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Opinión | El duelo que redefinió el derecho inglés: Edward Coke contra Francis Bacon

Opinión | El duelo que redefinió el derecho inglés: Edward Coke contra Francis Bacon
Josep Gálvez es abogado español y "barrister" en Londres. En su columna relata la relación entre Edward Coke –a la izquierda– y Francis Bacon –a la derecha–, dos grandes juristas ingleses entre los siglos XVI y XVII que se odiaban. Foto: JG.
05/11/2024 05:40
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Actualizado: 04/11/2024 21:53
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Justo a la entrada del Gray’s Inn, a mano derecha, se alza imponente una estatua de Sir Francis Bacon, padre del empirismo británico y ferviente defensor del ‘common law’, el derecho creado a golpe de sentencias judiciales.

Precisamente a él le debemos la aplicación jurídica de la observación, que es de donde surge la ley inglesa, en lugar de permanecer en la ignorancia o, peor aún, en el caos, reduciendo así la incertidumbre y promoviendo la justicia material.

Pero como sucede en tantas ocasiones, una de las mentes más privilegiadas de su tiempo se topó con su némesis, y en aquel caso no fue nada menos que Sir Edward Coke, el abogado más prestigioso del país, quien alcanzó los cargos judiciales más importantes de Inglaterra.

Sin embargo, detrás de sus respectivas contribuciones fundamentales al desarrollo del derecho inglés se esconde un odio y una inquina personal tan intensos que bien podría ser el argumento de una tragedia shakesperiana o una serie de Netflix.

Pero de momento tenemos un fantástico libro, ‘The Winding Stair’ («La Escalera de Caracol») del Muy Honorable Jesse Norman, miembro del Parlamento británico y conocido sobre todo por su destacada gestión del programa de ayudas durante la pandemia, cuya presentación tuvo lugar la semana pasada en el ‘Inner Temple’ londinense.

UNA RIVALIDAD INMORTAL

Para ponernos en situación, la Inglaterra del siglo XVI era una época de grandes transformaciones pero también tensiones políticas, con maquinaciones por doquier. Y es que el personal estaba sobre todo por sus conspiraciones palaciegas para medrar gracias al favor de la Reina Elizabeth, la primera.

Coke procedía de una familia de la pequeña nobleza inglesa, ascendiendo rápidamente en el mundo jurídico gracias a una incansable dedicación al estudio de la ley y sobre todo su oratoria para aplicar los principios del derecho de manera contundente, lo que le valió el apodo de «El Oráculo del Derecho» (‘The Oracle of the Law’).

Por su parte, Bacon, -conocido familiarmente como ‘Frank’-, era un poco más joven y procedía de una familia con importantes cargos en la corte. Su padre, Sir Nicholas Bacon, había sido nombrado Lord Guardián del Gran Sello, (‘Lord Keeper of the Great Seal’), lo que implicaba la custodia del Gran Sello de Inglaterra, un anillo que servía para autenticar documentos oficiales de la reina, como cartas, patentes y decretos.

Además, su tío, Lord Burghley, fue un muy influyente consejero de la reina y, a eso se unía que el chaval tenía un intelecto prodigioso, escribiendo incluso ensayos filosóficos con los que pretendía revolucionar el pensamiento de su época.

Y como es lógico, las rivalidades entre Bacon y Coke no se hicieron esperar, encontrándose por primera vez en lados opuestos de la política cortesana.

Así, mientras Coke disfrutaba del apoyo del poderoso Conde de Salisbury, Robert Cecil, Bacon buscaba el patrocinio de Robert Devereux, el acaudalado Conde de Essex.

Las envidias se intensificaron cuando ambos se vieron compitiendo por el suculento puesto de Abogado General (‘Attorney General for England and Wales’), un cargo de gran relevancia y poder, por cuanto conllevaba ser el asesor jurídico de la Reina y además llevar las acusaciones regias.

A pesar de los esfuerzos de Essex para promover a Bacon, finalmente fue Coke el elegido, demostrando desde entonces una gran destreza y, sobre todo, muy mala leche contra los sospechosos de intrigar contra la reina, quienes se vieron pronto en el camino hacia el cadalso.

Lógicamente este episodio marcó el inicio de una animosidad que definiría sus carreras y dejaría una huella indeleble en la historia legal de Inglaterra.

Pero ojo, porque no todo iba a ser derecho y política, ya que los dos jóvenes también compitieron por el amor de una mujer, como la célebre canción de Julio Iglesias.

LA BATALLA POR EL MATRIMONIO DE LADY HATTON

Y la dama no era otra que Lady Elizabeth Hatton, mujer extremadamente rica y mejor conectada y, según se decía, una de las más bellas de su tiempo.

