El IMAS tendrá que indemnizar con 210.000 euros a los familiares de un interno psiquiátrico que murió atragantado sin asistencia
El hombre se encontraba interno en la Residencia Psicogeriátrica Virgen del Valle de El Palmar, concertada con el IMAS.

El IMAS tendrá que indemnizar con 210.000 euros a los familiares de un interno psiquiátrico que murió atragantado sin asistencia

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05/7/2023 12:26
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Actualizado: 05/7/2023 12:26
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El Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJMU) ha condenado al Instituto Murciano de Acción Social (IMAS) a indemnizar con 210.000 euros a los familiares de Antonio Reina Caparrós, un hombre de 72 años interno en un centro psiquiátrico que murió atragantado sin recibir ayuda. 

No tenía dientes y sufría de disfagia a alimentos sólidos.

Su hija, Marisa Reina, ha explicado a Confilegal que se ha hecho justicia pero que ese dinero es “amargo” porque ya nadie les va a devolver a su padre. “Nos dijeron que era muerte súbita y gracias a la autopsia descubrimos que no, tardó entre 5 y 15 minutos en morir”.

La sentencia 344/2023 de 19 de junio ha sido dictada por los magistrados María Consuelo Uris Lloret, Pilar Rubio Berná y María Esperanza Sánchez de la Vega.

El hombre se encontraba ingresado en la Residencia Psicogeriátrica Virgen del Valle de El Palmar, concertada con el IMAS. El 18 de enero de 2021 murió atragantado por un cuerpo extraño alimenticio cuando se encontraba en el comedor del centro a pesar de que era un interno que merecía especial vigilancia por sus factores de riesgo.

El paciente interno se atragantó al principio de la cena

Según el médico perito de parte el atragantamiento tuvo lugar al principio de la cena durante los primeros bocados, y no al final, tal y como dijeron desde el centro. Hecho que se descubrió porque no tenía comida ni en el estómago ni en el intestino delgado, el alimento estaba en el esófago. 

Este mismo médico destacó que si se hubiese llevado a cabo el protocolo y una vigilancia en la comida con maniobras inmediatas y efectivas, las posibilidades de sobrevivir habrían sido altas.

En cambio, la enfermera del centro declaró que hizo la maniobra de Heimlich ya inconsciente. 

Y la médico del centro manifestó en el juicio no recordar los hechos pero que, por protocolo, siempre se hacía un electrocardiograma para constatar el fallecimiento, sin embargo, el abogado que ha llevado el caso, Ignacio Martínez, de El Defensor del Paciente, ha relatado que esa prueba nunca apareció.

Ignacio Martínez, abogado que ha defendido a la familia y del equipo jurídico de El Defensor del Paciente.

No tenía marcas en el cuerpo de que se le hubiese hecho un RCP

Pero el perito de parte relató que si una persona está inconsciente hay que hacerle una maniobra RCP. No obstante, la autopsia no reveló señales en el cuerpo de que se hubiese realizado. Pues esta práctica deja moratones o incluso puede romper tanto las costillas como el esternón y el cuerpo estaba sin marcas.

El centro alegó que “no hubo signos ni avisos de atragantamiento o asfixia”. Pero el tribunal ha relatado que “hasta un profano en la materia puede entender que una persona que se está asfixiando por un bolo de alimento da muestras o signos de estar sufriendo ese episodio a no ser que tenga sus facultades cognitivas tan disminuidas que no sea capaz de mostrar síntoma alguno, algo que no consta en este caso”. 

Los magistrados continúan diciendo que “nadie advirtió de lo que estaba sucediendo y ello es inadmisible en un centro asistencial con personas con patologías psiquiátricas como era el caso del paciente”. 

“Podría justificarse la no advertencia de la situación si hubiera ocurrido el suceso encontrándose solo el paciente, pero no en un salón en el que se estaban sirviendo las cenas y, por dicho motivo, había una enfermera y varias auxiliares presentes”.

De las declaraciones de las testigos se desprende que cuando se dieron cuenta de que Antonio no estaba bien había fallecido ya porque estaba rígido e inconsciente. Lo mismo que manifestaron al avisar al 112.

Pero la conclusión del tribunal ha sido que falleció atragantado sin que nadie lo advirtiera pese a que es un suceso que no puede producirse de forma silenciosa y sin aviso alguno.

«En el juicio había una amnesia generalizada»

Según ha explicado el abogado Ignacio Martínez a este periódico, en el juicio todos decían haber cumplido el protocolo de atragantamiento pero “nadie hizo absolutamente nada”.

Sin embargo “había una amnesia generalizada porque decían no acordarse de nada. Decían que se lo encontraron sentado muerto pero la realidad era que lo dieron por muerto en el minuto uno y quisieron retirarlo rápidamente de allí porque el resto de internos se estaban agitando”.

El cuerpo fue trasladado a la habitación, sin embargo, el letrado ha relatado que eso no se debería de haber hecho porque el cadáver lo tiene que levantar un juez, un forense y la policía. “Probablemente no estaría muerto cuando lo llevaron a la habitación”.

Otros sucesos en el centro

Su hija, Marisa Reina, ha explicado que nadie del centro excepto la psicóloga que estaba de vacaciones en el momento de los hechos se puso en contacto con ellos.

«Nos enteramos porque el médico forense quiso hacerle la autopsia, si no, nosotros lo enterramos pensando que es una muerte súbita porque no tenía ninguna enfermedad grave. La cosa que se te queda de pensar que tu padre podría estar vivo».

Además, ha explicado que a raíz del coronavirus su padre se había escapado dos veces del centro y no se lo habían comunicado. En uno de los informes aparece que un señor que lo encontró le llevaron al Hospital Clínico universitario Virgen de la Arrixaca porque no sabían de dónde venía. 

«La última vez que lo vi, que fue el día 1 de enero, tenía la cara morada de un porrazo que se había dado y no nos comunicaron nada», por lo que ha explicado que cada vez el centro estaba más dejado.

Con ocasión de este caso la presidenta de la Asociación, Carmen Flores, ha hecho un llamamiento para que los profesionales que atienden a ancianos e incapaces presten el máximo celo en su cuidado, así como para que, ocurrido un siniestro, apliquen los protocolos para atenderlo con la máxima celeridad.

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