hermana. Fueron 12.000 euros.

Se hizo como un contrato de préstamo, porque él así se lo recomendó a su madre. Para que quedara constancia y no fuera una donación. Una más.

Isabel no reconoció, sin embargo, un préstamo anterior, de 114.000 euros, recibido con garantía hipotecaria de un piso de su madre. Pero la hermana sí admitió otro anterior, de 2007, de 240.000 euros, también con garantía hipotecaria.

La cosa estalló cuando Isabel descubrió en 2020, lo de los 91.000 euros y la cuenta de Bankinter. ¿Consecuencia? Isabel pasa a ser firma autorizada también.

Y en eso llega la pandemia.

Jimena, la cuidadora principal, se dio de baja por maternidad y su madre quiso tener otra. Esta circunstancia hizo que la hermana, ante la imposibilidad de poder contratar a nadie y que tuvo que cerrar su establecimiento temporalmente, cubriera esa baja.

Lo que, en opinión de José, su hermana aprovechó para malmeter a su madre contra él.

La consecuencia fue que el 31 de julio de 2020 un abogado interpuso una denuncia, en nombre de su madre, por apropiación indebida contra él. Contra José.

«Un mes después me contactó Jonathan [en nombre de su hermana, se entiende], ofreciéndole llegar a un acuerdo sobre el proindiviso de su padre fallecido a cambio de retirar la denuncia», explicó José en el juicio celebrado el pasado mes de junio ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, del que formaron parte los magistrados Rocío Nobelda Martín Hernández (ponente), Gemma Robles Morato y Jaime Tártalo Hernández.

Los padres de Isabel y de José tenían un importante patrimonio inmobiliario cuya herencia millonaria debía repartirse una vez que Magdalena falleciera.

Lo que produjo dicha denuncia fue la consabida guerra de hermana contra hermano.

EL HERMANO NO APOYÓ A SU HERMANA PARA HACER FRENTE A SUS DEUDAS

Isabel relató ante los tres magistrados que en 2020 pidieron una moratoria de pago al banco por el COVID, dado que su restaurante tuvo que cerrar.

Se la denegaron dos veces precisamente porque su hermano José se negó a firmarla. Esa fue la primera vez que no pudo pagar, contó a los jueces.

En septiembre de 2021, debido a los impagos, se procedió a la ejecución hipotecaria.

Su madre, aseguró, siempre la había ayudado económicamente.

Y si hubiera tenido dinero lo habría hecho y no se habría realizado dicha ejecución.

El hermano, por su parte, dio cuenta al tribunal, representado por el abogado Jaime Campaner, socio director de Campaner Law, de los cuantiosos gastos que había realizado y de su negativa a dejarle acceder al dinero que su madre le había entregado, y que estaba administrando él personalmente.

Desde su punto de vista, su hermana se asemejaba a un agujero negro económico para madre. Y él no iba a permitirlo.

El 6 de octubre de 2020 el magistrado del Juzgado de Instrucción 9 de Palma de Mallorca, que llevó a cabo la investigación, apartó a la madre como acusadora particular contra su hijo, José, por su relación familiar.

La hermana, Isabel, sin embargo, continuó como actora civil en la causa.

El Ministerio Fiscal, por su parte, acusó al hijo por un delito continuado de estafa agravado, que conllevaba una petición de pena de 5 años de prisión.

Magdalena, la madre, no llegó a ver el juicio. Falleció el 31 de marzo de 2022, a los 93 años.

Un juicio que terminó con la absolución de José.

«No concurre el principal y esencial presupuesto exigido por el tipo penal pues, como hemos declarado probado, no ha quedado acreditado que el acusado hubiera aprovechado la edad de su madre para que ésta realizara las extracciones de dinero de Bankia ni para aperturar otra cuenta en Bankinter y así poder disponer del importe de esta a través de la Visa o que le hubiera convencido utilizando, como artimaña, la posibilidad de un eventual embargo de su cuenta por posibles impagos de la hipoteca de su hermana», dicen en su sentencia, la 331/2023, de 29 de junio.

Y añade el tribunal en su sentencia: «Magdalena tenía plenas capacidades para poder disponer de su dinero bien para ella o para la familia, como también hemos declarado probado».

De ahí la absolución, «con todos los pronunciamiento favorables» del delito de estafa por el que venía acusado.

El tribunal encontró razonables los gastos realizados por José.

Pero la guerra familiar por la herencia está servida.

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