Cuenta atrás para el indulto de Luis Hiniesto, que se defendió cuando su esposa trató de asesinarlo
Luis Hiniesto en una foto antes de entrar en la cárcel de Aranjuez, Madrid, el 24 de diciembre pasado, día de Nochebuena. Confilegal.

Cuenta atrás para el indulto de Luis Hiniesto, que se defendió cuando su esposa trató de asesinarlo

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07/6/2017 04:54
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Actualizado: 06/6/2017 23:05
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La solicitud de indulto de Luis Hiniesto, el vendedor de la ONCE al que su mujer trató de asesinar a tiros en su propia casa, ya está en marcha y parece que va por buen camino. El tribunal sentenciador, la Sala Segunda del Tribunal Supremo, ya ha elaborado el informe preceptivo. Lo mismo que la cárcel de Aranjuez, donde cumple, actualmente, una condena de 3 años y medio de cárcel por un delito de homicidio frustrado.

El ministro de Justicia, Rafael Catalá, tiene ahora la última palabra, la posiblidad de hacer justicia de una forma tan clara, dejando en libertad a Luis Hiniesto, «un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno», que diría Antonio Machado. 

Porque Hiniesto está en la cárcel por salvar su vida.

Así de simple.

Se revolvió contra su agresora, María del Carmen Hormigos, su esposa, la mujer que más de veinte años atrás había jurado ante Dios amarlo, honrarlo, y cuidarlo, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separara, cuando esta intentó quitarle la vida simulando una asalto en su propia casa, disfrazada de ninja.

Hiniesto era cojo y no pudo salir corriendo. La mujer le disparó siete veces en el garaje de la casa familiar, cuando éste se iba al trabajo, la a madrugada del 30 de marzo de 2011, siendo todavía  noche cerrada.

La primera bala se la disparó por la espalda. Le dio en plena columna vertebral, a la altura de las vértebras dorsales 4 y 5. Quedó allí alojada para siempre so riesgo de provocarle una paraplejia si los cirujanos trataran de extraerla.

A la desesperada, Hiniesto se revolvió, mientras ella seguía disparando. Agarró con la mano izquierda el revolver trucado que blandía su entonces esposa. En el forcejeo consiguiente, la última bala se clavó en el estómago de la mujer.

Una mujer que planificó lo que, sobre el papel, podía haber sido un crimen perfecto y que ahora cumple una condena de 8 años y medio por un asesinato frustrado.

Hiniesto salvó la vida, pero comenzó la peor de sus pesadillas que desembocó, el pasado 24 diciembre, en su internamiento en la prisión de Aranjuez el día de Nochebuena.

Allí, en el módulo de respeto, pasa los días, apreciado por todos, sabedores de la gran injusticia que supone su presencia allí.

Su ya exesposa, «la víctima» -manda huevos, que diría Federico Trillo Figueroa [perdonen ustedes el exabrupto, pero es que no hay otra]-, la mujer que trató de arrancarle la vida con alevosía y nocturnidad, se opone «enérgicamente» a que le concedan el indulto.

La maldad se expresa de diversas maneras, y esta es una de ellas.

Y es patético, pero hay que ser respetuosos con la ley, que establece que hay que preguntar para cumplir con el procedimiento. Pocas veces las injusticias son tan patentes como en este caso.

Además, se da la circunstancia de que Hiniesto, además de haber estado con su único pie «en el otro lado», tiene que pagarle a su asesina frustrada una pensión compensatoria de 500 euros, con carácter vitalicio.

Injusticia a más injusticia que ahora se puede rectificar haciendo lo que Dios mandaría: concediéndole el indulto.

 

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