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Opinión | «Juego de Tronos»: una mezcla de poder duro y poder blando
03/3/2024 06:38
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Actualizado: 03/3/2024 09:31
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“Juego de Tronos” es un manual de resistencia para conquistar el poder, conservarlo o protegerse de él. Todas sus tramas se desarrollan en un universo medieval, aunque muchas de ellas son perfectamente aplicables a la política actual.
Es probablemente la serie de ficción que mejor representa las relaciones de mando y obediencia. Es un juego de poder y liderazgo. Eso sí, entendiendo el poder como la capacidad de influir en la conducta ajena para obtener los resultados que queremos.
Tanto el escritor de la saga “Canción de hielo y fuego”, George R. R. Martin , como los guionistas de la serie, han sabido crear un universo en el cual lo fantástico sirve de base sobre la que construir un argumento que representa las relaciones de poder de un modo sumamente convincente e inspirado en la realidad.
Así, en el universo ficticio de “Juego de Tronos”, las principales casas de Poniente luchan sin cuartel por extender su influencia política a lo largo y ancho del continente.
Los Stark, los Baratheon, los Lannister, los Greyjoy, los Tyrell, los Martell y los Targaryen, del mismo modo que los personajes no adscritos a ninguna casa como el arribista Petyr Baelish (conocido como Meñique) o Lord Varys, apoyado el Araña (que tratan de buscar su propio e individual camino entre las bambalinas de la maquiavélica y despiadada en la corte de Desembarco del Rey).
Todos tienen diferentes formas de entender y vivir la política, pero comparten un mismo interés: el PODER, en mayúsculas.
Lo mejor de esta serie, desde el punto de vista político, es que refleja a la perfección las diferencias entre el poder blando y el poder duro. Así como de los cuatro métodos clásicos de ejercerlos: coaccionar con amenazas, incentivar con recompensas, y atraer (seducir) o persuadir (convencer).
Igualmente, nos muestra diferentes estrategias políticas para alcanzarlo, ejercerlo y conservarlo.
No conviene olvidar, como aseguraba Maquiavelo, en el capítulo XVII de «El príncipe», que si un gobernante debe elegir entre ser temido o amado, «resulta ser mucho más seguro ser temido que amado» (Poder duro). Algo que muchos de los protagonistas de “juego de Tronos” entienden a la perfección, pero que abordan desde distintas perspectivas.
Especialmente, Cersei Lannister, muy realista, al asegurar que «La única forma de que te sean leal es inspirando más temor que tu enemigo» y premonitoria: «Cuando juegas al Juego de Tronos… o ganas o mueres».
Por su parte, el poder blando requiere del consentimiento, que es el complemento necesario de la coacción. Solo con terror no se puede conservar el poder a largo plazo, como entendieron muy bien los romanos al diferenciar entre “potestas” y “auctoritas”.
Un buen ejemplo de estas dos concepciones del poder enfrentadas se observa en uno de los mejores diálogos de la serie.
El cortesano Petyr Baelish (apodado “el Meñique”) realiza una amenaza velada a la reina madre, Cersei, por su relación incestuosa con su hermano gemelo, y ésta le demuestra quién tiene el poder real (duro).
– Petyr Baelish: Cuando los chicos y chicas viven en el mismo hogar, pueden surgir situaciones extrañas. A veces, he oído, incluso hermanos y hermanas, desarrollan ciertos afectos. Y cuando esos afectos de vuelven del dominio público bueno, esa también es una situación extraña, especialmente en una familia importante. Pero las familias importantes, a menudo, olvidan una simple verdad, como he descubierto.
– Cersei: ¿Y qué verdad es esa?.
– Petyr Baelish: El conocimiento es poder.
– Cersei: [Ella le mira con desprecio y ordena a sus guardianes] Arrestadle. Cortadle la garganta. Parad, Esperad. He cambiado de opinión. Dejadle. [Y dirigiéndose a sus guardianes: Retroceded tres pasos. Dad media vuelta. Cerrad los ojos. [Y acercándose a Baelish le dice]. El poder es poder. Mirad si podéis apartaos un tiempo de vuestra monedas y putas para encontrar a la niña Stark para mí. Os estaría muy agradecida. [Y se va, dejándole temblando].
Aprender la diferencia entre ambos poderes mediante una cuestión filosófica
Otro ejemplo fantástico entre poder duro y blando, se encuentra en esta discusión filosófica sobre el origen del poder entre dos grandes estrategas de las serie: el realista, pragmático maquiavélico Tyrion Lannister y Lord Varys, un especialista en rumores y secretos, gracias a la información que le facilita sus espías, a quienes llama «pajaritos».
