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Opinión | El arte de faltar a la verdad con Alegría desde la Presidencia de Gobierno
09/10/2024 17:36
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Actualizado: 09/10/2024 18:03
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Pilar Alegría, ministra de Educación y portavoz del Gobierno, se plantó ayer en rueda de prensa con una sonrisa de confianza para hablarnos del auto de la Audiencia Provincial de Madrid que, en apelación, delimitó la instrucción de la causa sobre Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, que el magistrado Juan Carlos Peinado está llevando a cabo.
Lo hizo, por supuesto, torciendo la realidad con esa destreza que otorga el hábito. Porque lo que la ministra soltó no fue otra cosa que una mentira. O una “fake news”, como se conoce ahora cuando no se dice la verdad.
Dijo, primero que la Audiencia «estima sustancialmente los recursos presentados», lo cual no es verdad. Primera mentira.
Y continuó afirmando que la Audiencia señalaba que «había una investigación prospectiva, genérica e imprecisa», afeando al magistrado Peinado que esto sea así. Segunda mentira. Enorme.
Lo que dice el tribunal en su auto es que no lo es, por eso le da vía libre para continuar con la instrucción.
Le dice, eso sí, al magistrado que había utilizado una redacción genérica e imprecisa porque no concretó que la investigación debe centrarse en el supuesto delito de tráfico de influencias que habría cometido Gómez con su amigo, el empresario Juan Carlos Barrabés.
La ministra Alegría también señaló que el auto había acotado «al máximo» el ámbito de actuación al magistrado Peinado.
Tampoco dice eso el auto. Lo que dice es que el caso Globalia debe dejarse fuera, porque es materia de la Fiscalía Europa.
Ha sido «una sonora enmienta», subrayó la ministra Alegría. Para añadir que el tribunal de apelación había validado los informes de la UCO, de la Guardia Civil, de la Policía, y de la Fiscalía, «que son los informes que también han dicho claramente desde el primer momento que no hay ninguna irregularidad».
El tribunal de apelación recuerda que «la perfecta adjudicación de las licitaciones no impediría la comisión previa del delito de tráfico de influencias. En dichas adjudicaciones apreciábamos datos objetivos en los que se constataba la intervención personal de la denunciada en apoyo de las empresas de Barrabés y que justifican la investigación».
Y señala que el informe de la Guardia Civil destaca una notable variación en la relación de las empresas del grupo Barrabés con la administración pública tras la obtención de la Cátedra y el crecimiento de los másteres.
De los casi 25 millones de euros adjudicados, más del 91% fue destinado a Innova Next, principalmente en el ámbito de nuevas tecnologías y transformación digital. Los contratos se concentraron en cinco administraciones que adjudicaron 11 contratos entre 2021 y 2022, sumando cerca de 21 millones de euros, con una única adjudicación previa en 2017 del Ayuntamiento de Madrid.
LA AUDIENCIA PROVINCIAL RECUERDA CUÁL ES LA FINALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN, QUE CONTINÚA
«La finalidad de la investigación» que está llevando a cabo el magistrado titular del Juzgado de Instrucción 41 de Madrid, «debe ser comprobar si estamos ante resoluciones libremente adoptadas, conforme a un proceso de decisión adaptado a las normas empresariales y a los usos de la actividad del sector, a fin de pronunciarse motivadamente sobre si concurren elementos indiciarios suficientes como para hacer avanzar el procedimiento hacía una nueva fase», dicen los tres magistrados en su auto.
No dice el tribunal, en absoluto, como afirmó la ministra Alegría, que se esté aproximando «el archivo de esta causa. Una no causa que arrancó y se inició a través de esa denuncia hecha de recortes de organizaciones de la ultraderecha que, lógicamente, además, el Partido Popular y Vox han hecho como propia y suya en este momento».
