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Opinión | CDL: El insólito caso de Ken Dodd y cómo la risa se enfrentó al fisco británico

Opinión | CDL: El insólito caso de Ken Dodd y cómo la risa se enfrentó al fisco británico
Josep Gálvez, abogado español y "Barrister" en Londres, relata el caso del cómico Ken Dodd, una figura legendaria del humor inglés, quien, como Lola Flores en España, tuvo que vérselas con el fisco británico por evasión de impuestos. Foto. JG.
03/12/2024 05:41
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Actualizado: 03/12/2024 01:24
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En 1989, el célebre cómico británico Ken Dodd se vio envuelto en un drama judicial que sorprendió a todo el Reino Unido. Para los británicos fue este un caso tan impactante como lo que significó en España, pocos años antes, el proceso contra la icónica Lola Flores, «La Faraona«.

Ambos casos, aunque separados por fronteras y circunstancias muy distintas, compartían un elemento común: el choque entre dos figuras enormemente queridas por el público y sus complejas relaciones con la agencia tributaria.

En el caso del inglés, con su cabello siempre alborotado, sus prominentes dientes palatales y una inagotable energía capaz de hacer reír a un teatro durante cinco horas seguidas, Dodd era un auténtico ícono nacional.

Su humor absurdo y su inigualable talento para las risas lo habían llevado al más absoluto estrellato, pero detrás de los focos se ocultaba una vida tan excéntrica como el propio personaje que parecía interpretar en sus famosos espectáculos.

No era un secreto para quienes lo conocían bien que Dodd tenía una relación muy particular con el dinero.

Y es que, aunque le encantaba ganarlo, sobre todo aborrecía gastarlo, una combinación que llevó a situaciones tan pintorescas como preocupantes para el bueno de Dodd.

Esta obsesión se convirtió en el eje de un juicio que mantuvo al país pendiente durante semanas.

LA HACIENDA BRITÁNICA CONTRA KEN DODD

El 19 de junio de 1989, Ken Dodd fue llevado ante la Crown Court de su querida ciudad de Liverpool acusado por la Hacienda de Su Majestad (‘Her Majesty’s Revenue and Customs’) de haber evadido impuestos durante largas décadas.

La acusación le imputaba nada menos que once cargos por evasión fiscal y sostenía que Dodd había ocultado astutamente cientos de miles de libras que debieron haber sido declaradas, un pastón para la época.

De hecho, según el escrito acusatorio, Dodd era un meticuloso defraudador que no había cumplido con sus obligaciones tributarias, acumulando una deuda con Hacienda que se estimaba en unas 800.000 libras esterlinas.

La parte más impactante del caso vino al descubrirse que el cómico guardaba 336,000 libras en efectivo repartidos en varias maletas en su casa de Knotty Ash, un pequeño distrito al este de Liverpool.

Según parece, durante años Dodd había ido acumulando fajos de billetes gracias a sus lucrativas giras y las ventas de discos de gran éxito entre el público, algo así como las famosas cintas de Eugenio en España.

Además del efectivo, el fisco británico descubrió que Dodd tenía varias cuentas en la Isla de Man, un conocido paraíso fiscal frecuentado por grandes fortunas del Reino Unido.

El humorista habría utilizado estas cuentas para depositar ingresos pero sin declararlo a Hacienda, evitando pagar impuestos sobre estas cantidades.

Por último, también se aportaron pruebas de sus ingresos anuales y no coincidían de ninguna de las maneras con las cifras declaradas al fisco, siendo su contabilidad un medio para defraudar a las arcas del país.

EL MEJOR ‘BARRISTER’ QUE PUEDA ENCONTRAR

Para enfrentarse a estas graves acusaciones, Dodd buscó al mejor ‘barrister’ que pudo encontrar. Y no fue otro que el mítico George Carman QC, un nombre que resuena aún en los pasillos de los tribunales ingleses con el peso de una verdadera leyenda.

Carman era conocido no sólo por su brillantez técnica, sino también por su extraordinaria habilidad para transformar los casos más complicados en historias humanas que persuadían a los jueces y sobre todo a los jurados de los casos más mediáticos del Reino Unido.

Para Carman QC, defender a Ken Dodd no era sólo un buen caso, sino una excelente oportunidad de hacer lo que mejor sabía: convertir un juicio en una obra maestra donde dejar rienda suelta a la retórica y el carisma que le hicieron el rey de los pleitos durante largas décadas.

Para ello, desde el buen principio, el ‘barrister’ adoptó una estrategia muy clara: “Mi cliente no es un contable; es un cómico. Un hombre que vive en un mundo de risas, no de cifras”.

