Manipulacion mental con IA, “tribunal de venganzas”, “sentencias” de asesinato contra jueces y fiscales, ingredientes de la última novela de Vicente Magro
Vicente Magro ha escrito un "best seller" trepidante que aborda las preguntas que se ha hecho la humanidad desde siempre y las cuestiones más candentes de la actualidad. Foto: Confilegal.

Manipulacion mental con IA, “tribunal de venganzas”, “sentencias” de asesinato contra jueces y fiscales, ingredientes de la última novela de Vicente Magro

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01/1/2024 00:45
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Actualizado: 02/1/2024 09:31
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El magistrado de la Sala de lo Penal del Supremo, Vicente Magro, regresa a la narración con una nueva novela titulada “Sé lo que vas a hacer”, la quinta que sale de su “cadena de producción” de ficción. O para ser más precisos, de ciencia ficción.

En línea con su anterior “best seller”, “Expediente Ámbar”, que planteaba el regreso al pasado y su vuelta al presente.

“Sé lo que vas a hacer” aborda un deseo que algunos seres humanos han tenido desde tiempo inmemorial: la manipulación mental para que otros lleven a cabo sus intenciones.

Lo expresó muy bien Vladimir Bartol en su celebérrima novela “Alamut”, que relataba la historia de Hassan Ibn Sabbah, conocido como ‘el viejo de la montaña’ ­–líder de los ismaelitas–, que consiguió, mediante terroristas suicidas acabar con el imperio persa.

La misma temática que abordó Richard Condon, autor de “El candidato manchuriano”, novela que en 1962 llevó a la pantalla grande John Frankenheimer.

La historia relata la historia de un joven oficial estadounidense, perteneciente a una importante familia, que es capturado en la guerra de Corea y al que someten a una manipulación cerebral. Un joven que después inicia la carrera política para ser presidente.

El enfoque de Magro en esta, su quinta novela, combina dos aspectos novedosos: la farmacología y la inteligencia artificial y su aplicación en hacer el mal.

Que un juez de instrucción se tome una pastilla para dormir y que comience a tener sueños de asesinatos que después se producen requiere mucha imaginación, ¿no le parece?

La idea emergió de mis múltiples lecturas sobre inteligencia artificial y sobre farmacología. Pero, sobre todo, de unas pastillas que antes solía tomar yo para dormir.

¿Y si unas pastillas pudieran permitir ver el futuro? ¿O privar a una persona de su voluntad y convertirlo en un asesino?, me planteé.

Ese fue el arranque de la historia. Pastillas generadoras de enzimas que pueden ser manipuladas a través de la Inteligencia Artificial e inducir a las personas que las han tomado a convertirse en auténticos autómatas asesinos.

Estamos en una época de la historia en la que estamos viendo grandes prodigios gracias a los avances científicos.

La inteligencia artificial es capaz de reproducir a una persona hablando en inglés, con su propia voz, sin tener ni idea de ese idioma, por poner un ejemplo.

Así es como nacen las buenas historias. Con el “¿Y sí…?”. Luego usted le pone un ingrediente seguro: la venganza.

La venganza siempre es un elemento que siempre ha funcionado, como bien ha demostrado Alejandro Dumas. En este caso la venganza contra jueces y fiscales que han tomado decisiones por las que algunas personas se han sentido directamente desesperadas por la pérdida de sus hijos o familiares. 

«Nadie puede creerse con el poder de tomarse la justicia por su mano y de cuestionar a la propia Justicia. Porque ese camino conduce a la destrucción del estado de derecho y a la anarquía»

Decisiones que toma un “tribunal de venganzas”, como se denomina en la novela. Un tribunal paralelo al tribunal de justicia que decide si deben morir los que podrían ser culpables de algo y fueron absueltos.

Un “tribunal de venganza” que tiene atribuciones que nosotros, los jueces no tenemos: la posibilidad de dictar sentencias de muerte, que no son más que asesinatos.

Lo que supone un cuestionamiento claro de nuestro sistema de justicia con intenciones criminales.

También es una reflexión: Nadie puede creerse con el poder de tomarse la justicia por su mano y de cuestionar a la propia Justicia. Porque ese camino conduce a la destrucción del estado de derecho y a la anarquía.

El sistema de justicia que tenemos está perfectamente diseñado. Tiene sus recursos de apelación, de casación e, incluso, de amparo. Y más allá, Estrasburgo. España no es diferente de ninguno de los países que conforman la Unión Europea.

La división de poderes funciona y hay que preservarla.

