«Mientras dure la guerra», una reflexión sobre quiénes somos los españoles
Karra Errejalde como Unamuno, en su intervención en el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, en la que se rebeló contra la guerra; a consecuencia de aquello fue destituido como rector y dos meses después murió de un infarto.

«Mientras dure la guerra», una reflexión sobre quiénes somos los españoles

La cinta del director español es una historia de poder y conciencia
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06/10/2019 06:32
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Actualizado: 30/8/2022 08:52
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«Mientras dure la guerra» es una historia de poder y conciencia. Por un lado, la historia de cómo se articuló el poder entre los generales sublevados, la toma del mando por parte de un hombre de armas, más bien apocado y tímido, Francisco Franco, y por otro lado la toma de conciencia del hombre de letras, Miguel de Unamuno.

Dos tramas que discurren paralelas durante gran parte de esta película dirigida por Alejandro Amenábar y  que cobran todo el sentido cuando Franco y Unamuno acaban reuniéndose en Salamanca en 1936.

La frase «Mientras dure la guerra» alude a una línea que el general Miguel Cabanellas metió en el acuerdo que cerraron todos los generales conjurados en el que nombraron a Franco jefe de las tropas rebeldes y del Estado y que fue suprimida sin su conocimiento.

Cabanellas –el único masón de los conjurados– advirtió de que si no la dejaban, Franco se haría con todo el poder.

En las declaraciones que el cineasta ha difundido para los medios de información, resume su intención sobre ésta su última obra: “espero que sea entendida tanto por gente de izquierdas como de derechas. Y aun así, me gustaría que la película se entendiera como conciliadora”.

Estamos en España, en el verano de 1936, tras el golpe de Estado del 18 de julio.

El escritor y pensador Miguel de Unamuno apoya públicamente la rebelión militar que promete traer orden a la convulsa situación del país, e inmediatamente es destituido por el gobierno republicano como rector de la Universidad de Salamanca.

Mientras tanto, el general Francisco Franco consigue sumar sus tropas al frente sublevado e inicia una exitosa campaña con la secreta esperanza de hacerse con el mando único de la guerra.

La deriva sangrienta del conflicto y el encarcelamiento de algunos de sus compañeros hacen que Unamuno empiece a cuestionar su postura inicial y a sopesar sus principios.

Cuando Franco traslada su cuartel a Salamanca y es nombrado jefe de Estado de la zona nacional, Unamuno acude para pedir clemencia para dos amigos encarcelados, un joven profesor de la Universidad y un pastor protestante. 

Muerto el líder del golpe de Estado fallido en un accidente de aviación en portugal, el exgeneral José Sanjurjo, había que elegir a uno nuevo; Francisco Franco, un general callado y tímido, era el más improbable, pero supo maniobrar para hacerse con el mando. En la foto el actor gallego Santi Prego, que interpreta a Franco.

UNAMUNO, UNA GLORIA NACIONAL

Miguel de Unamuno es una de las personalidades más destacadas de la literatura, la cultura y la política del siglo XX en España.

Nació en Bilbao en 1864 y vivió la guerra carlista, acontecimiento que le impactó profundamente.

En 1900 se convirtió en el rector más joven del país, con 36 años.

Su vida estuvo marcada por una intensa actividad académica, política y creativa, y por una incesante lucha consigo mismo.

Karra Errejalde lo interpreta en la película.

El director, Alejandro Amenábar, habla sobre sobre el escritor y su personaje: “Al principio, me parecía que Karra Errejalde no coincidía ni por físico, ni por edad, ni por talante con Unamuno. Uno y otro no pueden ser más distintos».

Sobre estas líneas, los dos «Unamunos», el actor Karra Errejalde, y el verdadero Miguel de Unamuno, en una foto tomada en la época.

«Unamuno tenía arranques encendidos y pasionales como los que vemos en la película, pero todo el mundo coincide en que era un tipo más bien seco».

«Karra es todo lo contrario, es un trozo de pan que te abraza todo el tiempo. Recuerdo que antes de empezar la película, para aplacar mis dudas, me dijo: ‘Muchacho, olvidas que soy actor’”.

Miguel de Unamuno era ya uno de los pensadores españoles más influyentes del mundo, conocido también por su particular carácter.

Sufrió el exilio como consecuencia de sus palabras y, de alguna manera, el discurso incendiario en el final de su vida es consecuente con todo lo demás. Fue un acto suicida que a día de hoy parece interpelar a cualquier persona con cierta dimensión pública, como yo”, dice Amenábar.

EL NOVIO DE LA MUERTE

El general José Millán-Astray fue una de las personas que más influencia ejerció en Franco.

Creador de la legión, mutilado de guerra, era su compañero de batalla  y en su condición de inválido, la personalidad de Millán-Astray cobró nueva forma e intensidad, haciéndose famoso por sus detalles excéntricos y sus arengas guerreras.

Aportaba lo que Franco no tenía.

“Eduard Fernández fue la opción casi inmediata que se nos ocurrió para Millán-Astray, –recuerda Amenábar en declaraciones difundidas por la productora de la película– aunque, al igual que con Karra, sabíamos que la labor de maquillaje sería crucial».

«Millán- Astray tenía cicatrices, era tuerto, manco y extremadamente delgado”.

La controversia que suscita la figura de Millán-Astray fue solucionada por Amenábar por el lado lúdico, según reconoce él mismo.

Obviando sus rasgos psicóticos, el director estaba “seguro de que el personaje tenía arranques brillantes y gran sentido del humor, seguro que sabía contar como nadie historias y ‘batallitas’”.