Lo que el auto establece es que el juez Peinado debe acotar sus pesquisas, sin pronunciarse sobre la culpabilidad o inocencia de Gómez. Traducido: tiene vía libre. O luz verde. Los tres magistrados admiten que hay caso y que debe investigarse.
Un matiz crucial que la ministra prefirió ignorar, demostrando, una vez más, que la verdad es un estorbo cuando se trata de defender al Gobierno. Porque basta leerse el auto para concluir que la interpretación de Alegría es eso, una interpretación sesgada.
Lo más irónico de todo es que estas declaraciones provienen del mismo Gobierno que, con gran pompa, ha lanzado planes para luchar contra las fake news y la desinformación.
El mismo Ejecutivo que se ha presentado como paladín de la verdad en la era digital, ahora se dedica a practicar la distorsión de los hechos con una desfachatez que raya lo insultante.
No es solo que Alegría haya mentido, sino que lo ha hecho desde el atril oficial, desde la tribuna que debería estar reservada para transmitir hechos y no manipulaciones.
«El problema es que cada vez que un miembro del Gobierno tuerce la verdad de esta manera, lo que realmente hacen es minar la confianza de los ciudadanos»
Este es el mismo Gobierno que lanza advertencias sobre los peligros de las redes sociales, que promueve campañas para proteger a los ciudadanos de la desinformación, y que nos pide confiar en su “lucha” contra las fake news.
Sin embargo, lo que no mencionan en esas campañas es que, cuando la mentira se genera desde el mismo Ejecutivo, la cosa cambia.
Resulta que, mientras nos sermonean sobre los bulos en Twitter, son ellos los que deforman la verdad cuando les conviene, como en el caso de Begoña Gómez.
EL AUTO NI EXONERA A GÓMEZ NI CIERRA LA INVESTIGACIÓN
El auto de la Audiencia Provincial no exonera a Gómez, como dijo Alegría, ni cierra el capítulo judicial.
Solo establece límites a la investigación; Peinado no puede investigar el caso Globalia porque es competencia de la Fiscalía Europea.
El discurso de la ministra fue otro ejemplo más del arte de convertir un asunto judicial en un “no pasa nada” mediático.
Este tipo de tergiversación ya es costumbre. No se trata solo de defender a la mujer del presidente, sino de mantener la imagen de un gobierno que se presume impoluto. Y en ese esfuerzo, la verdad parece ser una víctima aceptable.
Lo que sorprende (o no tanto, a estas alturas) es la habilidad con la que se construye una narrativa paralela.
La misma ministra que habla de la importancia de combatir las fake news se convierte, sin pestañear, en creadora oficial de desinformación.
Las mentiras que vienen del poder no son menos peligrosas que las que circulan en redes sociales.
De hecho, son mucho más graves, porque no es lo mismo que un bulo lo lance un tuitero anónimo que lo haga una portavoz del Gobierno.
Lo paradójico es que mientras se multiplican las campañas oficiales para combatir las noticias falsas, el mismo Gobierno se entrega a la manipulación con una sonrisa.
Se nos pide que creamos en la transparencia mientras se lanzan cortinas de humo cada vez que algo salpica al entorno presidencial.
Y la ministra Alegría, con su discurso sobre el auto judicial de Begoña Gómez, no ha hecho más que demostrar que, en la política actual, mentir es tan solo otra herramienta de gestión.
El problema es que cada vez que un miembro del Gobierno tuerce la verdad de esta manera, lo que realmente hacen es minar la confianza de los ciudadanos. Porque, aunque nos quieran vender que están luchando contra la desinformación, cuando la fake news proviene del propio Ejecutivo, el daño es mayor.
Nos mienten, y lo hacen desde la altura, sabiendo que, con un buen manejo mediático, la verdad será solo una nota al pie que pocos leerán.
Así que aquí estamos, con una ministra que, en vez de aportar claridad, nos regala fake news con una sonrisa.
Porque en este Gobierno, al final, el arte de mentir también parece ser una forma de gobernar. Y este es un ejemplo claro.
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