– Lord Varis: El poder es una cosa curiosa, mi señor. ¿Os gustan los acertijos?
– Tyrion Lannister: ¿Por qué?, estoy a punto de oír uno.
– Lord Varis: Tres grandes hombres se sientan en un salón: un rey, un sacerdote y un rico. Frente a ellos se sienta un mercenario de baja cuna. Cada uno de los hombres quiere que mate a los demás. ¿Quién vive? ¿Quién muere?
– Tyrion Lannister: Depende del mercenario.
– Lord Varis: ¿Ah sí?, Él no tiene corona, ni oro, ni el favor de los dioses.
– Tyrion Lannister: Tiene una espada, poder sobre la vida y la muerte.
– Lord Varis: Pero si es el mercenario quien manda, por qué fingimos que los reyes tienen todo el poder. Cuando Ned Stark perdió la cabeza, ¿quién fue realmente responsable? ¿Joffrey, el verdugo u otra persona?.
– Tyrion Lannister: No me gustan los acertijos.
– Lord Varis: El poder reside donde los hombres creen que reside. Es un truco, una sombra en la pared, y un hombre aunque sea pequeño puede proyectar una sombra muy grande.
Una clara referencia al mito de la caverna de Platón.
Daenerys, una idealista que no duda en emplear ambos poderes
Por su parte, la principal protagonista de la serie, Daenerys Targaryen, la Khaleesi, (interpretada por Emilia Clarke), combina ambos poderes, el duro y el blando. Es una especie de adalid de la justicia.
A medida que va acumulando poder se la percibe como un agente de cambio que destruye sistemas opresivos y gana seguidores con una mezcla de miedo, respeto y adoración.
Tiene un poder real que puede ejercer en cualquier momento: sus tres dragones son capaces de cambiar el rumbo de cualquier batalla con una sola palabra: Dracarys.
Es una soberana que, para cambiar el orden social preexistente no duda es ser implacable, poniendo en entredicho su pretendida ética. Un claro ejemplo es el exterminio de los amos en Astapor.
Con el fin de conseguir un ejército, Daenerys negocia un acuerdo de con el esclavista de la ciudad, Kraznys, Le entregará uno de sus dragones a cambio de 8.000 Inmaculados. Aunque la negociación o el engaño no sale como el esclavista pretendía y ella ejerce su poder.
– Daenerys: !Inmaculados! Avancen. Paren…
– Kraznys [a la traductora], Dile a la Zorra que la betia se niega a venir.
– Daenerys: Un dragón no es un esclavo
– Kraznys: ¿Hablas valyrio?
– Daenerys: Soy Daenerys de la tormenta, de la casa Targaryen, sangre de la antigua Valyria. El Valyrio es mi lengua materna. ¡Inmaculados!, ¡Matad a los amos, matad a los soldados, matad a todo hombre que sostenga un látigo, pero no hagan daño a los niños! ¡Romped las cadenas de todo esclavo que veáis!”.
– Kraznys: Soy vuestro amo. ¡Matadla, Matadla!
– Daenerys [dirigiéndose a su dragón]: Dhakaris [Y el dragón quema al esclavista]. Y luego al resto de los amos.
Lo cierto es que a medida que va conquistando poder gracias a la fuerza militar formada por Inmaculados, Segundos Hijos, dothrakis…; Daenerys deberá encontrar el equilibrio entre las promesas que ha hecho a su pueblo (a todos sus seguidores) y las acciones para mantenerlo. Algo cada vez más complejo.
Su «auctoritas» va perdiendo peso ante su «potestad». Ella se esfuerza por “imponer” justicia y equidad, aunque su visión del mundo, a menudo, entra en conflicto con las realidades políticas y sus propias contradicciones.
El personaje de Daenerys en «Juego de Tronos» es un reflejo de cómo el poder absoluto no solo corrompe, sino que también aísla, y cómo incluso los líderes más visionarios pueden perder de vista su humanidad en la búsqueda de su ansiado trono.
Todos estos ejemplos, convierten a “Juego de Tronos” en uno de los dramas políticos más sofisticados más allá de la ficción histórica.
Salvando la distancia temporal, en la serie hay múltiples ejemplos de negociación, liderazgo, ejercicio del poder que puede ser inspiradores los políticos actuales. Sin duda, algunos aprenderían algo.
Porque en el fondo, el poder, es esa capacidad para que otros hagan lo que uno quiere. Y siempre hay alguien que lo quiere… convirtiendo a muchos gobiernos en auténticos «Juegos de Tronos»
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