Préstamos y problemas laborales serios, la herencia que el COVID-19 deja a muchos españoles
La crisis sanitaria del Covid-19 ha generado muchos préstamos anticipados y sobreendeudamiento en muchas familias.

Préstamos y problemas laborales serios, la herencia que el COVID-19 deja a muchos españoles

Una cuarta parte de los españoles pidieron dinero prestado durante el confinamiento para pagar facturas
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16/6/2020 06:40
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Actualizado: 15/6/2020 23:44
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El Informe Europeo de Pagos de Consumidores, elaborado por Intrum, que analiza el impacto de la COVID-19 en los consumidores de 24 países europeos, ha confirmado esta situación.

En concreto, el 24% de los españoles ha pedido dinero prestado o ha alcanzado el límite de su tarjeta de crédito para pagar las facturas durante el confinamiento, sin tener en cuenta la hipoteca.

Según este informe, el español medio que más ha tenido que recurrir al endeudamiento durante este periodo tiene entre 45 y 54 años y su empleo se ha visto afectado directamente por la COVID-19.

Esta necesidad de financiación se produce como resultado de la inestabilidad laboral, que se ha traducido en una bajada considerable de ingresos en los hogares españoles.

Y es que el 64% de los encuestados reconoce que sus ingresos se han visto mermados durante la crisis sanitaria. Una situación que hace aflorar el endeudamiento como la única salida para muchos hogares para afrontar los gastos corrientes.

En marzo, momento en que se declaró la pandemia, la deuda de las familias ya mostraba un ligero repunte de 65.000 millones según el Banco de España. Ahora, el 15% de los encuestados por Intrum asegura haberse endeudado para cubrir sus gastos diarios.

Esta cifra, aumenta hasta el 21% cuando se analiza el segmento de población mayor de 65 años, y al 23% en el caso de aquellos con su empleo afectado por la crisis del coronavirus.

Ante este escenario, se puede afirmar que la crisis de la COVID-19 ha tenido un impacto negativo en el bienestar financiero de la población española.

Más de la mitad de los encuestados así lo señala. De hecho, si esta pregunta se realiza en comparación con el bienestar financiero de hace seis meses, el 59% de la población, no tiene dudas: se ha reducido.

El estrés financiero es ahora mayor del que apuntaba en noviembre el Informe Europeo de Pagos de Consumidores de Intrum, cuando el 25% de los españoles reconocía no tener suficiente dinero para llegar a fin de mes tras pagar las facturas.

Actualmente, ese porcentaje se incrementa hasta el 31% y 2 de cada 5 encuestados confirman que sus facturas aumentan a un ritmo mayor que sus ingresos, lo que hace que el 15% tenga que retrasar los recibos para pagar artículos cotidianos.

Además, el nuevo informe revela que los hogares españoles con niños superan la media europea a la hora de pedir dinero prestado para pagar las facturas, sin tener en cuenta lo ya solicitado en la tarjeta de crédito.

En cuanto a las perspectivas de futuro, tan solo el 23% de los encuestados espera que su bienestar financiero mejore en los próximos meses, una cifra en línea con la media europea.

Pandemia en el mercado laboral

Intrum ha analizado también cuál ha sido el impacto de la pandemia en el mercado laboral, principal fuente de ingreso de la población española. De él se desprende que la mitad de los españoles (47%) ha visto afectado su empleo, diez puntos porcentuales por encima del promedio europeo.

Así, el gran impacto que ha tenido la pandemia en España sitúa a nuestro país entre los 5 países europeos donde más ha impactado la pandemia en el mercado laboral.

Si realizamos una radiografía en profundidad, se desprende que, de este 47%, un 16% de los españoles ha aceptado de manera voluntaria una reducción de sueldo a cambio de mantener su puesto de trabajo.

Del mismo modo, el 21% de los encuestados no ha corrido la misma suerte y se encuentra en desempleo temporalmente. De ellos, el 13% recibe alguna ayuda del Estado, mientras que el 8% restante no percibe ningún tipo de subsidio.

En la comparativa europea, los cinco países más afectados a nivel laboral por la COVID según los encuestados son Grecia, Irlanda –en ambos el 53% ha visto afectado su empleo- España, Reino Unido y Polonia -el 47%-.

