Opinión | Pedro Sánchez ensalza a Francisco Franco
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17/12/2024 05:35
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Actualizado: 17/12/2024 14:20
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¿Qué vamos a conmemorar en 2025? El 50º aniversario de la muerte de Francisco Franco, celebrando cien actos, ni más ni menos. De la transición democrática se pasó al guerracivilismo con José Luis Rodríguez Zapatero, inventando este la memoria histórica, que solo tenía en cuenta a las víctimas de un lado de la contienda.
Hoy, con la memoria democrática, se ha desenterrado a Franco del Valle de los Caídos y trasladado al Cementerio de El Pardo.
Esa memoria “desmemoriada” propicia que se celebre el 20-N por los socialistas, lo que hasta ahora venían haciendo partidos y asociaciones franquistas y joseantonianas.
La diferencia es que el 20-N se celebraba solo ese día, y ahora los fastos tendrán lugar durante un año, desde el 8 de enero hasta finales de año: unos dos actos a la semana. Pero se han equivocado de fecha, pues la democracia comenzó cuando entró en vigor la Constitución, el 29 de diciembre de 1978: han adelantado la fecha cuatro años.
Hay muchos españoles que aún no dan crédito a esta noticia, pero los que hemos leído a Maquiavelo o sobre Goebbels entendemos muy bien lo que pretenden el presidente Sánchez y sus propagandistas.
Decía Maquiavelo que a la gente no le gusta que le mientan, pero “el que engaña siempre encontrará a quienes se dejan engañar”. Y Goebbels fabricaba la desinformación necesaria para que el pueblo alemán respaldara a Hitler.
Su objetivo primordial es confundir y despistar a parte de la opinión pública sobre los numerosos casos de corrupción que cercan al PSOE y a La Moncloa, intentando a la vez trazar una imagen de su partido acorde con las libertades y la democracia, mientras que compararán a los partidos de la derecha nacional con el Caudillo.
Así, a un lado quedarán los demócratas y, al otro, los herederos de Franco. Olvidan, sin embargo, la trayectoria del PSOE en la Segunda República y lo que hicieron líderes como Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, que organizaron el golpe de Estado de 1934.
Resulta contradictorio que un gobierno socialcomunista ensalce la figura del general Franco, aunque su intención sea denostarlo. Ya hay más gente nacida tras su muerte que en vida de Franco.
Y los que vivimos algunos años durante el mandato del dictador lo teníamos casi olvidado. Pero, con estos fastos, algunos hemos repasado libros de historia sobre el año 1936 y releído las memorias de Aniceto Alcalá-Zamora y Manuel Azaña, los cuales recogen, más o menos fielmente, la anarquía reinante aquel año y en los anteriores de la Segunda República, además de los atentados y crímenes cometidos contra los monárquicos, derechistas, religiosos, anticomunistas, empresarios, terratenientes y buena parte de la clase media.
El gobierno frentepopulista y Azaña no perseguían el desorden y a sus causantes, o solo a los de la ultraderecha, permitiendo que se cometiesen crímenes como los del diputado José Calvo Sotelo. Por eso, un buen número de generales decidieron dar el golpe de Estado contra la República, que no era una democracia idílica.
LAS SECUELAS DE LA GUERRA CIVIL FUERON NEFASTAS
La gente tenía miedo, y los comunistas y los socialistas-marxistas cada vez tejían lazos más estrechos con Rusia, con la clara intención de llegar a la revolución marxista en España, terminando para siempre con las libertades.
Por supuesto, nadie sabía cómo iba a acabar ese alzamiento ni sus consecuencias. Las secuelas fueron nefastas, y los cientos de miles de muertos en el frente, los fusilamientos y las torturas representaron el mayor desastre de la Guerra Civil.
Otra cosa distinta es que, transcurrido un tiempo prudencial, se debería haber restablecido la monarquía y celebrado elecciones democráticas. Pero no fue así, puesto que Franco y los vencedores quisieron mantener su poder.
¿Pero qué hubiese ocurrido si no hubiese habido un 18 de julio o la guerra la hubiese ganado el bando republicano? Estoy seguro de que se hubiera instaurado una dictadura socialcomunista que, con el tiempo, habría sido una dictadura comunista dominada por la Unión Soviética.
Fernando Díaz-Plaja supo recrear muy bien en El desfile de la victoria ese hipotético régimen comunista del que nos libramos en España.
Ahora, contrariado el gobierno con la libertad e independencia de muchos jueces, erigiéndose la Sala Segunda del Tribunal Supremo en la más firme guardiana de esa independencia, a pesar de controlar Sánchez y los suyos al Tribunal Constitucional con Cándido Conde-Pumpido, intentan desprestigiar a todos los jueces que instruyen causas contra los familiares de Sánchez, allegados y miembros de su partido y gobierno.
Ni Felipe González, en los peores tiempos de Luis Roldán, Mariano Rubio y los GAL, tuvo tantos casos penales abiertos que afectaran al PSOE y al gobierno. Por eso intentan amedrentar a los medios de comunicación que informan libremente y a los influencers en las redes sociales, colocando a los suyos en los medios públicos descaradamente y como nunca se ha visto. A veces, ver unos minutos 24 Horas en TVE puede confundirnos y hacernos creer que estamos en una televisión del régimen de Nicolás Maduro.
A propósito, el PSOE, junto a sus socios, con excepción del PNV y Junts, que se abstuvieron, votó en el Congreso en contra de que se instara al Tribunal Penal Internacional la detención de Nicolás Maduro, toda una incongruencia.
Cuando queda poco para que Sánchez sea investigado y el Tribunal Supremo solicite su suplicatorio, los órganos de propaganda del PSOE han trazado nuevas estrategias para desinformar.
¿Celebrará el presidente el Quinto Centenario del nacimiento de Felipe II, que se cumple en 2027?
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