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Opinión | CDL: ¿Quién quiere ser Juez en Inglaterra y Gales?

Opinión | CDL: ¿Quién quiere ser Juez en Inglaterra y Gales?
Josep Gálvez, abogado español y "barrister", revela en su columna un hecho poco conocido: no hay interés entre "barristers" y "solicitors" por hacerse jueces. Y relata el caso de Sir Hugh Laddie, que dejó la judicatura para regresar a la abogacía porque se aburría soberanamente. En la ilustración, el susodicho juez con un rollo de papel higiénico en la mano; un caso que fue recogido por los periódicos. Ilustración: JG.
27/2/2024 06:33
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Actualizado: 27/2/2024 11:19
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Cuando el gran Sir Hugh Laddie anunció en 2005 que dejaba la judicatura inglesa fue el corrillo de todos los ‘Inns of Court’, sedes de los colegios de ‘Barristers’ ingleses desde la Edad Media y donde muchos jueces suelen reunirse tradicionalmente para almorzar.

Para algunos la decisión de este maestro de maestros en materia de propiedad intelectual de abandonar  el ‘Bench’, (lo que podríamos traducir como la “Bancada” ya que así es como se conoce al colectivo de jueces), fue tan sorprendente como insultante por dos motivos.

El primero, es que la razón aducida por Sir Laddie para quitarse la peluca y la toga de juez definitivamente, tras diez años de ejercicio, era nada más y nada menos que se aburría soberanamente, como una ostra, por muy judicial que fuera la concha.

Y es que para Laddie, la función de resolver los casos del personal era muchísimo menos excitante que presentarlos ante el tribunal como ‘Barrister’ con la “diversión y el apoyo mutuo de trabajar en equipo”.

El segundo motivo es que además, Sir Hugh Laddie decidió dimitir de sus funciones en la ‘High Court’ para ser el primero de la historia en incorporarse, agárrense… ¡A una firma de ‘solicitors’!

Eso sí, especializada en patentes y marcas, así como en derechos de autor.

Según parece, la dimisión molestó a determinados sectores tradicionales porque infringía aquella regla no escrita del poder judicial inglés, según la cual entrar en el ‘Bench’ supone una vía de sentido único.

O como fue descrita como el propio Hugh Laddie, el equivalente a  la “cadena perpetua”.

Además, tampoco se entendía mucho que se uniera como simple ‘consultant’ a una modesta firma que no implicaba más dinero del que ya cobraba como juez, cuando ganaría muchísimo más en uno de los grandes bufetes de la City o ejerciendo como árbitro independiente.

Por el contrario, alguno comprendía la decisión ya que Sir Hugh había pasado 25 años de auténtica diversión como ‘Barrister’  ante los tribunales de Inglaterra y Gales, con grandes casos, grandes clientes y sobre todo la adrenalina de comparecer ante los tribunales para pasar a un trabajo poco estimulante y fundamentalmente pasivo.

En otras palabras, que tras diez años de aguantar rollos ya tenía bastante del mismo percal y no quería otros tantos más.

Será por este motivo, o porque la vida del ‘Barrister’ es más lucrativa que el desempeño de cargos judiciales, la realidad es que cada vez le cuesta más al ‘Bench’ encontrar personal interesado en incorporarse a la judicatura inglesa.

LA JUDICATURA INGLESA NO ATRAE A LOS «BARRISTERS»

Así es, por asombroso que parezca, la figura del juez en Inglaterra y Gales no despierta ni por asombro el mismo interés para los profesionales que llevan tiempo ejerciendo como ‘Barristers’.

Y parece que tampoco a los ‘solicitors’ ya que el acceso a la judicatura se abrió hace un tiempo a esta rama de la abogacía inglesa, ante la carencia más que manifiesta de solicitudes de los ‘Barristers’ para ser jueces a tiempo completo (‘full-time judges’).

De hecho, las últimas estadísticas también van por ese camino, ya que muestran el poco entusiasmo que hay por abandonar una brillante carrera como profesional de la abogacía para pasar a desempeñar un puesto en la judicatura.

A cambio de -digámoslo es términos relativos- un humilde sueldo, y eso sí, el honor de pertenecer a los tribunales con más prestigio en el mundo.

Como arrojan los números que pueden encontrar por aquí, el primero que aparece es el First-tier Tribunal, que corresponde a las siete Salas de este órgano que se ocupan de litigios en diversos ámbitos como sobre fiscalidad, inmigración y el derecho asilo o la sanidad, la educación y la asistencia social.