Eduard Fernández da vida al coronel mutilado, creador de la Legión española, José Millán-Astray.

UN FRANCO POCAS VECES VISTO ANTES 

Franco fue harina de otro costal.

El que fuera “primus inter pares” al comenzar la guerra, terminó siendo el superlativo Generalísimo y luego dictador de todos los españoles.

“El actor más difícil de encontrar fue el que tenía que interpretarlo, hasta que apareció Santi Prego, que sin perjuicios previos ha interpretado a “un dictador implacable pero sosegado”, en palabras del director.

“El personaje que intentamos retratar en esta película –dice el director– es un Franco pocas veces visto antes, es el tipo que busca secretamente convertirse en el ‘emperador’ de todo esto».

«Me pregunto hasta qué punto eran conscientes Unamuno y sus contemporáneos de que la intención de Franco era precisamente esa. Seguramente muy pocos lo vieron venir», explica.

«En una escena de la película se ve cómo reinstaura en su cuartel la bandera monárquica, cómo recupera la marcha real… En algún momento, en su cabeza, vio un camino clarísimo para sustituir al Rey cuando éste se fue de España”.

PERSONAJES REALES

Otros personajes reales que salen en la película son Salvador Vila, alumno y amigo de Unamuno; Ana Carrasco, la esposa de Casto Prieto Carrasco, el médico, catedrático universitario y alcalde republicano de Salamanca en 1936, detenido y asesinado; las hijas y el nieto de Unamuno; Atilano Coco, amigo de Unamuno y de Salvador Vila, pastor protestante y maestro de la Iglesia Española Reformada Episcopal en Salamanca; Nicolás Franco, el hermano del dictador y la esposa de Francisco Franco, Carmen Polo, protagonista de uno de los momentos más intensos de la película, el que representa el famoso y nunca confirmado fehacientemente enfrentamiento entre el rector y Millán-Astray, partidario de la muerte de la inteligencia.

Respecto al título, el director declara que es una frase que para él significa dos cosas: “por un lado, forma parte de un documento firmado por el bando nacional al comienzo de la guerra que fue clave en la toma de poder de Franco. Pero sobre todo es una reflexión que se lanza al público».

«Somos nosotros los que parecemos seguir sin entendernos, en guerra constante”.

El general Franco de rodillas, rezando con su esposa, Carmen Polo, y su hija, Carmencita, en una escena de la película.

EL DISCURSO DE UNAMUNO

La escena del Paraninfo de la Universidad es la que más polvareda levanta.

Las versiones difieren unas de otras, y no hay registro sonoro ni transcripción de lo que sucedió entre Unamuno y Millán-Astray.

Para abordar la escena, Amenábar se documentó y partiendo de la base de que el escritor fue cesado dos días más tarde,  concluyó que el suceso fue determinante, como lo fue la escena posterior en el Casino de Salamanca, donde Unamuno fue tachado de traidor y rojo.

El discurso de Unamuno “no es ni más ni menos que su toma final de posición ante el conflicto armado».

«Unamuno viene a decir que aquellos muy mal, pero estos peor, y lo sorprendente es que lo hace en el escenario más peligroso para él: durante la Fiesta de la Exaltación de la Raza, sabiendo que otros intelectuales como García Lorca ya habían sido asesinados sin siquiera haberse manifestado».

«Se jugó la vida, literalmente, y demostró un valor que posiblemente a muchos nos habría faltado”, explica el director.

El discurso de Unamuno y las dos frases –»Venceréis, porque tenéis fuerza bruta de sobra, pero no convenceréis porque para convencer hay que persuadir»– pronunciadas ante un auditorio abarrotado de miembros del bando nacional en el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, marca el momento más intenso del filme.

“Sinceramente, creo que la película es un retrato fiel de lo que debió sentir Unamuno en esos meses, acorralado en Salamanca, en su casa, repudiado por antiguos amigos y adulado por futuros enemigos».

«Un auténtico viacrucis para él, que desde el punto de vista dramático es oro, porque ves a un personaje que va cambiando, creciendo y rebelándose”.

UNA IMPARCIALIDAD IMPOSIBLE

Alejandro Amenábar cree que “es imposible rodar desde la imparcialidad, ni siquiera un documental. Siempre habrá una mirada, un punto de vista, una intención».

«Otra cosa es el respeto al espíritu de los hechos y las personas reales, no desvirtuarlos, y sobre todo no caer en el adoctrinamiento o la manipulación ideológica».

«Como espectador me gustan las películas que me dejan margen para pensar, y eso es precisamente lo que intento potenciar como creador, que la gente piense, hable, discuta…”.

El director es consciente de que la película puede incomodar a quienes están en los extremos, pero no ha querido “hacer una película con espíritu revanchista o victimista, y espero que sea entendida tanto por gente de izquierdas como de derechas. Y aun así, me gustaría que la película se entendiera como conciliadora».

«Por eso era importante para mí que la cartela final recordara que con las elecciones de 1977 se recuperó la democracia, porque ese es el período que yo he vivido y disfrutado desde niño, un sistema que básicamente permite la convivencia entre personas con ideas opuestas”

Alejandro Amenábar debutó en el largometraje con Tesis (1996) y es autor de Abre los ojos (1997), Los otros (2001) y Mar adentro (2004).

En 2009 estrenó Ágora, protagonizada por Rachel Weisz, seleccionada por el Festival de Cannes. En 2015 estrenó Regresión, protagonizada por Ethan Hawke y Emma Watson.

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