El Supremo condena a 3 años de cárcel a un hombre por expoliar un yacimiento celtíbero de Zaragoza
El primer condenado, Ricardo Bienvenido Granada, falleció el pasado febrero mientras esperaba el fallo del recurso de casación. Foto: Carlos Berbell

El Supremo condena a 3 años de cárcel a un hombre por expoliar un yacimiento celtíbero de Zaragoza

Y a otro a un año y 9 meses de prisión por receptación de las piezas
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29/6/2020 11:07
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Actualizado: 29/6/2020 11:13
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El Tribunal Supremo ha condenado a 3 años de cárcel a un hombre, Ricardo Bienvenido Granada Pérez, que expolió durante años un yacimiento celtíbero de la provincia de Zaragoza, como autor de un delito continuado de daños materiales intencionados sobre yacimiento arqueológico terrestre en concurso medial con un delito continuado de hurto.

También ha sentenciado a Mariano Florentino Ostalé Martínez, quien se considera probado que recibió varias de las piezas expoliadas por el primero. Ha sido sentenciado por delito de receptación a un año y 9 meses de cárcel.

El tribunal de la Sala de lo Penal del Supremo ha estimado parcialmente los recursos de casación de los dos condenados y los ha absuelto del delito de blanqueo de capitales del que fueron condenados por la Audiencia Provincial de Zaragoza el 16 julio de 2018, por lo que se reducen las penas de ambos.

Uno de los condenados, Ricardo Bienvenido Granada, falleció el pasado febrero mientras esperaba el fallo del recurso de casación, según informa ‘El Heraldo’.

La sentencia, número 335/2020, está fechada a 19 de junio.

La firman los magistrados Andrés Martínez Arrieta, Ana María Ferrer García, Vicente Magro Servet, Eduardo de Porres Ortiz de Urbina y Antonio del Moral García, que ha sido el ponente.

El tribunal destaca que no existe blanqueo si la acción no está presidida por la intención de ocultar la ilícita procedencia de los bienes, y afirma que en este caso no se describe en los hechos probados una conducta de enmascaramiento o revestimiento ficticio para ocultar un origen ilícito.

Indica que en el caso del segundo condenado los hechos pasan entonces a ser calificados como delito de receptación, mientras que el primero es absuelto sin más del blanqueo porque la auto-receptación es atípica penalmente.

En relación al delito de daños en yacimiento arqueológico, en concurso medial con hurto, que se confirman para el primer condenado, el tribunal manifiesta que no es necesaria una previa declaración o catalogación administrativa de las piezas sustraídas, porque ese elemento valorativo es apreciable por la jurisdicción penal sin estar vinculado por las declaraciones o catalogaciones realizadas en vía administrativa.

EL YACIMIENTO CELTÍBERO EXPOLIADO CORRESPONDE A LA CIUDAD LLAMADA ARÁTIKOS, ERIGIDA EN LA EDAD DEL HIERRO

Según los hechos probados de la sentencia de la Audiencia Provincial de Zaragoza (Sección Sexta), el yacimiento celtibérico expoliado corresponde a la ciudad llamada Arátikos, que fue erigida en la Edad del Hierro, entre los años 4.000 y 800 antes de Cristo y que fue destruida por el ejército de Roma entre los años 74 a 72 antes de Cristo, a la par que la ciudad de Numancia, con motivo de las guerras sertorianas.

El casco de esa antiquísima ciudad se asentaba sobre un cerro llamado Cerro de Castejón, que aún hoy domina sobre la localidad de Aranda del Moncayo, perteneciente a la Provincia de Zaragoza.

Aledaña a esa antigua ciudad de Aratikos, se encontraba su necrópolis, hoy día aparecida junto al Camino de Villaborja.

Ricardo Bienvenido Granada Pérez era conocedor de la existencia de esta ciudad celtíbera y de su necrópolis contigua y por ello, «aun siendo oriundo de Morata de Jalón (Zaragoza) trasladó su vivienda a Illueca (Zaragoza) y se dedicó de forma exclusiva y sistemática desde finales de los años 80 del pasado Siglo XX a excavar en esa necrópolis, haciendo agujeros, zanjas y finalmente mediante una excavadora con la que extrajo gran cantidad de tierra que cubría la expresada necrópolis y se la llevó a otra parte, para cribarla en busca de efectos celtíberos y para el posterior rastreo del suelo y subsuelo más inmediato, con detectores de metales y en todos los casos, con notorio éxito, dando con ello lugar a ocultar en su domicilio de Illueca (Zaragoza) una extraordinaria colección de piezas metálicas celtíberas, correspondientes a la edad del Hierro».

Piezas celtíberas de extraordinario valor e interés histórico-arqueológico y cultural, entre ellas, 20 cascos de guerra, lanzas, espadas, puñales, escudos, discos de corazas y proyectiles para hondas de los siglos III al I antes de Cristo.

El tribunal destaca que «los cascos del yacimiento arqueológico de Aranda del Moncayo son únicos en el mundo, de los cuales solo están datados y documentados veinte de ellos, que se encuentran en estos momentos en el Romiche-Germaniche Central Museum de Mainz (Alemania)».

Apunta que el estudio de esos cascos hispanos-calcídicos, su morfología y características es esencial para conocer los comportamientos militares, sociales y técnicos de la época.

«En el yacimiento de la necrópolis de Aratikos al que pertenecían esos cascos, cumplían una función funeraria y ritual, cuya identificación y estudio con criterios científicos, aportaría información muy relevante sobre la religión, sociedad, economía, tecnología y guerra en el mundo celtíbero», añade.

