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Opinión | “Los idus de marzo”: corrupción y mentiras del sistema político

Opinión | “Los idus de marzo”: corrupción y mentiras del sistema político
En política la imagen lo es casi todo. En la película "Los idus de marzo", el gobernador Morris (interpretado por Clooney) pese a sus supuestos ideales, está dispuesto a sacrificar aquello en lo que cree para mantenerse en el poder.
10/3/2024 06:35
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Actualizado: 11/3/2024 12:21
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Los idus de marzo es una fecha nefasta en la historia antigua, el día en que Julio César fue apuñalado por la espalda. A pesar de que el evento ocurrió hace muchos siglos —44 años antes de Jesucristo, para ser exactos— esa fecha ha adquirido un aura supersticiosa, al igual que ocurre con el viernes 13.

William Shakespeare, con su obra «Julio César» contribuyó significativamente a la mística que rodea ese magnicidio. La advertencia del adivino a César, «Cuidado con los idus de marzo», se ha inmortalizado en la cultura popular, sirviendo como un presagio ominoso que ha resonado a lo largo de los siglos.

Advierte a las generaciones futuras de que estén atentas a las señales que les rodean, los peligros de la arrogancia y la confianza excesiva.

Igualmente, es sinónimo de traición, de la inevitabilidad del destino y de las consecuencias de la ambición desmedida.

Y esto es precisamente lo que describe con maestría la película «Los idus de Marzo«, dirigida y co-escrita por George Clooney, que se estrenó en 2011, adaptando la obra de teatro «Farragut North» de Beau Willimon, guionista de la serie “House of Cards

La trama se centra en el asesor político Stephen Meyers, (interpretado por Ryan Gosling), experimentado asistente de campaña del gobernador Mike Morris, el personaje de Clooney, –un político en ascenso, un héroe de guerra, un marido ejemplar y carismático–, candidato a las elecciones presidenciales.

Stephen Meyers: Hay una gran diferencia entre Paul –el jefe de campaña- y yo. Paul solo cree en la victoria, así que hará o dirá lo que sea para ganar.

Gobernador Morris: Pero tú no.

Stephen Meyers: Yo haré o diré lo que sea si creo en ello. Pero debo creer en la causa.

Gobernador Morris: Serás un asesor pésimo cuando dejes este trabajo.

Stephen Meyers: Pues no dejaré este trabajo mientras usted siga en él, señor.

El asesor político Stephen Meyers, (interpretado por Ryan Gosling), junto a la periodista del New York Times Ida Horowicz (interpretada por Marisa Tomei).

El asesor está convencido de que su candidato es el mejor, que encarna todas las cualidades para ser el gran líder que los demócratas necesitan. Y a pesar de ser tentado por el otro candidato y de sufrir las presiones de la prensa, lo defiende frente a todos.

En esta escena junto a la periodista del New York Times, Ida Horowicz (interpretada por Marisa Tomei), el asesor defiende, sin fisuras a su candidato. 

Ida Horowicz: Te has tragado todas sus recetas.

Stephen Meyers: Me las he tragado y son fabulosas. Oye, no me importa que vaya de número 1 en los sondeos, ni que tenga todas las cualidades y todos los medios. La verdad es que él [el gobernador] es el único que significará un cambio real en la vida de las personas. Incluso de las personas que le odian. Que Mike Morris llegue a Presidente, diría más de nosotros que de él. Me importa una mierda que pueda ganar, tiene que ganar.

Ida Horowicz: ¿O qué? ¿El mundo se desmoronará? No cambiará nada, ni lo más mínimo, en la vida diaria de los desgraciados que se levantan cada mañana. Trabajan, comen, duermen y vuelven a trabajar. Si al final gana tu chico, te darán un trabajo en la Casa Blanca, si pierde volverás a la consultoría en la Calle K. Mike Morris es un político. Es un tío agradable, todos lo son, pero te decepcionará tarde o temprano.

El protagonista descubre, por las malas, que en la política no existe la amistad o la buena fe y, lo más importante, que la lealtad puede trocarse indistintamente en traición. Es un mundo plagado de traiciones y mentiras, donde nada es lo que parece

La película explora los juegos de poder, la corrupción y el cinismo dentro de la política estadounidense, mostrando su lado oscuro. Conocemos, a través del personaje del asesor las luces y sombras de todo candidato.

Cómo se va transformando y olvidándose, por completo, de algunos de sus muchos ideales a medida que avanza la campaña.

