El director del CENDOJ, Joaquín Silguero, magitstrado, describe el cambio copernicano que la documentación judicial ha experimentado con la implementación de la IA. Foto: Confilegal.
Joaquín Silguero, director del CENDOJ: «Hemos pasado de un modelo de acumulación de datos a otro de conocimiento útil»
|
22/5/2025 15:59
|
Actualizado: 22/5/2025 17:39
|
El recién nombrado director del Centro de Documentación Judicial (CENDOJ) del Consejo General del Poder Judicial, Joaquín Silguero, no necesita adornos para exponer la magnitud de lo que está ocurriendo en la administración de justicia española. “Hemos superado los 9 millones de sentencias disponibles en formato estructurado. Eso significa más de 9 millones de documentos jurídicos en XML con más de 100 elementos y sus correspondientes atributos”, ha relatado. Joaquín
Lo dice con naturalidad, pero lo que ha descrito es, en realidad, la infraestructura que está permitiendo a España convertirse en referente europeo en la aplicación de inteligencia artificial (IA) en el ámbito judicial.
Ha sido en el marco a mano de la entrevista que el presidente del grupo Lefebvre, Juan Pujol, le ha realizado bajo el planteamiento de «El futuro de la información judicial», dentro del II Congreso IA Empresa y Derecho que se está celebrando en Madrid.
«No se trata solo de cantidad. Se trata de calidad, de estructura, de interoperabilidad. El paso que ha dado el CENDOJ en los últimos años ha sido pasar de un modelo de acumulación de datos —donde lo importante era tener la información— a otro donde el objetivo es transformar esa información en conocimiento útil», ha explicado Silguero.
“Ahora, gracias a la tecnología, podemos empezar a hacer magia”, ha afirmado, consciente de que lo que antes era inimaginable hoy es técnicamente posible.
Una misión de servicio público
Esa «magia» tecnológica tiene un respaldo normativo claro. El CENDOJ no actúa al margen del sistema. Su función está recogida expresamente en el artículo 560.1.10 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), que le encomienda el tratamiento, gestión y difusión de las resoluciones judiciales como parte de su misión institucional.
“No regulamos el mercado. Cumplimos una misión de servicio público, nada más y nada menos”, aclara Silguero, al rechazar de plano la etiqueta de “monopolio” que algunos sectores han atribuido a la labor del centro.
Además de la LOPJ, esta función se enmarca en las directivas europeas sobre reutilización de la información del sector público.
La primera fue aprobada en 2003. Le siguió otra más ambiciosa en 2019: la Directiva (UE) 2019/1024 sobre datos abiertos y la reutilización de la información del sector público. España ha adaptado ambas normas y, desde el CENDOJ, se ha trabajado de forma continuada para alinearse con la Estrategia Europea de Datos.
Una nueva actualización de dicha estrategia está prevista para el tercer trimestre de 2025, según ha confirmado el propio Silguero, que fue durante ocho años consejero de Justicia ante la Unión Europea.
Competencia sí, pero sin atajos
Uno de los puntos centrales de su intervención ha sido la diferenciación entre la competencia legítima —sana, necesaria, incluso deseable— y el uso de “atajos” que eluden la legalidad o las normas éticas del ecosistema jurídico.
“El mercado de la información jurídica está cambiando. Han aparecido nuevos actores, algunos de los cuales vienen del entorno tecnológico puro, no del derecho”, ha explicado.
El director del CENDOJ ha dejado claro que no se opone a la innovación. “Lo que queremos es evitar que los nuevos operadores tecnológicos entren en este mercado por vías irregulares, sin respetar los principios de legalidad, equidad y seguridad jurídica que rigen el acceso a la información judicial.”
Apuesta por una innovación regulada, respetuosa con los derechos fundamentales, especialmente cuando se trata de un ámbito tan sensible como el judicial.
El modelo europeo frente al estadounidense y el chino
La reflexión de Silguero va más allá del corto plazo. A su juicio, Europa debe preservar su modelo de desarrollo tecnológico, que pone en el centro los derechos de las personas.
Ha recordado que el Reglamento de Inteligencia Artificial de la UE —ya aprobado— y el convenio global impulsado por el Consejo de Europa sobre el uso de la IA hacen especial énfasis en la protección de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho.
Por eso ha lanzado una advertencia: “Hemos construido un marco normativo garantista, pero usamos herramientas basadas en algoritmos opacos desarrollados fuera de la Unión, principalmente en Estados Unidos.” Y ha pronunciado, con ironía, una frase reveladora: “Cuando algo te lo dan gratis, el precio eres tú.”