Estos cascos, de factura Hispano-calcidica, cuya localización, desentierro e irregular apoderamiento realizó a final del año 1989 o a primeros del año 1990 en la necrópolis del yacimiento arqueológico del Cerro de Castejón (Castejón el Romeral) los llevó Granada a Mariano Florentino Ostalé «para que los restaurara soldándolos en lo que fuera preciso, pues era muy entendido en armas celtíberas».

Dieciocho de ellos, restaurados «burdamente», fueron exportados ilegalmente al extranjero por el condenado, en connivencia con un anticuario residente en Suiza, contra quien no se dirigió la presente causa por haber fallecido en 1992, para venderlos en Alemania.

En esa labor de rastreo y expolio no tuvo interrupción Granada Pérez hasta el 13 de febrero de 2013, cuando la Juez de Instrucción número dos de La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) incoó diligencias previas, en las que decretó de forma inmediata la entrada y registro en los dos domicilios del condenado y de su yate de recreo.

Esas entradas y registros se efectuaron ese mismo día, y se hallaron gran cantidad de efectos metálicos de Aratikos,  correspondientes al periodo comprendido entre los años 4.000 y 72 antes de Cristo.

La obtención de los efectos que iba expoliando Ricardo Bienvenido Granada «supuso la destrucción del contexto arqueológico del yacimiento, impidiendo que los especialistas conocieran datos fundamentales que podían haber modificado la información y el conocimiento de los pueblos prerromanos de la Península Ibérica».

Casi todas las piezas intervenidas a Ricardo Bienvenido Granada Pérez eran «piezas celtíberas prerromanas, de excepcional valor científico, histórico y cultural».

En un primer momento éste se valió de varios detectores de metales de las marcas, y el 24 de noviembre de 1993 empleó maquinaria pesada sobre la necrópolis de Aratikos.

Con dicha extracción de tierra con una retroexcavadora «afectó incluso a la muralla celtíbera aún existente sobre el cerro de Castejón y a dos terrazas del habitat».

Las extracciones con la retroexcavadora fueron paralizadas al día siguiente, cuando Pedro Morales Pérez, concejal de Ayuntamiento de Aranda de Moncayo, advirtió esas irregulares extracciones de tierra, ordenadas por el condenado y que eran cargadas en un camión para llevársela a un lugar desconocido, donde Granada fue cribando esa tierra en busca de efectos metálicos celtíberos, y una vez hallados los llevaba a su domicilio de Illueca, donde los limpiaba con diversos productos químicos y
finalmente los examinaba con el microscopio, que allí tenía, para evaluarlos.

Según el tribunal, Ricardo Bienvenido Granada Pérez iba haciendo su particular acumulo de efectos metálicos celtíberos, con vistas a su posterior venta quedándose una parte de las piezas y otra parte indeterminada las iba vendiendo a terceros sobre todo al otro condenado, Mariano-Florentino Ostalé Martínez, el cual las tenía almacenadas.

El tribunal explica que Granada Pérez hizo de ello hizo de ello «su particular y exclusivo medio de vida, pues otros medios no le eran conocidos».

Las piezas arqueológicas incautadas en su domicilio y en su cabaña «han sido tasadas pericialmente en 42.639’31 euros, y ello dejando aparte su valor histórico científico cultural y arqueológico, el cual es excepcional».

El valor de los daños que causó sobre la necrópolis de Aratikos adjunta al Cerro de Castejón y su extensa ladera han sido tasados en 106.825’50 euros.

El 5 de mayo de 1990 el anticuario ofreció a la venta al museo Römisch- Germanisches-Zentralmuseum, de Mainz (Alemania) dos cascos por 60.000 marcos, que desestimó la compra, porque se trataba de dos cascos celtíberos hispano calcidicos que se habían deteriorado al restaurarlos Ostalé «de forma inadecuada con un soplete».

No obstante, el museo consiguió restaurar uno de ellos y realizar un informe significativo sobre el mismo.

El restaurado lo devolvió al anticuario en octubre de 1990 y el otro en diciembre de ese año.

Posteriormente, el anticuario vendió dos de esos cascos en Londres el 3 de octubre de 1990 en una subasta y otro que posteriormente aparecería en venta en Hong Kong.

El resto de cascos comenzaron un periplo en el que fueron ofrecidos en venta al Römisch-GermanischesZentralmuseum de Mainz (Alemania), que desestimó su compra, así como su restauración y reaccionó comunicando la circulación comercial de dicho conjunto a la Interpol.

El anticuario finalmente vendió los quince cascos restantes a un magnate alemán de origen austriaco, considerado el mayor coleccionista privado de armas antiguas de todo el mundo, el cual incorporó los cascos a su colección.

Allí se mantuvieron hasta su muerte, en 2001.

Los 15 cascos fueron restaurados en Berlín y expuestos en el Museo Privado de este hombre.

Tras su fallecimiento, los herederos vendieron o intentaron vender los cascos, de forma que dos de ellos fueron subastados en la
en abril de 2008, otros dos en la misma casa de subastas en abril de 2009 y dos más en octubre de 2009. Estos seis cascos se encuentran actualmente en el museo de arte clásico Mougins de Francia.

El 12 de abril de 2010 se volvieron a subastar otros dos cascos en Hermann Histórica y tres más se vendieron a través de la casa de subastas Christie’s el 25 de octubre de 2013.

Ricardo Bienvenido Granada fue detenido en febrero de 2013.

Con la colaboración del Ministerio de Cultura, Aragón pudo recuperar en diciembre de 2019 siete de estos cascos que se exponían el Museo de Mougins (Francia), propiedad de Christian Levett, que los adquirió de forma legítima, pero que decidió donarlos tras constatar que provenían de un expolio probado judicialmente.

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