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Opinión | Nos han declarado la guerra a los jueces, a los fiscales y ahora a los opositores

Opinión | Nos han declarado la guerra a los jueces, a los fiscales y ahora a los opositores
Miguel del Castillo del Olmo es magistrado y coportavoz para Andalucía de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria. Foto: Confilegal.
29/1/2025 05:36
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Actualizado: 29/1/2025 01:28
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No hace falta ser demasiado inteligente, ni tampoco conservador (salvo del ordenamiento jurídico), para alcanzar la siguiente conclusión:

Nos han declarado la guerra.

A los jueces y juezas, sí, a los fiscales…

…y ahora a los opositores.

Desde hace una semana me sitúo en la conciencia de jóvenes sacrificados, élite española, brillantes universitarios que fueron y que ahora desean prolongar denodadamente su esfuerzo para formar parte de la judicatura española, o de su Fiscalía.

Sin embargo asisten -algunos perplejos, otros desesperados- al conjunto de iniciativas legales que, en el fondo, suponen otro más de los ataques despiadados a la Justicia en España en los últimos tiempos.

La degradación del acceso a la profesión de juez o fiscal.

En síntesis, es lo que se pretende. 

Nos han declarado la guerra. 

Por un lado, sabido es que, lamentablemente, entre los jueces y magistrados se ha ido mermando progresivamente el respeto jurídico o admiración debida a las resoluciones del Tribunal Constitucional, merced a los actuales presupuestos vitales e intelectuales precisos para formar parte del más importante Tribunal español, y sabido es, también, que entre los fiscales se han ido reduciendo las mismas tendencias subjetivas favorables hacia su Fiscal General.

No es una opinión. Me hago eco de la posición mayoritaria de los integrantes de la Carrera Judicial y Fiscal, expresada a través de sus asociaciones profesionales.

Por otro lado, por motivos evidentes se ha decidido eliminar de facto la acción popular, como si no estuviera prevista en la Constitución. Como si aquella no existiera. 

Por otro, se introducen en España unos Tribunales de Instancia para mejor organización judicial que suprimen los actuales juzgados y que lo único que implican es un cambio nominal, sin que se altere mínimamente el principal problema: demasiados juicios para tan pocos jueces.

“Demasiados procesos”…  No es una canción de C. Tangana.

Muy pocos jueces.

Además, la oficina judicial escapará definitivamente al más mínimo control del Poder al que está destinada a servir. Los jueces pasaremos a ser prácticamente  ajenos a la misma. No es broma.

Y claro, la Fiscalía, ya sabemos de quién depende… 

“Depende“… No es un canción de Pau Donés.

Para mayor presión, se pretende lanzar la bomba nuclear sobre el sistema judicial penal otorgando la instrucción a los fiscales, cuando hoy en día no se garantiza su independencia a nivel central, y cuando el caos organizativo que conllevaría en la práctica supone  de facto convertir los próximos diez años en el contexto más oportuno para la traca final.

Someternos. A todos. Bajo un solo mando. Aprovechando la inercia destructiva  e hiriente que tanta pena me provoca.

Hasta aquí, todo es proclamado con un lenguaje exagerado, subjetivo…

Seguramente lo es. Pero no olviden que esto lo piensan muchos jueces y magistrados españoles. Muchos. Incluido quien suscribe.

Me da tanta pena que nos hayan declarado la guerra injustamente, con sustento en tamaña ignorancia, que esta amarga tarde de domingo es insoportable, desde la perspectiva de la vocación.

Y más aún el ser consciente de que los opositores serán las primeras víctimas de este látigo institucional . 

Al dinamitar el actual modelo de acceso a la carrera judicial y fiscal para sustituirlo por un “sistema antisistema” que probablemente  se pretende con el objeto oculto de favorecer la ideologización y el adoctrinamiento judicial de los candidatos a jueces y fiscales desde la base, fácil es prever que muchos extraordinarios y actuales aspirantes a juez se estarán planteando si seguir este año. Ya.

La seguridad jurídica es un principio esencial del ordenamiento jurídico ( 9.3 CE ). 

Hoy brilla por su ausencia. Casi todo es improvisación, odio, aspiración a lo irracional,  y sobre todo, mediocridad jurídica. 

Falta de Virtud.

Si se cambian temarios, tipos de examen, y, en general,  el proceso de selección, es poco útil, para un opositor, a más de inquietante o incierto,  estudiar del modo en que ahora lo está haciendo. 

El método de selección “renovado” que se cierne sobre nosotros, como nube negra amenazante,   conllevaría, para quien quiera ser juez o fiscal,  asistir a centros de preparación “oficiales”  en distintas e indefinidas ubicaciones de la geografía nacional, donde, de seguro, la preparación correría a cargo de, igual,  “agradecidos” profesionales del Derecho, acaso afines al Gobierno.

Los cuales, a su vez, puede que sepan a priori a qué candidatos conviene aprobar en los exámenes posteriores. O el contenido de los exámenes. Para lo que un Consejo politizado deberá actuar de cómplice. 

Por no decir que la formación en tales centros, obviamente, no sería gratis, y que, por mucha beca que hubiera – que la puede haber hoy también – conllevaría gastos de alojamiento ( presumo que no los va a haber en todas las ciudades de España ).

¿Acceso democrático a la carrera judicial?

Ni los actuales jueces y fiscales somos, ni los opositores son idiotas.

Repito, ni los actuales jueces y fiscales somos, ni los opositores son, idiotas.

Ni los ciudadanos.

Es evidente que muchos opositores causarán baja en la preparación nada más aprobarse la Ley Orgánica asesina del mérito que se pretende inocular  como virus letal en nuestro sistema de acceso a la Carrera Judicial y Fiscal.

Que es el mejor del mundo, aunque sea mejorable.

Así que mi apoyo, nuestro leal apoyo, a los y las jóvenes que se están machacando día tras día, como Nadal, como Gasol, como Carolina Marín… sin que nadie les aplauda, y eligiendo una mesa y cuatro paredes en lugar de una pista deportiva, durante un lustro… o dos.

Sudando por dentro, cultivando la paciencia, aprendiendo y haciendo lo que otros nunca serían capaces de hacer en su vida, para  convertirse en seres mejores y útiles para la sociedad, como los cirujanos, los ingenieros, los científicos, a quienes nadie les exige estudiar menos, curiosamente…

Que alguien lo lea, no sé, un Secretario de Estado, un Fiscal importante, un Vocal del Consejo  con principios… 

No todos los que deciden pueden ser oscuros. Tengo fe.

Disculpen el desahogo, y mucho ánimo a los opositores de España a Juez o Fiscal ( los demás, lo sean a lo que sean,  pueden respirar, porque no preocupa que sean inteligentes y sabios…).

De parte de otro opositor.

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