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Opinión | Deontología para principiantes (VI)

Opinión | Deontología para principiantes (VI)
Albino Escribano es decano del Colegio de Abogados de Albacete y una de las principales autoridades, a nivel nacional, de la ética y deontología profesional de la Abogacía. Foto: AE.
17/3/2025 05:35
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Actualizado: 16/3/2025 19:41
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Couture. Mandamientos del Abogado.

Eduardo Couture fue un abogado y profesor uruguayo, con una importante obra en derecho procesal.

Sin embargo, quizá sea más conocido por los llamados Mandamientos del Abogado, una breve obra de enorme contenido ético, en la que reseña un decálogo de actitudes esenciales en el ejercicio de la profesión, y cuya trascendencia normativa, deontológica, examinamos como parte básica de la deontología.

6º. TOLERA: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.

La contradicción que supone la energía que exige la defensa de los intereses del cliente con el respeto y lealtad que requiere el ejercicio de la defensa, solo se puede salvar a través de un medio: la tolerancia. Esta es “educación e inteligencia, arma de lucha y escudo de defensa, ley de combate y regla de equidad”.

Todos creemos tener razón en nuestros argumentos, y los debemos desplegar con convencimiento, pero, como indica Couture, en el litigio nadie tiene razón hasta la cosa juzgada.

«Couture afirma que cuando el cliente nos exija victoria hay que responderle que si fuéramos profetas no seríamos abogados».

Cabe recordar en este punto que nuestra obligación profesional es de medios y no de resultados. La buena praxis exige la entrega profesional, la buena praxis, pero sin garantía de victoria.

Es posible que la verdad jurídica, siempre contingente, resulte alterada por un simple cambio de criterio. Por ello nunca hay que hablar de victoria en un procedimiento, sino de probabilidad de estimación de la pretensión conforme a nuestro entendimiento, sin olvidar nunca que quien decide es un tercero, al que debemos respeto y cuyo criterio prevalece.

El compromiso en la victoria por parte de un abogado, ha sido tradicionalmente concebido como algo muy grave, debiendo tenerse en cuenta que el respeto al contrario y al Juzgador, así como la conciencia de nuestras propias limitaciones, nos lleva a la necesidad de tolerancia, a la expresión de una opinión basada en derecho que puede variar en función de muchas circunstancias.

Concluye Couture afirmando que cuando el cliente nos exija victoria hay que responderle que si fuéramos profetas no seríamos abogados.

Algo similar al antiguo pacto de la abogacía con la divinidad, basado en la renuncia y en el respeto de cada negociado: los dioses no ejercen la abogacía y los abogados no hacemos milagros.

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