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Opinión | CDL: El embargo de sentencias en Inglaterra y Gales: cómo un error de márketing desató un escándalo (II)

Opinión | CDL: El embargo de sentencias en Inglaterra y Gales: cómo un error de márketing desató un escándalo (II)
Josep Gálvez es abogado español y "barrister" en Londres. En esta segunda entrega sigue explicando la costumbre de los tribunales londinenses y galeses del embargo de sentencias y el relato de una gran pifia que puso el sistema patas arriba. Foto: J.G.
01/10/2024 05:40
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Actualizado: 01/10/2024 00:51
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Como ya avanzamos la semana pasada, un incidente tan humano como desastroso en el caso R (Counsel General for Wales) v Secretary of State for Business, Energy and Industrial Strategy [2022] EWCA CIV 181, provocó un follón enorme ante los tribunales ingleses.

Un simple desliz que explica cómo, a veces, las prisas por figurar pueden llevar a ‘barristers‘, como a todas las ‘chambers‘ a un importante cabreo judicial, lo que no es poco.

El tema empieza cuando dos conocidísimos ‘barristers’ de las famosas Matrix Chambers londinenses ganan en apelación en este caso de gran importancia para el gobierno de Gales.

Y es que el caso había llegado ante la ‘Court of Appeal’ y este tribunal, como dicta la práctica procesal, distribuyó un borrador de la sentencia.

Eso sí, prohibiendo cualquier publicación antes del llamado ‘hand down’, es decir, el momento oficial en que la sentencia se hace pública.

Hasta aquí, todo normal.

Las reglas del embargo de esa sentencia son claras: nadie debe enterarse del contenido de la resolución antes de su publicación oficial, ni un resquicio, ni un suspiro ni una insinuación.

Pero claro, el deseo de notoriedad por tan importante victoria era muy intenso y ya sabemos que cualquier descuido es traicionero, sobre todo en esos momentos.

UN SIMPLE ERROR EN LA FECHA DE PUBLICACIÓN

La primera piedra del desastre la puso un miembro del personal de Matrix el 7 de febrero de 2022, es decir, dos días antes del ‘hand-down’ de la resolución.

La señorita Tate, asistente de marketing de las ‘chambers‘, envió un ‘email’ preguntando a los ‘barristers’ si deseaban preparar un comunicado para publicar la noticia en la página web del despacho y en sus redes sociales.

Hasta aquí todo normal… sino fuera porque la asistente entendió mal la fecha de publicación oficial de la sentencia.

Según parece, la señorita Tate creía que el ‘hand-down’ de la sentencia era el 8 de febrero, cuando en realidad estaba fijado para el día siguiente, esto es, el 9 de febrero de 2022.

Como se imaginarán, la premura y el entusiasmo por compartir tan importante noticia llevaron al desastre.

Y es que el ‘email’ llegó a los ‘barrister’ seguramente en un comprensible estado de euforia y respondieron rápidamente, sin verificar la fecha real del dichoso ‘hand-down’.

Así que, preparado el comunicado de prensa, la señorita Tate decidió que era el momento perfecto para empezar a preparar los ‘posts’ para Twitter y LinkedIn.

Ahí fue cuando se lió el tema.

Al día siguiente, el 8 de febrero, la señorita Tate envió un segundo correo a los ‘barristers’ preguntando si preferían no publicar nada en redes sociales.

Uno de ellos respondió con un despreocupado ‘I’m easy either way’, algo así como “me va bien cualquier opción”.

Y el otro ‘barrister’ añadió: ‘I think it is probably worth posting on social media, just due to the importance’. Es decir, “Creo que probablemente valga la pena publicarlo en redes sociales, dada su importancia”.

Pues la cosa es que a las 10:30 de la mañana, la señorita Tate confirmó a los ‘barristers’  que el comunicado de prensa sería publicado en redes sociales ese mismo día.

Y así lo hizo.

LA GRAN METEDURA DE PATA DEL DEPARTAMENTO DE MÁRKETING

El resultado fue que, el 8 de febrero, un día antes de la publicación oficial, el comunicado se colgó en la página web de Matrix y en sus cuentas de Twitter y LinkedIn.

La publicación duró cinco larguísimas horas antes de que alguien se diera cuenta de que, ¡vaya, vaya!, la sentencia aún estaba bajo embargo y no debía haberse divulgado a los cuatro vientos.

Matrix ‘Chambers’ tenía entonces unos 14.000 seguidores en Twitter y más de 7.000 en LinkedIn, lo que significa que las publicaciones fueron vistas por miles de personas antes de ser borradas.

El problema, como ya se imaginarán, es que los jueces de la ‘Court of Appeal’  habían advertido explícitamente sobre las reglas del embargo al compartir el borrador de la sentencia.

Y como vimos la semana pasada, estas advertencias subrayaban que el contenido del borrador era confidencial y que no debía compartirse hasta después del ‘hand-down’.

Así que comunicando esta incidencia al tribunal de apelación,  Sir Geoffrey Vos, el ‘Master of the Rolls’, convocó a los ‘barristers’ a una vista especial para que dieran explicaciones detalladas sobre lo sucedido.

Según dicen, la audiencia judicial fue una desagradable mezcla de bronca y serias advertencias.

Sir Vos recordó a los ‘barristers‘ su responsabilidad directa y personal para que cumplieran con el embargo, destacando que la cadena de errores tenían que haberse evitado y que necesitan controles más estrictos en el seno de las ‘chambers’ para evitar estas situaciones.

Además, la ‘Court of Appeal’ emitió una advertencia clara a todo el sector legal del país: no habrán más advertencias en el futuro y cualquiera que infrinja las reglas del embargo se enfrentará a un delito de desobediencia judicial.

LAS AMARGAS LECCIONES DEL CASO

Sin duda, este caso sirvió como alarma para ‘barristers’ y ‘solicitors’ de lo que puede suceder cuándo no se siguen escrupulosamente las reglas y especialmente en el delicado caso de las sentencias bajo embargo.

Además, cabe recordar, el propósito de un embargo es dar a las partes un tiempo para corregir errores, preparar una respuesta y planificar las próximas acciones sin la presión de una publicación inmediata de la sentencia.

Pero claro, el afán por figurar y las prisas llevaron a infringir las normas básicas de confidencialidad que rigen esta peculiar institución procesal inglesa.

Y es que, si los ‘barristers’ hubieran leído con más detenimiento los correos electrónicos de la señorita Tate, se habría evitado todo este escándalo.

Lógicamente, los ‘barristers’ se disculparon ante el tribunal, admitiendo su responsabilidad por lo sucedido, excusándose en la presión y el exceso de trabajo, circunstancias que les impidieron atender adecuadamente a los correos de la señorita Tate.

El ‘Master of the Rolls’ señaló que las ‘chambers‘ inglesas deben contar con sistemas estancos para poder manejar los borradores de sentencias sin filtraciones y que además, un solo ‘clerk’ deberá ser el único enlace entre el tribunal y los ‘barristers‘.

Una advertencia para todo el sector legal británico y en particular para los ‘barristers’ de esta jurisdicción, dado que en ello nos va el prestigio y, en definitiva, nuestra práctica como profesionales.

En fin, la semana que viene seguiremos con más casos.

Hasta entonces, mis queridos anglófilos.

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