Un jefe de máquinas de un barco con 10.000 euros de sueldo “se marcha a la francesa” e impugna su despido 
Abandonó el barco sin avisar a nadie y no dio señales de vida hasta casi 15 días después. Foto de archivo, la imagen no corresponde con la noticia.

Un jefe de máquinas de un barco con 10.000 euros de sueldo “se marcha a la francesa” e impugna su despido 

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05/7/2024 06:31
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Actualizado: 05/7/2024 10:04
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“Marcharse a la francesa” es una expresión que se utiliza para hacer referencia a alguien que se ha ido de un lugar en el que se encontraba con otras personas sin avisar. Un término que se popularizó entre la alta sociedad y la burguesía en dicho país a mediados del siglo XVII. 

Por aquel entonces, era de mala educación expresar el deseo de abandonar un lugar. Y esto es algo que hizo el jefe de máquinas de un barco al abandonar su puesto de trabajo sin avisar nada más atracar en el puerto.

El empleado llevaba trabajando en la empresa Pesca Herculina dedicada a la comercialización de productos alimenticios desde julio de 2020. Cobraba un salario mínimo garantizado de 10.000 euros. Pero en enero de 2021 le pusieron sobre la mesa una carta de despido por cometer unos hechos que la empresa calificó de muy graves.

En concreto, le explicaron que, mientras estaba prestando servicios en el barco Freiremar I se marchó sin dar explicaciones el 15 de diciembre de 2020 cuando el barco estaba en el puerto de Vigo. Dejó al mando a dos marineros que no tenían conocimientos ni formación en sus funciones.

Por lo que la empresa, a consecuencia de su marcha, tuvo que contratar a dos personas con formación en la materia que les costaba 200 euros al día.

No fue hasta el 28 d diciembre cuando dio señales de vida al ponerse en contacto con la empresa para enviarles un parte de baja de incapacidad temporal. Decía que había sufrido un accidente el día en el que dejó el barco mientras realizaba el atraque. Un supuesto accidente en el que alegaba dolores lumbares que no quedó acreditado.

Un despido procedente

Disconforme con el despido decidió impugnarlo. Pero el Juzgado de lo Social Nº7 de Vigo desestimó la demanda y lo calificó de procedente.

Frente a dicha sentencia, el trabajador presentó un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Galicia (TSXG). Ello con el objetivo de que se modificase el relato de los hechos declarados probados en la sentencia de instancia, relata la sentencia dada a conocer por Francisco Trujillo, of counsel de Laborea Abogados.

Pero los magistrados Consuelo Ferreiro (ponente), Luis F.de Castro (presidente) y Ricardo Ron han explicado en la sentencia 2303/2024 de 14 de mayo que los cambios que proponían ya habían sido valorados por la juzgadora de instancia.

Por otro lado, el trabajador manifestó que él no había abandonado el barco, sino que había quedado acreditado el día del juicio que se le había autorizado el disfrute de vacaciones desde ese miso día. No obstante, los documentos aportados por la empresa manifestaban que «se preveía que la finalización de la campaña de pesca era a mediados de diciembre, fecha en la que iba a poder disfrutar de sus vacaciones».

Pero en ese documento no se decía nada de la fecha exacta en la que empezaban. Era «una mera previsión que, al trabajar en un medio natural, se podría ver alterada», dijeron los magistrados.

Su abandono del barco no estaba justificado

Respecto a su dolencia en el lumbar, la Sala de lo Social recordó que no acudió al médico hasta 13 días después de haber sufrido supuestamente el accidente de trabajo.

Para los magistrados, su comportamiento encajaba en el artículo 54.2 del Estatuto de los Trabajadores. En él se habla de las faltas injustificadas de asistencia al trabajo porque «no fueron pocos días».

Además, concretaron que, en la carta de despido, le recordaron que una de sus tareas como jefe de máquinas era la de participar, supervisar y controlar el sistema de frío y el motor durante las tareas de descarga al realizarse con el barco encendido. Unas tareas que se prolongaban durante, al menos, dos días. Y el se fue en el momento en el que llegaron a puerto.

Por tanto, también había desobedecido ordenes, de modo que calificaron el despido de procedente.

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