España, ¿a la cabeza? Sí, pero con matices
Cuando se le ha preguntado si España lidera la transformación digital del poder judicial en Europa, Silguero ha respondido con cautela.
Ha huido de la autosatisfacción. “No se trata de ser el primero de la clase, sino de que toda la clase mejore”, ha dicho. La clave, a su juicio, está en reforzar las redes de cooperación entre los distintos países, compartir herramientas, datos y experiencias, y evitar la competencia entre administraciones, que solo perjudica al ciudadano.
Aun así, ha reconocido que hay avances destacables en España. La interoperabilidad entre sistemas, el volumen de datos disponibles y el enfoque estructurado de las sentencias colocan al país en una posición avanzada respecto a otros socios europeos. “Francia, Italia, Alemania o los Países Bajos están en fases distintas. Cada uno con sus propios modelos y competencias.”
Proyectos reales, no PowerPoint
Silguero es claro: no se trata de presentar promesas futuristas, sino de hablar de lo que ya está en marcha. Desde hace años, el CENDOJ ha desarrollado e implementado varias aplicaciones prácticas basadas en IA.
Por una parte, un anonimizador de resoluciones judiciales, que garantiza la privacidad y permite el tratamiento masivo de sentencias, paso previo esencial para su reutilización en modelos de IA; otra que reconoce automáticamente las entidades y enlaza, también, automáticamente, con la legislación y la jurisprudencia, mejorando la navegación documental y ahorrando tiempo a los operadores jurídicos.
La tercera es un sistema de resumen automático y generación de eventos jurídicos: permiten extraer la información esencial de resoluciones complejas; la cuarta una aplicación de visualización mediante grafos que permite ofrecer una representación visual de las relaciones internas entre los distintos elementos de una sentencia; y la sexta, un asistente de consulta documental que permite a jueces y fiscales hacer preguntas directas a un documento y obtener respuestas inmediatas.
Pero sin duda, el proyecto estrella de los últimos meses es el comparador jurisprudencial, operativo desde el 7 de mayo. Basado en técnicas de agrupamiento semántico, permite al juez identificar de forma automática sentencias similares o divergentes respecto a un asunto determinado.
Está especialmente pensado para litigios masivos, como los derivados de retrasos en vuelos, overbooking o pérdida de equipajes. “La herramienta no solo identifica temas comunes, sino que distingue entre estimaciones, desestimaciones o fallos parciales. Y eso, jurídicamente, tiene una enorme utilidad.”
La inteligencia artificial jamás reemplazará a los jueces
El objetivo final de todas estas herramientas es aliviar la carga de trabajo de los juzgados, que en algunas jurisdicciones es ya inasumible. “Queremos dotar a los jueces de tecnología útil, no sustituirlos. Ninguna IA puede ni debe reemplazar la función de juzgar. Pero sí puede ayudar a gestionar mejor la carga de trabajo y garantizar una mayor coherencia en la aplicación del derecho”, ha destacado.
«Vamos a utilizar la inteligencia artificial todo lo que podamos, siempre y cuando cumpla los requisitos que la propia Unión Europea está estableciendo. Por lo tanto, el CENDOJ no va a seguir, digamos, ni la idea de los que yo llamaría neoconversos de la inteligencia artificial, que a veces la defienden sin haber probado o haber visto la trazabilidad de la información, ni tampoco vamos a seguir de los que pueden seguir posiciones apocalípticas diciendo que la inteligencia artificial va a sustituir a los jueces».
«Nosotros jamás vamos a potenciar eso porque siendo siendo jueces sabemos lo que significa la justicia. Y la justicia desde una definición ya antigua de Ulpiano nada más y nada menos, hablaba de la constante voluntad de dar a cada uno de suyos. Hablaba de voluntad que no la confundamos con una inteligencia que encima sea automatizada», ha aclarado.
Silguero reivindica una visión integradora, donde las administraciones y el sector privado colaboren, cada uno desde su papel. “Hay espacio para todos: para la iniciativa pública y para los operadores privados. Pero con reglas claras y respeto mutuo.”
Para cerrar, el director del CENDOJ se ha puesto poético: “Una IA podrá completar versos alejandrinos con rima consonante perfecta. Pero no podrá crear poesía». Con ello, ha recordado que la inteligencia artificial es una herramienta al servicio del ser humano.
En el ámbito de la justicia, ese servicio tiene una dimensión aún más profunda: garantizar derechos, reforzar el Estado de derecho y construir una sociedad más justa.
“Reflexionar sobre estos temas siempre es positivo. No solo desde la técnica, también desde la ética. Porque lo que está en juego no es un modelo tecnológico. Es el modelo de justicia que queremos para el futuro», ha finalizado.
Noticias Relacionadas: