Una sentencia de 2017 avaló que una de las causas de despido fuese insinuar a una niña que los padres eran Papá Noel
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31/12/2023 06:35
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Actualizado: 01/1/2024 09:24
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Decirle a un niño que los Reyes Magos o Papá Noel no existen puede ser cruel al privarles de la ilusión y la magia de la infancia. La creencia en estos personajes míticos forma parte de su desarrollo emocional porque, al fin y al cabo, la infancia se caracteriza por el asombro y la capacidad para creer en lo fantasioso.
Para un niño, creer en ellos significa abrazar un mundo mágico donde la bondad y los deseos se hacen realidad cada año. Es esperar con ilusión, portarse bien todo el año para que no les traigan carbón, escribir cartas llenas de sueños y despertar esa mañana con emoción, sintiendo que la magia verdaderamente existe.
Sin embargo, hay gente que actúa con cierta maldad y que decide destruir sin permiso de los padres esta ilusión, como ocurrió en 2017 con una empleada de una tienda a la que este comportamiento, unido a otros, le trajo como consecuencia el despido.
Y aunque fue impugnado en los tribunales, ni el Juzgado de lo Social Nº6 de Santa Cruz de Tenerife ni el Tribunal Superior de Justicia de Canarias consideraron que la trabajadora tuviese razón. Los magistrados determinaron en la sentencia de 2017 comentada por la letrada Caty Pou que el despido era procedente.
En la misiva le recriminaron hasta seis comportamientos que tuvieron lugar entre noviembre y diciembre de 2015.
Un sinfín de malas actitudes le causaron el despido: Papá Noel, faltas de respeto…
La vendedora atendió a una familia con una niña de 7 años donde la madre estaba mirando de manera disimulada un reloj de caballero con la intención de que se convirtiese en un futuro regalo de Navidad para su marido.
Pero la dependienta, por cuenta propia, decidió reaccionar diciéndole a la pequeña que se llevase a su padre a la sección de perfumería porque su madre iba a comprarle un reloj como regalo de Navidad para él.
La niña, desconcertada, le comentó al padre lo que la empleada le había dicho. No entendía el motivo por el cual su madre tenía que comprar algo cuando los regalos los hacía Papá Noel. De esta forma, cualquier sorpresa quedó desvanecida.
Los progenitores tuvieron que hablar con el encargado -que se sintió avergonzado- al estar desolados por la situación y no entender qué es lo que le pasó por la cabeza a la trabajadora para actuar de esa forma.
Este suceso de Papá Noel no fue el único relacionado con la Navidad que recogía la carta de despido. Su responsable también le dijo que debía acudir junto con el resto de la plantilla a ver un vídeo relacionado con estas fechas tan señaladas. En un principio se negó a ir, pero como le insistieron, acudió de malas maneras diciendo frases como «es una pena que no haya traído gafas».
También le dijo a un cliente que el día 24 de diciembre no era un día para comprar porque «lo nuestro eran los Reyes» y estuvo a punto de dar a un niño con unas tijeras en la cara al tirarlas de forma brusca tras envolver un paquete.
Asimismo, también se comportaba mal con sus compañeros. La empresa le explicó que les faltaba al respeto al responder, cuando le daban los buenos días, «lo serán para ti en esta mierda de departamento» y llamarles «gilipollas, petardos y espesos».
Fue sancionada anteriormente
No era la primera vez que había sido sancionada, pues fue castigada con 16 días de suspensión empleo y sueldo por la comisión de una falta muy grave por ser apática con un cliente, descortés con un superior, devolver un producto roto y dejar mercancía al alcance de clientes sin supervisión.
Y aunque para los magistrados del TSJ de Cantabria cada uno de los hechos descritos en la carta de despido y en la sentencia de instancia se hubiesen podido encuadrar en una falta leve o no muy grave, lo que les hizo confirmar la decisión de apartarla fue la continuidad y variedad de las conductas tras ser sancionada. No eran hechos aislados.
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