Pedro Luis Gallego, en el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Foto: EP
El ‘violador del ascensor’ se declara culpable de violar a dos mujeres e intentarlo con otras dos: ‘Tengo una obsesión que no puedo controlar’
Pide perdón a las víctimas y reprocha que se le hayan negado terapias: "Soy víctima de mí mismo"
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03/10/2019 13:22
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Actualizado: 21/10/2019 13:02
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Pedro Luis Gallego Fernández, conocido como el ‘violador del ascensor’, para quien la Fiscalía reclama 90 años de cárcel por la violación de dos mujeres y el intento frustrado de otras dos que lograron huir entre diciembre de 2016 y abril de 2017 en Madrid, ha admitido los hechos en el juicio, que ha comenzado hoy en la Audiencia Provincial de Madrid.
«Me considero culpable», ha afirmado al ser preguntado por el tribunal de la Sección Sexta sobre los 15 delitos que suponen los hechos relatados en los escritos de acusación.
El caso ha quedado visto para sentencia, después de que las acusaciones particulares hayan renunciado a la práctica de las pruebas en la sala, y tras declarar las cuatro víctimas y la inspectora de la Policía que llevó el atestado.
En su turno a la última palabra, el ‘violador del ascensor’ ha dicho que tiene «un problema psicológico» al sufrir «una obsesión que no puede controlar».
«Soy víctima de mí mismo. Me arrepiento haber nacido», ha afirmado.
Este individuo excarcelado tras el fin de la ‘doctrina Parot’, y cuenta con un amplio historial delictivo.
Fue condenado a 273 años de cárcel por los asesinatos de Leticia Lebrato, de 17 años, en Viana de Cega (Valladolid), y de Marta Obregón, de 22, en Burgos, así como por 18 agresiones sexuales.
Salió de Alcalá-Meco en noviembre de 2013, tras pasar 21 años entre rejas, en aplicación del fin de la Parot.
Cometió su primera agresión cuando tenía 19 años, en 1976, pero no ingresó en prisión hasta el 20 de junio de 1979.
Salió de la cárcel y volvió entrar en varias ocasiones tras reincidir en sus delitos hasta mediados de los años 90, cuando fue condenado y encarcelado.
Aprovechaba su profesión como mecánico de ascensores para acceder a los portales de sus víctimas.
Su ‘modus operandi’ para consumar su agresión era el de esperar a que entraran en el portal de su vivienda para, al llegar al ascensor, sujetarlas e introducirlas en el habitáculo para forzarlas de modo muy cruel, según testificaron sus víctimas.
Pedro Luis Gallego ha dicho en el juicio que «desde los 19 años» tiene «un problema psicológico» porque su vida «no ha sido normal» y nunca lo ha podido «resolver».
Ha asegurado que tuvo que acudir a una psicóloga de pago para controlar sus impulsos, al negarle la prisión acudir a los programas específicos para delincuentes sexuales.
Según publica Europa Press, fuentes penitenciarias han informado que no ha solicitado terapias durante los dos años que lleva en prisión preventiva en la cárcel de Herrera de La Mancha (Ciudad real).
«Tengo una obsesión que no puedo controlar y no comprende. Mi vida ha sido un fracaso y nunca he tenido armas para contrarrestar este impulso que no he podido controlar. Solicito que se me den programas de tratamiento, aunque quizá sea tarde porque moriré en prisión», ha insistido.
También ha dicho que se intentó quitar la vida porque no tenía que haber nacido.
Pedro Luis Gallego ha manifestado que no es un criminal como los de ‘la manada’, ya que él cometía las agresiones sexuales no para divertirse en grupo como ellos, sino porque no lo podía controlar.
«Pido perdón a las víctimas y solo pido ayuda dentro de prisión», ha concluido.
El fiscal solicita 25 años de cumplimiento efectivo en la cárcel. Ha rebajado de 96 a 90 años su solicitud de condena.
Además, ha solicitado que el ‘violador del ascensor’ no se pueda beneficiar de permisos carcelarios y que, una vez que sea excarcelado, se aleje durante 10 años de sus víctimas y de Madrid.
«No quiero que se haga más daño a las víctimas, me quedo con su reconocimiento de hechos porque nunca ha querido hablar», ha señalado el fiscal.
MISMO ‘MODUS OPERANDI’
La inspectora de la Policía que llevó el atestado ha relatado cómo fue la instrucción, coincidiendo las víctimas en un mismo ‘modus operandi’.
Ha relatado que todos los parámetros les llevaron a pesar desde los hechos de la segunda víctima que era el mismo violador en serie.
Las chicas eran abordadas de noche a punta de pistola en la calle Arzobispo Morcillo, próxima al Hospital de La Paz. Las introducía en un vehículo de cuatro puertas y de color blanco. A dos de ellas las llevó a su casa de Segovia, donde las agredió varias veces. Las dejó en el mismo lugar. En dos casos, consumó las agresiones sexuales y en otro dos, no.
La línea de investigación partió del vehículo de marca Toyota Auris que captó las cámaras de un punto de tráfico situado en el distrito Fuencarral-El Pardo. Comenzaron a rastrear entre un total de 75.000 coches que les dio tráfico de ese modelo en Madrid. A partir de las matrículas, se fueron descartando opciones.
Estos datos se añadieron a un teléfono fijo del dueño de uno de los Toyotas detectados en la calle Herrera Oria con la calle Masó a nombre de un tal Eliseo, cuñado de Pedro Luis Gallego. Tras aparecer el nombre del acusado, comprobaron la cantidad de antecedentes por agresiones sexuales que tenía la persona identificada.
En el registro de su coche y de su vivienda, los investigadores hallaron bridas y las gafas de sol que describían las víctimas. Tras el análisis de su móvil, se observan los desplazamientos de Segovia a Madrid en los cuatro días de los hechos juzgados.
Tras los hechos, las víctimas tenían restos de ADN en diferentes partes de su cuerpo.
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