Joseba García, hermano de Koldo, exasesor de José Luis Ábalos, a su salida del Supremo, tras declarar ante el magistrado instructor Leopoldo Puente. Foto: EP.
El Supremo sigue la pista del dinero en efectivo que habría acabado en manos del hermano de Koldo
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31/3/2025 05:35
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Actualizado: 30/3/2025 21:04
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A las diez de la mañana del miércoles, cuando aún huele a café requemado en los pasillos del Tribunal Supremo y los funcionarios bostezan como perros viejos, el magistrado Leopoldo Puente —toga impoluta, cara de no aguantar idiotas y una paciencia entrenada en años de ver cómo España se desangra por corrupción— interrogará a dos criaturas más del sainete nacional llamado caso Koldo.
Una tragicomedia patria que combina comisiones, pandemias, maletas cargadas y tropicales escenas de enredo donde solo faltan los mojitos.
Los citados son Aranzazu Granell y Javier Serrano, que no son precisamente personajes de novela, aunque podrían pasar por secundarios en una de espías cutres, de esas donde el espía lleva chanclas y se le cae la pistola en la piscina del hotel.
Según la Guardia Civil —esos resistentes de la UCO que siguen creyendo, contra toda evidencia, que este país puede limpiarse— ambos están relacionados con entregas de dinero en efectivo a un tal Joseba García. ¿Que quién es ese? El hermano del ínclito Koldo, asesor de José Luis Ábalos en el Ministerio de Transportes y figura central de este vodevil.
La cosa, como casi siempre, empezó en Punta Cana. Octubre de 2021. En plena resaca pandémica, cuando media España aún olía a gel hidroalcohólico y la otra media a miedo, Joseba voló al Caribe. ¿Vacaciones? Eso dice él. Que fue a conocer a una señora con la que chateaba. El amor, ya se sabe, es ciego. Pero también oportuno.
LA UCO NO SE LO TRAGA
La UCO, que no se traga cuentos, asegura que durante ese viaje Granell le entregó dinero en metálico. El método era casi tierno, si no fuera por lo chusco: “Llámame y te digo dónde estoy. Me lo echo al bolso y en algún momento dado nos encontramos”, dice ella en un audio. Como si hablara de un pintalabios y no de un fajo de billetes.
Y ahí entra en escena Serrano, otro actor de esta función. En otro audio, Granell le informa: “Hablo ahora con el Joseba este, que ya tengo el dinero, y le digo que quedamos”. Todo muy natural. Muy siglo XXI. Por WhatsApp, con emoticonos, seguramente.
Para el segundo viaje, diciembre del mismo año, Granell vuelve a escribirle a Serrano: “¿Cuánto hay que darle al legionario?”, que es como se referían, con una chispa de humor cuartelero, al hermano de Koldo.
El empresario contesta: “10K”. Diez mil pavos. Así, sin rodeos. A lo que Joseba pregunta a su hermano por mensaje: “¿Cuánto son al cambio 10?”, y se contesta solo: “8.800”. Inteligencia fulgurant. Luego viene el típico consejo de pillo veterano: “Borra”, “por favor”. Y la respuesta del pardillo: “Lo he borrado solo para mí, bórrate”.
En su declaración del 4 de marzo, Joseba confesó que sí, que fue a República Dominicana dos veces, pero por placer, claro. Que lo suyo era amor. Aunque, casualmente, le pidieron que pasara a ver a Granell y que esta le entregó unos “papeles” para Víctor de Aldama, el empresario y supuesto conseguidor de la trama.
Papeles, dijo. No billetes, claro. Aquí todo son papeles, audios y memorias que se borran solas.
La cosa no quedó ahí. En febrero de 2022, De Aldama le dice a Joseba: “Lo tiene Piedad, pregunta por ella”. Nombre bíblico para una transacción bastante profana. Dos días después, Serrano comenta con otro socio del tinglado, César Moreno: “Pagaron a K”. A lo que el otro responde: “¿Y los otros 10?”. Como si estuvieran hablando de comprar anchoas.
La UCO —con esa tenacidad de galgos viejos que no se resignan a la derrota— señala que el 1 de abril de 2022, Moreno escribió en su móvil una nota titulada “gastos fijos”. Así, en frío. En ella figuraba “K 10.000”.
Concluyen los agentes que los pagos a Koldo, mediante su hermano Joseba —ese romántico viajero del amor tropical—, eran mensuales y de diez mil euros. Puntuales como un reloj suizo. Como una nómina.
Javier Serrano, por cierto, fue uno de los detenidos en febrero de 2024. Hoy forma parte del rebaño de investigados en la Audiencia Nacional, donde se cuecen estas historias de España, siempre igual. Con sobres, caraduras, hoteles con piscina y hombres que se hacen llamar “el legionario”.
Y mientras tanto, el país sigue su curso. Entre los que roban, los que miran para otro lado y los que aún creen que la ley debe servir para algo, que todavía son muchos.
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