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Opinión | España debe dotarse de armas nucleares o exigir el desarme

Opinión | España debe dotarse de armas nucleares o exigir el desarme
Nicolás González-Cuéllar es catedrático de Dercho en Estudios Internacionales en la Universidad de Castilla-La Mancha. Foto: Confilegal.
02/3/2025 05:35
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Actualizado: 02/3/2025 10:22
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La brutal escenificación, el viernes, de la ruptura del orden jurídico mundial en la Casa Blanca, en la reunión entre el valiente Zelenski y el prepotente Trump merece alguna reflexión sobre la política exterior española, más allá del interés cortoplacistas de uno u otro partido político en nuestro suelo patrio.

Los hechos, retransmitidos urbi et orbe, son claros, Un abusón político y faltón, mal anfitrión, contrariado porque un país soberano no le ceda su riqueza mineral y no claudique ante su soberbia, para repartirse con su colega autócrata Putín zonas de influencia mundial, le echa de su casa con malas formas y peor intención.

Veremos cuál será la reacción de la Unión Europea, el Reino Unido, Canadá y Australia. Seguramente será una reacción de cobardes, deseosos nuestros políticos pusilánimes de que no se imponga aranceles a sus Estados (que perjudicarán la economía global, pero no por culpa de los europeos).

Parece que no se han dado cuenta de que el Derecho Internacional ha volado por los aires y la situación exige posturas valientes.

En España, tanto el PSOE como el PP apoyan a Ucrania, sin las fisuras que lamentablemente resquebrajan en otras ocasiones el interés nacional y el sentido común, que la inmensa mayoría de los españoles comparten.

«El Derecho Internacional ha volado por los aires y la situación exige posturas valientes»

Tristemente el líder de Vox, Santiago Abascal, para que su amigo americano le pase la mano por el lomo, ha efectuado unas declaraciones en las que ni siquiera se le reconoce, en una deriva ideológica inexplicable e inexplicada, más allá de proclamas estúpidas.

Solo le ha faltado decir que le parece muy bien que la URSS apoyara a la República en 1936, con todo lo que ello supuso. Algún libro de historia debería leer.

España suscribió el Tratado de No Proliferación Nuclear en 1987. Fue un error. En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tienen veto quienes disponen de armas atómicas (no todos, aunque se hace la ola a los demás señores de la guerra de fisión, que todos conocemos).

Los matones, que abundan por el mundo, solo respetan a quienes tienen la capacidad de hacerles frentes con su mismo lenguaje. El de la disuasión total y absoluta. No es un debate que deba tardar tiempo en dilucidarse.

En pocos años podemos quedarnos perplejos ante amenazas que a nadie se le escapa que puedan acontecer, incluso con la bendición del, hasta ahora, amigo norteamericano.

Esperemos que no vuelvan a hundir el Maine, en Ceuta o Melilla, y preparémonos para una nueva etapa en la que habrá que invertir mucho más en nuestros ejércitos y sobre todo en nuestra fe en Europa y en la democracia.

Para ello España debe unirse al club de potencias nucleares o exigir el desarme absoluto. No hacerlo es de borregos y España nunca ha sido un país de cobardes, aunque a Abascal le guste que Trump le ponga la correa.

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