El protagonista descubre, por las malas, que en la política no existe la amistad o la buena fe y, lo más importante, que la lealtad puede trocarse indistintamente en traición. Es un mundo plagado de traiciones y mentiras, donde nada es lo que parece.

Un mundo en el que los ideales del protagonista chocan con quienes tratan de ganar, sin importar a quien se llevan por delante, o de lograr una exclusiva que publicar, en el caso de la prensa.

En esta tesitura, el asesor, Stephen Meyers, tendrá que decidir si abrir los ojos… y continuar en política, o seguir sus principios.

La lucha por seguir en la carrera política es una cerrera de obstáculos, plagada de traiciones. El gobernador Morris (George Clooney) y su asesor (Ryan Gosling), saben que, al final, tendrán que decidir entre la carrera política y la verdad. No se puede tener todo. Foto: Columbia Pictures.

Así, tras ser consciente de la lógica del poder, de la traición de su mentor, Paul ( interpretado por Philip Seymour Hoffman), de su amiga periodista, y del desprecio de su candidato, Meyers aprovechará un error de éste último—quien ha dejado embarazada a una becaria de la campaña, muerta tras abortar— para chantajearle, conseguir salvar la campaña y catapultarse a la cúspide del poder. Demostrando que la política puede llegar a corromper.

«Si quieres ser presidente puedes iniciar una guerra, puedes mentir, puedes engañar o puedes llevar el país a la quiebra…, pero no puedes follarte a las becarias»

Stephen Meyers: A partir de mañana va a haber algunos cambios en tu campaña. Paul se va, yo seré tu director de campaña. Redactaré una declaración: La campaña ha llegado a un punto en el que necesitábamos hacer algunos cambios. Escríbelo con tus propias palabras.

Gobernador Morris: ¿Y por qué iba a hacer eso?

Stephen Meyers: Porque quieres ganar. Porque rompiste la única regla sagrada de la política. Si quieres ser presidente puedes iniciar una guerra, puedes mentir, puedes engañar o puedes llevar el país a la quiebra …, pero no puedes follarte a las becarias (se refiere a una becaria con la que mantuvo relaciones sexuales y a la que dejó embarazada). Eso, acabará contigo.

Gobernador Morris: ¿Qué crees que tienes Stephen? Una chica alterada te cuenta una historia.

Stephen Meyers: Una chica alterada y embarazada…

Gobernador Morris: ¿Te dijo eso?

Stephen Meyers: Que necesitaba el dinero para un aborto.

Gobernador Morris: ¿Qué hiciste, darle el dinero? Quizá solo necesitaba dinero y tú fuiste el escogido.

Stephen Meyers: ¿Esa es tu mejor jugada?

Gobernador Morris: Tan desesperado estás que buscas mierda dónde no la hay… No tienes nada.

Stephen Meyers: ¿Y cómo he llegado hasta aquí? Tienes razón Mike, no hay nada. No hay mensajes de voz, ni correos, ni fotos, ni cintas…, y aún así estoy aquí contigo

Gobernador Morris: Sí, pues vete a casa.

Stephen Meyers: Dejó una nota.

Gobernador Morris: ¿Cómo sabes eso?

Stephen Meyers: Yo arreglaba tus despropósitos. Cogí su teléfono y encontré una nota.

Gobernador Morris: Ha sido un accidente.

Stephen Meyers: Yo no lo sé. Eso cuéntamelo tú, eres la última persona a la que ella llamó. En la nota pone que está embarazada, que ha abortado y que no quiere causarte problemas.

Gobernador Morris: ¿Y por qué deja una nota que puede comprometerme?.

Stephen Meyers: Tiene 20 años.

Gobernador Morris: ¿Qué quieres?

Stephen Meyers: ¡Qué eches a Paul, hoy.! Te he preparado una reunión con Thomson, le prometerás la vicepresidencia. Obtendrás 356 delegados, conseguirás Carolina del Norte y llegarás a la Presidencia. Y harás bien las cosas que mucha gente ha hecho mal. Las cosas en las que creemos los dos.

Gobernador Morris: Yo no creo en la extorsión, ni en estar atado a ti durante los próximos ocho años.

Stephen Meyers: Cuatro años, no quieras correr tanto.

Aunque el gobernador duda de que exista la citada nota, el miedo a perder su ansiada carrera política le vence. En la siguiente escena vemos cómo despide a Paul, su mano derecha.