Lady Hatton había enviudado, por lo que pronto se convirtió en el objeto de deseo de muchos hombres ambiciosos y, entre los pretendientes, estaban Bacon y Coke, naturalmente.

Sin embargo, fue otra vez Coke quien obtuvo la victoria frente a su competidor, incluso a pesar de su naturaleza algo brusca y poco refinada, logrando conquistar a Lady Hatton con sus encantos y buenas perspectivas de futuro.

Así que el matrimonio de Coke con Lady Hatton no sólo fue una victoria personal sobre Bacon, sino también un movimiento estratégico que consolidó su posición en la corte isabelina.

Pero la relación del nuevo matrimonio, lejos de ser armoniosa, se convirtió en un infierno, abundando en un sinfín de broncas con su esposa, para gran diversión de Bacon y sus colegas al conocer de los abundantes chismorreos que circulaban por Londres.

ENFRENTAMIENTOS EN LA CORTE DE JAMES I DE INGLATERRA

Pero sucedió que, a reina muerta, rey puesto, y la llegada al trono del muy particular James I de Inglaterra en 1603 abrió un nuevo capítulo en el país con la dinastía de los Estuardo y también para los intereses de Coke y Bacon.

Y es que el nuevo rey, a quien algunos apodaban con malicia ‘Queenie’ (“Reinita”) por sus formas afeminadas y cierta afinidad hacia ciertos jóvenes, tenía una clara preferencia por los favoritos de su Escocia natal, cambiando la dinámica de poder que hasta entonces había existido.

Así es como llegó uno de los episodios más fascinantes del derecho inglés con el choque de trenes entre Coke y el rey a propósito de la independencia judicial.

Se trata del famoso “Caso de las Prohibiciones” (‘Case of Prohibitions’), donde Coke como ‘Chief Justice of the Common Pleas’, resolvió que los jueces, y no el monarca, debían ser la última autoridad en asuntos legales.

En efecto, Coke estableció  que la Lex estaba por encima del Rex y, con ello, abogaba por la independencia judicial, sentando un precedente y, como tal, el derecho de Inglaterra.

Algo que, lógicamente, no fue muy del agrado del monarca y claro está, Bacon no desaprovechó la oportunidad para intrigar contra su archienemigo.

Manos a la obra, Bacon escribió un memorándum para el rey James titulado sutilmente “Razones para la remoción de Coke”, (‘Reasons for the Remove of Sir Edward Coke’) donde aconsejaba echar a Coke a patadas de cualquier responsabilidad judicial por su obstinada tendencia a desafiar la autoridad real.

Y así lo hicieron, como veremos.

EL FINAL DEL CAMINO: MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA

Curiosamente y, a pesar de sus importantes logros, tanto Coke como Bacon se enfrentaron a un destino muy parecido al final de sus carreras con la particular técnica de la “patada para arriba”.

Es decir, un nombramiento a un puesto en apariencia superior pero sin relevancia o responsabilidad directa.

Un auténtico regalo envenenado, vamos.

Para Coke, la caída llegó cuando fue ascendido a ‘Chief Justice of the King’s Bench’, un puesto judicial de mayor prestigio. Pero en la realidad se vio controlado por los favoritos escoceses del Rey James, quienes pusieron coto a sus ansias de independencia judicial.

Coke sufrió la absoluta marginación política en la corte, a la que se añadieron sus problemas matrimoniales con Lady Hatton, viéndose envuelto amargamente en numerosos pleitos sobre propiedades y otras luchas familiares que, como ya sabemos, suelen ser las peores, falleciendo el 3 de septiembre de 1634.

Pero el final de ‘Frank’ Bacon tampoco fue mucho mejor.

Y es que, aunque llegó a ser nombrado Lord Canciller en 1618, el ascenso de Bacon fue seguido rápidamente por su caída en desgracia cuando fue acusado de corrupción y soborno por haber aceptado regalos y pagos a cambio de favores judiciales.

El escándalo que rodeó el juicio y su posterior condena fue un golpe devastador, destruyendo su reputación y obligándolo a retirarse de la vida pública.

Según cuentan, el gran jurista de Inglaterra enfermó a causa de un experimento en el que intentaba conservar carne utilizando nieve para observar sus efectos en la preservación de alimentos.

Así, lejos de la corte que le encumbró, Bacon murió el 9 de abril de 1626 por una neumonía, fiel a su querido empirismo.

En fin, nosotros lo dejamos aquí para volver la semana que viene con más casos.

Hasta entonces, mis queridos anglófilos.

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