Penal Económico: Denuncia a un geriátrico por el ruido excesivo durante la noche alegando “lesiones psíquicas” 
La familia explicó en el escrito que los ruidos alteraban su tranquilidad y que habían sufrido lesiones psíquicas.

Penal Económico: Denuncia a un geriátrico por el ruido excesivo durante la noche alegando “lesiones psíquicas” 

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28/5/2023 06:30
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Actualizado: 17/7/2023 14:02
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¿Quién no ha tenido alguna vez un vecino ruidoso que molesta día y noche? Esta situación puede llegar a ser muy desagradable y si el escándalo es reiterado, el asunto puede acabar en los tribunales. Aunque eso sí, ser tozudo y considerar que el problema sólo puede solucionarse insonorizando la zona puede llegar a hacerte perder el pleito.

El protagonista de esta historia es Antonio (nombre ficticio), administrador único de un geriátrico situado en Barcelona llamado Desalups. Su vida era tranquila hasta que en septiembre de 2011 sus vecinos, que vivían en la casa contigua a la residencia decidieron presentar una querella contra él ante el ayuntamiento de la ciudad porque desde 2010 notaban que el ruido que hacían era excesivo, sobre todo por las noches.

La familia explicó en el escrito que la situación alteraba su tranquilidad y que habían sufrido lesiones psíquicas.

Ante esta situación, el Ayuntamiento de Barcelona decidió poner en marcha una inspección para ver si realmente la pareja estaba en lo cierto. Acudieron al domicilio y comprobaron que, efectivamente, los ruidos eran superiores a los establecidos por la normativa vigente.

El responsable del geriátrico intentó solucionar el problema del ruido

El ayuntamiento comunicó a Antonio en enero de 2012 el problema que tenía y éste intentó solucionar el asunto para rebajar las emisiones sonoras. Por ejemplo, colocó una nueva reja metálica en la puerta exterior, cambió las ruedas de los carros de medicación y sustituyó las ventanas de madera por otras de carpintería metálica.

Sin embargo, un mes después le comunicaron que tenía que cesar la actividad de la residencia en un plazo máximo de 48 horas. Al no estar conforme con la decisión, decidió recurrirla y presentarle al ayuntamiento todos los trabajos de mejora que había llevado a cabo. Solicitó una nueva sonometría pero los inquilinos no lo permitieron porque consideraban que la solución era el aislamiento.

Finalmente el consistorio logró hacer la medición pero no en la casa y determinó que los ruidos seguían siendo excesivos, por lo que se acordó el cierre de la residencia para junio de 2012.

Pero antes de la fecha de cierre el querellado encargó un proyecto de refuerzo de aislamiento acústico a una empresa especializada por un importe de 14.514 euros, obras que terminaron en junio. El ayuntamiento se dirigió en varias ocasiones a la casa de los denunciantes para volver a hacer mediciones pero éstos no querían.

Por lo que el ayuntamiento practicó una auditoría sonora y los resultados, otra vez, no fueron buenos. Sin darse por vencido, buscó a otra empresa para solucionar el problema. 

La Audiencia de Barcelona le absolvió porque las lesiones no se produjeron de forma intencionada

La Audiencia Provincial de Barcelona absolvió al acusado de un delito de contaminación acústica en relación con delitos de lesiones psíquicas porque aunque sí la sufrieron, no quedó demostrado que fueran producidas de forma intencionada. Al no estar conforme con la sentencia, la familia recurrió ante el Tribunal Supremo.

Esta sentencia, que es la 668/2017 de 11 de octubre de 2017 ha sido analizada por el exmagistrado y abogado especialista en penal económico del despacho Kepler-Karst, Eduardo de Urbano, en su libro Derecho penal económico: 101 casos resueltos por el Tribunal Supremo”.

Alegaron que se había producido una vulneración del derecho a la tutela judicial efectiva y que se habían valorado erróneamente las pruebas.

Pero los argumentos no convencieron a los magistrados y confirmaron la sentencia de la Audiencia de Barcelona. Pues no hubo intención de causar ningún tipo de lesión y, además, la familia impidió en diversas ocasiones realizar las pruebas de medición de sonido no dejando entrar a los peritos a su casa.

Al fin y al cabo, el acusado no permaneció impasible ante las quejas y denuncias de la familia, sino que siempre estuvo dispuesto a disminuir los ruidos “pero no logró que cesaran del todo por la actitud obstaculizadora de los querellantes”. Se empeñaban en insonorizar el edificio cuando había otras soluciones, destacó el Alto Tribunal.

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