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Opinión | Caso Luis Pineda y Ausbanc: No todo calvario acaba en crucifixión (I)
17/3/2024 06:32
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Actualizado: 16/3/2024 23:11
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Respondo con este artículo a la amable invitación que me ha hecho Carlos Berbell para que explique cómo hemos logrado la sentencia absolutoria de Luis Pineda en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo.
Como quiera que me fío del buen instinto periodístico de Carlos, si él piensa que el asunto puede ser de interés, no seré yo quien le contradiga. Será luego la realidad de la repercusión que tengan estas líneas la que confirme esa previsión del director de Confilegal.
El día 9 de enero de 2019, una buena amiga “me prestó sus ojos” para leerme, durante la comida que con ella mantuve, una carta que me dio mi secretaria al momento de salir de mi despacho.
Era una carta manuscrita que Luis Pineda me remitía desde la cárcel de Estremera. ¡Claro que yo había oído hablar de Luis Pineda!, y sabía que tenía problemas judiciales, pero desconocía casi todo al respecto.
En aquella carta, Luis me explicaba que me había oído hablar en el programa de Luis Herrero, en esRadio, con ocasión de explicar cosas de la causa Gürtel; y, en síntesis, me pedía que me hiciera cargo de su caso.
El día 14 de ese mismo mes me presenté en el establecimiento penitenciario y, en compañía de un letrado de mi despacho, Luis de las Heras –quien por entonces estaba en nuestra sede de Valencia– oí por vez primera el principio del relato que Luis Pineda me hizo.
Quedé en volver a verle y, a los pocos días, regresé (regresamos) y acepté el encargo, previa advertencia de Luis de que le habían dejado los embargos y los bloqueos de cuentas sin un euro con que pagarme.
Pero el relato de Luis me pareció tan atractivo y excitante que mi sobrino y socio, Miguel Ángel Durán, y yo aceptamos limpiamente el reto de defender esta macro causa, aun a riesgo de no cobrar si la cosa salía mal.
Sólo le puse tres condiciones: que jamás me mintiera, por adverso que pudiera resultarle algún hecho; que yo dirigía la defensa sin paliativos ni concesiones; y que también yo decidiría sobre la estrategia de información a los medios de comunicación.
SACAMOS A LUIS PINEDA DE PRISIÓN PONIENDO PARTE DE LA FIANZA
Al hallarse Luis en prisión preventiva (ya casi tres años por la inexplicable actuación del magistrado Pedraz), lo primero y principal era sacarle de allí (qué difícil es cualquier defensa de un preso; ¡a ver si algún día se cambia la Ley para que las prisiones preventivas, esos encarcelamientos provisionales, sean verdaderamente excepcionales!).
Ciertamente, nuestro acierto de base estuvo en eso, en lograr que Luis Pineda saliera de la injusta situación de prisión a la que le habían sometido. Afortunadamente, la cosa ya no estaba en manos de Pedraz (quien ni siquiera quiso oír jamás a Pineda), sino que era la sala de enjuiciamiento la que tenía que decidir. ¡Y lo hizo!.
En un primer Auto, permitía la excarcelación mediante fianza de 500.000 euros, pero lo recurrimos y logramos rebajar la cantidad a 200.000 euros.
Resultó que Luis Pineda, ni siquiera con el auxilio de su familia (la cual padecía los efectos colaterales y directos de los bloqueos económicos) podía juntar más de 80.000.
Nuevamente, mi sobrino Miguel Ángel Durán y yo, decidimos dar un paso al frente y pusimos los 120.000 euros restantes, bien que con la garantía hipotecaria de una propiedad de Luis, propiedad inmobiliaria que, sin embargo, no cubría la fianza si se hubiera querido aportar como tal a la Audiencia Nacional.
Luis Pineda fue liberado el día 16 de abril de 2019, justo tres años después de que fuera ingresado en prisión (le metieron allí el 16 de abril de 2016). Pudo “volver a pisar las calles nuevamente”, en este caso, de Madrid.
A partir de ahí nosotros pudimos contar con él para que cooperase en su propia defensa (Luis, aunque no especialista en Derecho Penal, es abogado y no precisamente de los no preparados). Empezó un ímprobo y arduo trabajo, de horas y horas en que él nos relataba todo lo que había hecho frente a las entidades financieras, y todo lo que ellas le hacían a él.