Esta frase, simple pero eficaz, capturaba la esencia de Ken Dodd y estableció el tono de la defensa.

El asunto era complicado y parecía una condena segura para el humorista dadas las contudentes pruebas de Hacienda. Pero se convirtió en una fantástica oportunidad para que Carman desplegara sus encantos ante el jurado que había de resolver el caso.

De hecho, durante uno de los momentos más memorables del juicio, Carman se preguntó:

¿Qué persona cuerda llevaría 100.000 libras en una maleta? Esto no es un fraude, es puro Dodd.

Esto no sólo provocó las risas del jurado y del público en la sala, sino que también socavaba la acusación, pintando a Dodd como ese excéntrico entrañable más que el calculador criminal que había presentado el fisco con su acusación.

LAS EXCENTRICIDADES DE UN CÓMICO GENIAL

El juicio permitió que el público conociera algunas de las anécdotas más pintorescas sobre la curiosa relación de Dodd con el dinero.

Por ejemplo, se reveló que el cómico no confiaba en los bancos y rara vez ingresaba sus ganancias en una cuenta corriente. Por el contrario, Dodd prefería guardar su dinero en efectivo en casa, repartido entre muchas maletas que tenía por toda la vivienda.

 Al ser interrogado por el juez sobre cómo podía vivir en esa casa con tantas maletas repletas de dinero, Dodd respondió con su característico humor:

– No es ningún problema, mi Lord, verá…, los billetes son muy ligeros.

Incluso se supo que discutía con sus propios contables al insistir en manejar sus finanzas a su manera, lo que dejaba una confusión de ingresos y gastos, contribuyendo a que las cifras no cuadraran.

Durante las audiencia, Carman utilizó estas circunstancias con un perfecto equilibrio entre la lógica y el humor para presentar a Dodd como un hombre absorto en su arte, incapaz de comprender las complejidades del sistema fiscal y de la contabilidad.

Dodd no es un hombre que evada impuestos, sino que vive en un mundo donde el dinero en efectivo no es más que otra forma de coleccionar cosas –alegó Carman en uno de los momentos más memorables del juicio.

LA ACUSACIÓN CONTRAATACA

La Hacienda británica, sin embargo, no se dejó intimidar por el carisma del humorista.

Durante una de las audiencias, presentó una batería de pruebas contundentes en forma de extractos bancarios, registros de pagos en efectivo y unos cálculos de ingresos que superaban por mucho lo declarado por el cómico.

Uno de los momentos más tensos del juicio ocurrió cuando el fiscal argumentó que las maletas llenas de dinero no eran una excentricidad, sino una prueba evidente de un plan malicioso para evadir impuestos.

También se mencionaron ciertas cartas entre Dodd y su contable en las que este último le advertía sobre las implicaciones fiscales de sus depósitos en la Isla de Man.

Sin embargo, Carman QC opuso que Dodd no comprendía estas advertencias y que las cuentas en el paraíso fiscal habían sido abiertas por recomendación de su equipo financiero, no por su iniciativa.

Además, el testimonio de los expertos fiscales de la defensa tuvo un peso importante en el juicio. Estos señalaron que los registros incompletos y el desorden de las cuentas de Dodd impedían saber cuánto debía realmente, debilitando el caso presentado por la Fiscalía.

En otras palabras, el caos contable era tan monumental que, si Dodd realmente hubiera intentado defraudar a Hacienda, habría sido imposible hacerlo de una manera más desordenada y mal hecha.

EL VEREDICTO DEL JURADO EN EL CASO DODD

Tras cinco semanas de audiencias, el jurado tuvo que deliberar sobre las acusaciones y finalmente después algunas horas de discusión, Ken Dodd fue absuelto de todos los cargos penales en su contra.

La decisión se interpretó como un triunfo tanto para el cómico como para su flamante ‘barrister’, Carman QC quien nuevamente supo manejar la narrativa del caso con absoluta maestría.

El resultado no solo libró a Dodd de la cárcel, sino que además revitalizó su carrera profesional cuando pasaba ya por sus horas bajas.

Apenas un año después, volvió al escenario con un espectáculo donde ya desde el inicio bromeaba sobre su experiencia judicial haciendo las delicias del público:

Buenas noches, soy Ken Dodd: cantante, coleccionista de dinero y contable fracasado”.

La historia de Ken Dodd es un recordatorio de que, incluso frente a las adversidades más serias, el humor puede ser el arma más poderosa.

En fin, y con esto lo dejamos por esta semana aunque prometo dedicar una futura carta a la figura del gran George Carman QC, un ‘barrister’ cuya brillantez merece un análisis aparte.

Hasta la semana que viene, mis queridos anglófilos.

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