Eduardo de Urbano

Y aunque ese detalle no se haya valorado en primera instancia, se puede tener en cuenta cuando el asunto llegue al Tribunal Supremo.

Una cosa aparentemente insignificante supuso un cambio de fechas plasmado en una escritura pública con consecuencias para los afectados.

El empresario manipuló el tacógrafo del camión para no pagarle dinero que le debía y le conceden una indemnización de 3.000 euros.

Trabajó en una notaría y logró que una de las empleadas le remitiera por fax y por correo electrónico el papel que necesitaba.

El condenado se quedó con más de 100.000 euros que devolvió antes de que comenzase el juicio, pero no le sirvió.

Hacer contratos arbitrarios en el ámbito público a familiares supone un delito de prevaricación y otro de malversación.

El abogado fue condenado a 21 meses de prisión por apropiación indebida pero su condena por deslealtad profesional se redujo en el Supremo.

La vivienda estaba enclavada en terreno clasificado como suelo no urbanizable en el Plan General de Ordenación de Cádiz.

Intentar tomarle el pelo a la empresa no sólo te puede causar el despido, sino que también te puede mandar derecho a la cárcel.

La familia explicó en el escrito que los ruidos alteraban su tranquilidad y que habían sufrido lesiones psíquicas.