«El verdadero pionero de los pleitos contra los bancos por abusividad contra los consumidores fue Luis Pineda, con toda su organización que, luego, es lo que le han robado»
Esta parte de la historia no se entiende bien si no se parte de la base de que Luis Pineda es ciertamente un abogado, pero también –y no en un segundo plano– es un empresario, intrépido, audaz hasta asumir los riesgos propios de tal condición.
Y tampoco se entenderá bien todo esto si no se conoce que, mucho antes de las preferentes y de otros manejos de la Banca contra los consumidores, Luis Pineda ya se batía el cobre en los juzgados de lo Civil defendiéndolos y convirtiéndose en el azote de los bancos.
Luego vinieron otros (vinimos); pero el verdadero pionero de los pleitos contra los bancos por abusividad contra los consumidores fue Luis Pineda, con toda su organización que, luego, es lo que le han robado.
También es cierto que, a diferencia de lo que hacen otros (hacemos), Luis negociaba con las entidades contra las que pleiteaba, bien cuando tenía el pleito en marcha, bien cuando lo había ganado.
Y lo hacía (siempre me lo ha explicado así y yo le creo) con la finalidad de lograr que los bancos pactaran un pago más pronto en el tiempo de lo que luego pudiera ser la ejecución de las sentencias.
Son formas de ver las cosas: él se relacionaba con las partes adversas para conducir el resarcimiento de sus clientes lo más rápidamente que podía; y otros seguimos por lo general el guion de las leyes procesales.
ESTRATEGIA MEDIÁTICA
Siempre he tenido claro que, cuando uno -como abogado- defiende a alguien en una Causa que tiene trascendencia mediática, lo más acertado es que ese alguien dé la cara ante los periodistas y se explique, porque lo que nosotros no explicamos, el hueco que así se deja, siempre lo explicarán otros, siempre vendrán otros a explicarlo a su manera y con arreglo a sus intereses.
Por eso -y porque, como he dicho, yo también decidía la política de comunicación- sometí a Luis Pineda a una rueda de prensa multitudinaria en mis propias oficinas, donde pudo empezar a explicar la trama de la que estaba siendo objeto.
El resultado nos satisfizo mucho, porque los periodistas, por regla general y salvo cruce de intereses de gente muy poderosa, suelen agradecer la información que les permite realizar mejor su trabajo. Nuestra versión empezó a ser conocida ¡y también creída!.
Tampoco faltó aquí un personaje que se ha hecho también muy conocido, me refiero al excomisario José Manuel Villarejo. Como Luis estaba convencido de que había tenido un papel destacado en todo lo que le ocurría, le comuniqué mi decisión de ir a visitarle -por cierto, también a Estremera-, cosa que a mi Cliente le pareció bien.
El porqué de mi deseo de visitar a Villarejo tiene una muy fácil explicación: ya estábamos personándonos en las actuaciones que instruía un magnífico magistrado de la Audiencia Nacional, don Manuel García Castellón, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, ahora tan vilipendiado por el “mundo independentista”.
«Yo tenía interés en hablar personalmente con Villarejo. Para ver si le convencía de que quisiera cooperar con nosotros y con la Justicia a fin de desenmascarar a los que construyen espuriamente causas con la finalidad de liquidar a oponentes, o con el objetivo de influir en el mundo político»
Villarejo –lo teníamos ya más que claro- estaba en la génesis de la causa urdida contra Pineda. Además, yo siempre he tenido la convicción de que José Manuel Villarejo sabe mucho más, sobre el nacimiento del asunto Gürtel, de lo que dijo en aquella famosa comida con Baltasar Garzón, Dolores Delgado y otros.
Por eso, yo tenía interés en hablar personalmente con Villarejo. Para ver si le convencía de que quisiera cooperar con nosotros y con la Justicia a fin de desenmascarar a los que construyen espuriamente causas con la finalidad de liquidar a oponentes, o con el objetivo de influir en el mundo político, ¡que de eso hay mucho por desgracia!.
Como anécdota diré que un funcionario, del que después me he hecho muy amigo, me interrumpió la entrevista con Villarejo para advertirme de que el subdirector de la prisión pretendía grabar mi charla con Villarejo.
Pedí verle y, efectivamente, cuando pude, le previne de que si se me grababa, salía de allí de inmediato para denunciar el asunto en el Juzgado de Guardia y para hacer el necesario comunicado de prensa.
El intento quedó en eso, en un intento. Y es que Villarejo sí que tiene aquí arte y parte. Pero el excomisario, tras hacer profesión de fe de lo mucho que él sabía de muchas cosas, siguió sin soltar prenda, y cuando me pidió que yo le ayudara a “salir del trullo”, le dije que él ya tenía un excelente abogado, pero que yo no podría hacer otra cosa que ayudar a mi colega -su abogado- si él previamente me ayudaba a mí en relación al caso Gürtel y a la causa que padecía Luis Pineda.
