Firmas

Opinión | Autonomía estratégica o irrelevancia: el dilema existencial de la Unión Europea en el siglo asiático

Opinión | Autonomía estratégica o irrelevancia: el dilema existencial de la Unión Europea en el siglo asiático
De acuerdo con Jorge Carrera, abogado, exmagistrado, exjuez de enlace de España en Estados Unidos y consultor internacional, explica en su columna que Europa se encuentra entre dos gigantes: atrapada en la encrucijada estratégica entre el proteccionismo estadounidense y la dependencia tecnológica de Asia. La Unión Europea, afirma, debe buscar forjar su propia autonomía en un mundo multipolar lleno de riesgos y oportunidades. Imagen: Generada por IA.
30/6/2025 05:35
|
Actualizado: 29/6/2025 20:18
|

El espejismo de un orden mundial estable y predecible se ha desvanecido.

La Unión Europea se encuentra hoy atrapada en una doble pinza estratégica que amenaza su prosperidad y su capacidad de decidir su propio futuro.

Por un lado, su histórico socio transatlántico, Estados Unidos, se repliega en un proteccionismo que castiga a sus aliados casi tanto como a sus rivales.

Por otro, el vibrante continente asiático emerge como un horizonte de oportunidades ineludibles, pero dominado por la figura de una China que es, simultáneamente, socio, competidor y un rival sistémico para los valores europeos.

En esta era post-liberal, la pregunta para Europa ya no es si debe mirar hacia Asia, sino cómo debe hacerlo para no perecer en el intento.

La tentación de ver el dinamismo asiático como un simple reemplazo de la relación con Washington es un error estratégico. La respuesta no reside en una elección binaria entre Estados Unidos y Asia, sino en la ejecución de una «diversificación estratégica inteligente».

El objetivo último debe ser claro: menos dependencia y más influencia para forjar una auténtica autonomía estratégica.

El doble desafío: el amigo proteccionista y el rival indispensable

El desafío estadounidense es doble.

No se trata solo de los aranceles que amenazan con contraer el PIB de la UE y desvían el exceso de producción china hacia el mercado europeo en un «segundo shock chino».

El verdadero cambio de paradigma es la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), una potente aspiradora de inversiones en tecnologías verdes.

Con subsidios que pueden alcanzar los 10.000 millones de euros por un solo proyecto, como el que tentó a Volkswagen, la IRA amenaza con provocar una «fuga de inversiones» de sectores cruciales para el futuro industrial de Europa.

Al mismo tiempo, la relación con China es una paradoja andante.

La UE sufre un déficit comercial estructural de 292 mil millones de euros y una dependencia crítica de Pekín en insumos clave para su propia transición verde y digital, como los paneles solares, de los que importa el 95%.

Esta dependencia otorga a China un poder de coerción que no ha dudado en utilizar, como demostró el bloqueo a Lituania.

La estrategia europea de de-risking (reducción de riesgos) es la respuesta lógica, pero choca frontalmente con los objetivos del Pacto Verde.

Reducir la dependencia de la tecnología verde china, la más barata y disponible, hará que la descarbonización europea sea inevitablemente más lenta y costosa.

Es el dilema definitorio para la política industrial de la UE: decidir, sector por sector, qué se prioriza entre seguridad, velocidad o coste para el consumidor.

La tercera vía: una red de alianzas para la autonomía

El camino a seguir no es el desacoplamiento, sino una diversificación calculada que construya una posición europea más fuerte y equilibrada.

La autonomía estratégica no significa actuar en solitario; al contrario, se trata de ser un socio más capaz y fiable para poder forjar alianzas desde una posición de igualdad, no de dependencia o vasallaje. Esta diversificación debe apoyarse en tres anclajes fundamentales en Asia:

Las grandes democracias: La máxima prioridad debe ser concluir el ambicioso Acuerdo de Libre Comercio con la India antes de 2025. India no es solo un mercado de 1.400 millones de personas; es la democracia más poblada del mundo, un socio con valores compartidos y un gigante económico en plena aceleración. Junto a Japón y Corea del Sur, democracias tecnológicamente avanzadas con las que la UE ya tiene acuerdos comerciales de nueva generación, se puede formar una «triple hélice» tecnológica capaz de establecer estándares globales y contrarrestar el dominio de EE. UU. y China.

El motor de crecimiento de la ASEAN: La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático es el tercer mayor socio comercial de la UE y un epicentro para la diversificación de las cadenas de suministro bajo la estrategia China+1.

La región necesita quintuplicar su inversión anual en energías limpias , lo que representa una oportunidad inmensa para que la UE posicione su Pacto Verde como una herramienta de proyección exterior, movilizando capital a través de su iniciativa Global Gateway y exportando su modelo de desarrollo sostenible.

Una política comercial de doble vía: La diplomacia y la apertura deben ir acompañadas de firmeza. Europa debe usar de forma robusta su arsenal defensivo: el Reglamento sobre Subvenciones Extranjeras para combatir la competencia desleal de los vehículos eléctricos chinos , el Instrumento Anti Coerción para disuadir bloqueos económicos y el control de inversiones para proteger infraestructuras y tecnologías críticas.

El futuro se decide en casa

En última instancia, la capacidad de Europa para proyectar su poder en Asia y navegar este nuevo mundo multipolar dependerá de su propia cohesión y audacia.

Es imperativo actuar con mayor unidad y celeridad. Esto exige completar de una vez por todas la Unión de los Mercados de Capitales para financiar la innovación, aumentar la financiación comunitaria para la I+D y llevar a cabo una diplomacia económica coordinada y proactiva.

El futuro asiático de Europa no es una opción, es una realidad.

Afrontarlo con éxito no significa abandonar viejas alianzas, sino construir nuevas con pragmatismo y ambición. Solo así podrá Europa navegar las turbulentas aguas del siglo XXI, no como un objeto de las decisiones de otros, sino como un actor soberano que da forma a su propio destino.


De acuerdo con Jorge Carrera, abogado, exmagistrado, exjuez de enlace de España en Estados Unidos y consultor internacional, explica en su columna que Europa se encuentra entre dos gigantes: atrapada en la encrucijada estratégica entre el proteccionismo estadounidense y la dependencia tecnológica de Asia. La Unión Europea, afirma, debe buscar forjar su propia autonomía en un mundo multipolar lleno de riesgos y oportunidades.

Otras Columnas por Jorge Carrera Domenech:
Últimas Firmas