Evan Rachel Wood;  Clooney
Ewan Rachel Wood interpreta a Molly Steams, la becaria de 20 años de edad del equipo de campaña del candidato a presidente a la que ha dejado embarazada.
Idus de Marzo
El asesor político Stephen Meyers, (interpretado por Ryan Gosling), experimentado asistente de campaña del gobernador Mike Morris, el personaje de Clooney, –un político en ascenso, un héroe de guerra, un marido ejemplar y carismático–, candidato a las elecciones presidenciales. Son dos caras de la misma moneda.

«Los idus de marzo» plantea una pregunta: ¿qué es más importante en la carrera política: la victoria o la verdad? Es una dura crítica la corrupción del sistema electoral norteamericano pero que puede aplicarse a cualquier contexto similar.

Se basa en la premisa es que el mundo político está contaminado casi de forma irremediable y que aquellos que dicen representar nuestros intereses, en ocasiones, solo buscan obtener poder, bajo la excusa de que solo cuando consigan ganar las elecciones podrán cumplir sus impactantes promesas de campaña.

Y aquí cabe preguntarse, ¿dónde quedan la verdad, la transparencia, los valores de vida y la calidad humana que se necesita para ser un buen dirigente político?

«Los Idus de Marzo» es una crítica feroz, y sin remilgos, a las mentiras del sistema político y, especialmente, al animal político en sí, que lucha entre el idealismo y la ética. Refleja cómo los candidatos hablan de lo que no representan.

Muestra esa contradicción entre el discurso pretendidamente luminoso del que aspira al poder absoluto prometiendo el bien común frente a la oscuridad y las trampas de su conducta personal, los recovecos y las mentiras como regla de conducta en nombre del pragmatismo para alcanzar la victoria.

«Los idus de marzo» plantea esta pregunta: ¿qué es más importante en la carrera política: la victoria o la verdad? Es una dura crítica a la corrupción del sistema electoral norteamericano pero que puede aplicarse a cualquier contexto similar

Según declaraba cínicamente el guionista Beau Willimon, “No importan los ideales. Importa qué estás dispuesto a hacer por ganar”.

Es más, subrayaba que “para conseguir tus ideales, primero tienes que ganar. Las dos partes quieren ganar con tanta fuerza que recurres a las tácticas que contradicen tu idealismo. Para que el idealismo triunfe a menudo tienes que hacer cosas muy cínicas”.

Y eso es lo que hacen Stephen Meyers y el gobernador Morris. Y otros muchos personajes que pululan por la película.

«Los Idus de Marzo» es una crítica feroz, y sin remilgos, a las mentiras del sistema político y, especialmente, al animal político en sí, que lucha entre el idealismo y la ética.

La política está cada vez más condicionada por los medios de comunicación y los estrategas políticos, los llamados spin doctors, y la incapacidad de los líderes de políticos de marcar su propia agenda…, adaptándola a conveniencia, según van cambiado los temas o asuntos de interés mediático.

El asesor, Stephen Meyers, tendrá que decidir si abrir los ojos… y continuar en política, o seguir sus principios.

Y eso produce que en la realidad, esa en la que vivimos todos, se siga consolidando ese desapego y escepticismo del público en relación con la política. Y no es para menos.

La desconfianza de la ciudadanía española hacia la clase política se alimenta de múltiples factores, desde la corrupción hasta la percepción de ineficacia y desconexión. 

La revelación de casos en los que se ha malversado dinero público, junto con prácticas de nepotismo y favoritismos, contribuyen a reforzar esa percepción de que los intereses personales o de partido, a menudo, prevalecen sobre el bien común

Evidentemente, los escándalos de corrupción no ayudan. Juegan un papel significativo en el deterioro de la imagen de la clase política.

La revelación de casos en los que se ha malversado dinero público, junto con prácticas de nepotismo y favoritismos, contribuyen a reforzar esa percepción de que los intereses personales o de partido, a menudo, prevalecen sobre el bien común.

Además, la sensación de distancia entre los políticos y las preocupaciones, necesidades y demandas cotidianas de la ciudadanía alimenta aún más esta desconfianza.

Y es, precisamente, este desajuste entre las expectativas de la población y las acciones de sus gobernantes lo que crea un buen caldo de cultivo para el desencanto.

Este fenómeno no solo representa un desafío para la estabilidad política y social del país, sino que también llama a una profunda reflexión sobre qué pueden y deben hacer los políticos para reconectar con la sociedad (de la que muchas veces están tan alejados) y restaurar la confianza perdida…

De momento, no parece una tarea fácil.

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