El asunto no cristalizó por razones cuyo detalle alargaría mucho este artículo.
CONVENCIDOS DE LA INOCENCIA DE LUIS PINEDA
Siguieron meses de acopio de material, de ordenación y de sistematización de todo ese material; de charlas, de conversaciones de horas y horas con Luis Pineda, durante las que, cada vez más, estábamos Mi sobrino Miguel Ángel, Luis de las Heras y yo convencidos de su inocencia; o, para ser más claros, de que a Luis Pineda, quienes estaban ya hartos de que les ganara juicios y juicios, quienes no querían tener que ceder ante él en las negociaciones, toda esa gente (algunos de cuyos nombres aquí saldrán) le habían fabricado un traje a medida para enterrarle, civilmente hablando.
Volviendo a Villarejo, Se evidenció tanto en la pieza separada número 9 de las actuaciones seguidas en el Juzgado del que es titular el magistrado García Castellón, que el excomisario fue contratado por el BBVA, por su entonces jefe de seguridad, Jesús Corrochano, y por otros miembros de la directiva del Banco para que construyera un informe contra Luis Pineda que permitiera sacarle de la circulación.
De inmediato nos metimos, obviamente, también en ese lodazal, sin miedo a encontrarnos con poderosísimos adversarios, y sin cobertura económica por parte de nuestro cliente, Luis Pineda, que, como he dicho ya, estaba tan falto de dinero que hasta tuve que hacerle algún préstamo en metálico, aparte de la fianza, para que pudiera ir tirando (dicho sea también en honor a la verdad, que Luis pineda tiene una esposa y unos hijos maravillosos, que han sabido estar siempre a su lado, también en lo material).
Lo que fuimos descubriendo en esa pieza separada número 9 del Juzgado Central de Instrucción 9 del Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional pone los pelos de punta.
Allí, pudimos constatar cómo el BBVA, presidido por Francisco González, o sea, la principal acusación particular, era el verdadero promotor de la causa contra Luis Pineda; pero un promotor que, para poder luego convertirse en acusador particular, no había tenido escrúpulos en sobornar policías, en hacer sustanciosos contratos con Villarejo, en realizar toda suerte de tráfico de influencias, hasta lograr hacerle a Luis Pineda el traje a medida de que ya he hablado.
«Pudimos constatar cómo el BBVA, presidido por Francisco González, o sea, la principal acusación particular, era el verdadero promotor de la causa contra Luis Pineda»
Cómo sería la cosa que alguien realmente entendido en Derecho, -desconozco quién realmente- debió convencerles para que hicieran un escrito de desistimiento respecto de su condición de acusación particular contra Luis Pineda..
Son muchísimos los avatares, peripecias y vicisitudes por las que atravesamos durante todo el resto del año 2019, incluida una operación cardiovascular muy seria (dos bypases) a la que me tuve que someter a finales del mes de septiembre (pero Luis Pineda no tiene culpa de ello tampoco).
Lo que sí puedo decir, como humilde jurista, es que si hablamos de responsabilidad penal de personas jurídicas y deducimos la que el BBVA tiene en toda la trama urdida contra Luis Pineda, de no ser el BBVA un banco sistémico, habría para haber pedido su inmediata intervención.
Si yo no lo hice no fue porque considere que no había base jurídica para ello -porque ya digo que si las mismas tropelías que cometieron algunos directivos del BBVA las hubieran cometido directivos de cualquier otra persona jurídica de no tan alta significación e importancia, a buen seguro que jueces habría que encontrarían base suficiente para decretar la suspensión de actividades.
Pero como eso, en este caso, habría quebrado el principio de proporcionalidad. No lo pedimos entonces ni lo pedimos ahora.
Eso sí, en algún momento, esas responsabilidades deberán declararse y, cuando menos, aparte de resarcirle a Luis Pineda los daños causados, sí que debiera aplicársele a esa entidad financiera una multa ejemplar que disuada a otros de seguir esa senda tan abominable.
En esa pelea también hemos seguido, y en ella seguiremos mientras Luis Pineda no diga lo contrario.
Y como estoy llegando a la antesala de la Sala de Enjuiciamiento y veo que me he extendido mucho, pienso que quizá sea mejor dejar aquí esta primera entrega, pero con la firme promesa de continuar mañana mismo, ya con una descripción más atenida a las cuestiones judiciales.
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