Pues bien, de un total de 350 candidatos que se presentaron para las 70 plazas del First-tier Tribunal, la Comisión para Nombramientos Judiciales, (la ‘Judicial Appointments Commission’, también conocida por ‘JAC’) hizo un solamente 47 recomendaciones.

Esto es, quedaron vacantes 23, casi el 33% de las plazas, que ya es decir.

Lo que sí parece que tiene cierto predicamento en la abogacía inglesa es la judicatura a tiempo parcial, es decir, ‘Barristers’ o incluso ‘solicitors’ que desempeñan cargos judiciales sin renunciar a su actividad privada y como autónomos (‘self-employed’).

Y es que, como ya vimos en otras cartas, no hay ningún inconveniente en que profesionales de la abogacía ante los tribunales ejerzan como jueces a tiempo parcial sin tener por ello que abandonar su prolífica actividad.

Eso sí, siempre que no haya ningún conflicto de intereses, absteniéndose de resolver en asuntos en los que pudiera existir alguna sospecha, que después vienen los lamentos.

SALARIOS EN FUNCIÓN DE LAS SESIONES Y DÍAS TRABAJADOS

Para estos jueces su actividad se paga en función del número de sesiones o días trabajados y de conformidad con unos honorarios que dependerán del cargo.

De hecho, es habitual que los futuros jueces a tiempo completo hayan sido antes jueces a tiempo parcial, por aquello de irse fogueando durante unos años antes de dar el paso definitivo a la judicatura, ya que si después se arrepiente el camino de vuelta es complicado como ya hemos visto.

Pues efectivamente, esta figura parece ser la preferida por los ‘Barristers’ y algunos ‘solicitors’, contabilizándose 199 solicitudes para los 28 puestos de ‘Deputy High Court Jude’, algo así como juez adjunto para este importantísimo tribunal londinense, cubriéndose la totalidad de estas plazas.

El problema, como comprenderán, es que aunque las plazas para jueces a tiempo parcial se cubren sin problema ninguno y son muy buscadas, la figura del juez tiempo completo no lo es tanto.

Imagínense renunciar a todos sus asuntos como profesionales bien pagados y por contra tener que asumir el régimen de incomptabilidades que acompañan al cargo judicial.

Por este, entre otros motivos, desde hace unos cuantos años existe una sequía en Inglaterra y Gales de aquello que en mis tiempos llamábamos en España “vocación”.

Y es que está claro que cuando se pone mucho dinero y prestigio profesional por delante, de poco valen los honores y las puñetas.

EL JUEZ LADDIE EN SUS ANÉCDOTAS

En fin, volviendo a Sir Hugh Laddie, no puedo dejar de mencionar un par de anécdotas de este gran juez y mejor ‘Barrister’ fallecido tristemente en 2008 con sólo 62 años.

Vamos con la primera.

Según cuentan, aunque yo no he podido comprobarlo, tuvo lugar en 1997, cuando Laddie ejercía ya como ‘Justice’ de tribunales de Inglaterra y Gales en un asombroso caso sobre papel higiénico.

En concreto, en aquél caso se discutía nada menos si la comparación sobre la suavidad de dos marcas rivales en unos anuncios era admisible bajo el derecho inglés.

Sin cortarse un pelo, cuando llegó el día de la vista judicial, Sir Laddie ordenó que se desplegaran unos rollos de ambas marcas a lo largo del estrado donde se sitúan los testigos y peritos para que así pudieran ofrecer su testifical.

Vamos, que declararon con todas las garantías procesales sobre el papel.

Se pueden imaginar cómo sería semejante audiencia, valorándose por los expertos que si tal papel era más aterciopelado que el otro, como si de la cata de un vino se tratase.

La segunda tuvo lugar durante el famoso caso Arsenal Football Club v. Matthew Reed en el que el Arsenal demandó a un vendedor que vendía bufandas con el nombre y el logotipo del club de fútbol pero sin licencia.

En concreto, se discutía si el uso del nombre del equipo de fútbol era la utilización de una marca, en el sentido de que designa el origen del producto o por el contrario, era un uso meramente decorativo y limitado a comunicar su lealtad a ese equipo.

Total, que los ‘Barristers’ se enzarzaron en tal dialéctica que, ya cansado de tanto rollo y sin pensárselo dos veces, Sir Hugh Laddie cogió entonces la bufanda del arsenal y empezó a agitarla sobre su cabeza como si se tratara de un hincha de este equipo de fútbol.

Ni qué decir que Laddie desestimó la demanda del Club de plano, incluso contradiciendo al Tribunal de Justicia de la UE.

En fin, la semana que viene seguiremos con más casos.

Hasta entonces, mis queridos anglófilos.

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