Estonia (44%), Lituania (41%), Rumanía (41%), Hungría (40%) y Eslovenia (38%), completan las diez primeras posiciones de la tabla.

En el lado opuesto de la tabla se encuentran Dinamarca (22%) y Suecia y Austria (26%) donde sus ciudadanos se han visto menos perjudicados por la crisis del coronavirus en el ámbito laboral.

El sobreendeudamiento de las familias

Fernando Zunzunegui, abogado especializado en regulación financiera y sectores regulado y patrono de la fundación FinSalud,  señala que “la pandemia que estamos viviendo ha reducido los ingresos de la mitad de las familias españolas. El aumento del paro y las suspensiones de empleo ha agravado su situación financiera. Un tercio de las familias manifiesta tener dificultades para llegar a fin de mes”.

¿Qué hacer en estas circunstancias? «Lo primero que debe hacer una familia que ha vista caer sus ingresos por la pandemia es reducir sus gastos, pero no todos los gastos se pueden reducir. Hay gastos fijos necesarios que hay que afrontar para vivir con dignidad. Hay que garantizar el pago de los alimentos y suministros. La vivienda también es un gasto necesario, ya sea en forma de alquiler o de cuota hipotecaria”.

Este experto indica que “si los ingresos no alcanzan para pagar estos gastos se puede recurrir al crédito. Es un recurso a fondos ajenos que tiene un precio”.

Fernando Zunzunegui abogado especializado en regulación financiera y sectores regulado y patrono de la fundación FinSalud.

Zunzunegui recuerda que “buscar crédito rápido, tirando de tarjetas, es pan para hoy y hambre para mañana. El crédito revolving es la forma más cara de endeudarse. Su renovación, capitalizando intereses, es decir cobrando intereses de los intereses, crea un círculo vicioso con difícil salida”.

A su juicio esa práctica “raya en la usura. Ahora limita por el Tribunal Supremo. Cobrar de intereses más de la media publicada por el Banco de España, del 18,69% en este momento, puede ser usurario. Pero aun con este límite, es un recurso muy caro, no sostenible a medio y largo plazo”.

Para este experto la alternativa es “acudir al crédito bancario. De hecho, la banca, consciente de su responsabilidad social en estos momentos de pandemia, está abierta a la financiación de las familias. Pero el crédito bancario tiene sus limitaciones”.

En este contexto, considera que “los bancos deben evaluar la solvencia del cliente, es decir su capacidad de reembolso, antes de aprobar un crédito. Responden de la concesión irresponsable de crédito. Una responsabilidad que tienen muy en cuenta tras la reciente crisis financiera en las que fueron acusados del sobrendeudamiento”.

Zunzunegui recuerda que “en las circunstancias actuales, las autoridades financieras han anunciado su flexibilidad en la aplicación de estas normas de solvencia. Quieren que fluya el crédito a familias y empresas. Para hacerlo los bancos deben valorar la capacidad de reembolso atendiendo a las ayudas públicas disponibles y a los planes de recuperación a medio plazo lanzados por los gobiernos”.

No obstante, agrega, «a pesar de esta flexibilidad, hay que reconocer las limitaciones del crédito bancario. Lo bancos son empresas dedicadas a la concesión profesional de crédito, con ánimo de lucro. Deben actuar con prudencia. No pueden dar ayudas a fondo perdido”.

Desde su punto de vista, “en la situación actual, las familias más vulnerables están en riesgo de exclusión social y financiera. Las ayudas financieras de los bancos deben ser completadas con ayudas sociales. Ya se están implementando. Las moratorias crediticias, las ayudas al alquiler y el denominado Ingreso Mínimo Vital son las principales. Pero falta coordinación y ajuste fino”.

Desde su punto de vista “hay que evitar que aquellos que viven al margen del fisco con ingresos elevados pueden aprovecharse de estas ayudas. Pero, sobre todo, hay que realizar un ajuste fino de estas medidas para evitar que familias que si lo necesitan dejen de recibirlas. Son medidas administrativas rodeadas de burocracia. Hay que simplificar los trámites para garantizar que lleguen de forma inmediata a quienes lo necesitan”, concluye.

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