Poner a un juez de Instrucción en la tesitura de contar o no que está soñando asesinatos que se están cometiendo es ponerlo en una situación de pura esquizofrenia. Porque, ¿quién le va a creer?

Eso es, precisamente, lo que he buscado. Pero el protagonista es una persona con “auctoritas”, muy solvente, profesionalmente hablando.

Está casado. Su esposa, precisamente, es un objetivo de estos criminales.

Porque quieren hacer daño a la persona que más quiere ese juez. Saben que matando a su esposa lo matan en vida a él. Lo destruyen.

Una escena que el juez de instrucción ve en uno de sus sueños. Hay mucho maquiavelismo en su novela.

Bueno, las historias tienen que mantener una cierta tensión para atrapar al lector.  

Y también ve su propia muerte.

También la ve, sí.

Esta es la quinta novela que publica el magistrado Vicente Magro, que aparece en la foto en la entrada del Tribunal Supremo. Foto: Confilegal.
Esta es la quinta novela que publica el magistrado Vicente Magro, que aparece en la foto en la entrada del Tribunal Supremo. Foto: Confilegal.

Las pastillas se las facilita la empleada de un centro de yoga al que la pareja va semanalmente.

Guillermo de Ockham, aquel franciscano inglés –también filósofo y teólogo, en el que se inspiró Umberto Eco para escribir su novela “El nombre de la rosa”– del siglo XIII decía que de todas las explicaciones posibles la más simple es siempre la más probable.

¿Qué otra forma más simple podía encontrar que esa?

En algunos instantes me ha recordado a la película “Minority Report”. De hecho, uno de los protagonistas hace una referencia a la película que protagonizó Tom Cruise…

Era inevitable. ¿Está el futuro escrito? Esta es una pregunta que se está haciendo la Humanidad desde que habitamos la tierra. Si el juez de Instrucción ha visto en sueños los asesinatos antes de que se produzcan es que sí está escrito, ¿no?

Es lo que se deduce.

Pues la deducción no está bien. Las cosas, la mayoría de las veces, no son blancas o negras sino grises.

Las pastillas y su combinación con la inteligencia artificial abren una ventana a un mundo desconocido.

A mí todos estos avances me hacen reflexionar mucho. Actualmente utilizamos solo el 20 % de nuestros cerebros. ¿Qué pasaría si lográramos encontrar un camino para utilizar un 40 o un 60 %? Nuestra capacidad mental se multiplicaría por dos o por tres o por cuatro.

Esto de lo que estoy hablando es algo que se va a ir haciendo realidad, poco a poco realidad. Los seres humanos tendrán más memoria, más precisión mental, más ideas… Es el mundo que viene.

¿Está el futuro escrito? Esta es una pregunta que se está haciendo la Humanidad desde que habitamos la tierra. Si el juez de Instrucción ha visto en sueños los asesinatos antes de que se produzcan es que sí está escrito, ¿no?

Una cosa interesante en su relato es que describe cómo funciona por dentro la Justicia, su relación con la Fiscalía, con la Policía. Todo un engranaje.

La gente desconoce lo que es la Justicia. Creo que todos los procedimientos, las investigaciones que se llevan a cabo, se ajustan a la realidad. No hay ninguna invención por mi parte. No puede haberla.

Tengo entendido que todos sus personajes están inspirados en personas de la vida real, de gente que le rodea a usted, en el Supremo y en otros sitios.

[Se ríe] Es cierto. También en el periodismo. Son personas que conozco muy bien. Lo que me ha ayudado mucho a la perfilación de todos ellos.

Miss Marple, el personaje que creó Agatha Christie, para algunas de sus novelas de misterio, solía asimilar a personas que investigaba a convecinos de su pueblo, a los que conocía bien.

Lo desconocía. Agatha Christie era una gran escritora de misterio. Me alegro en haber coincidido en esto con ella.

Usted ha publicado 82 libros jurídicos. Esta es su quinta novela. En el Supremo, a pesar de faltarles un compañero que se ha jubilado, va al día. ¿De dónde saca usted el tiempo?

Todo es una cuestión de organización y de disciplina. La novela la escribí entre las 5.30 a 9 de la mañana y de 10 a 11 de la noche. Cinco horas y media a lo largo de 28 días, a razón de 10-12 folios diarios. Lo que sumaron un total de cien horas.

¿Trabaja con un guión o escaleta elaborada de antemano?

No, avanzo según me lleva el relato. Tomo nota, constantemente de personajes, de acontecimientos y de detalles, para que no se me escape ningún hilo. Es mi sistema y me funciona.

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