Firmas

Súplicas al poder

Súplicas al poder
El abogado Jesús Seligrat en la Academia de Jurisprudencia y Legislación, de la que es académico de número. Foto: Confilegal.
02/5/2021 06:46
|
Actualizado: 02/5/2021 00:25
|

En este mundo, sangrado por un coronavirus de génesis sin conocer, envuelto en muertos, heridos, ruinas económicas, dolencias psíquicas, físicas, emocionales, mentales y asistenciales, caminamos con la preceptiva distancia social, con el necesario bozal sanitario, ante nuevas Elecciones Autonómicas en la Comunidad de Madrid, soñando como pueblo encontrar en las Instituciones, soluciones satisfactorias, gestiones eficaces y transparencia desde la libertad de la verdad, en los programas, en las propuestas, en los proyectos de los distintos grupos políticos que se presentan como candidatos para ser elegidos el próximo 4 de mayo.

Mujeres, hombres, colmados en virus, en múltiples supuestos asfixiados en miseria, desahuciados de sus hogares, sin cobertura en sus necesidades básicas, cubiertos por paro en las colas del hambre, necesitando de forma alarmante encontrar trabajo, pan, vivienda, cobertura asistencial, verdad sanatoria y libertad económica.

Si la salud constituye el amor necesario para respirar y el dinero la libertad económica para no caer en la asfixia de la indigencia, resulta legítimo, lícito y necesario que el pueblo, sus integrantes, mujeres, hombres, jóvenes, menores y mayores se sientan protegidos, amparados, seguros ante la actual indefensión, inseguridad y desamparo que impone, dicta y manda el criminal okupa internacional coronavirus, que sine die, continúa alarmando, alertando, sangrando, hiriendo, arruinando y matando corazones, derechos, libertades, economías, esperanzas y sueños en nuestro mundo, que lejos de la erradicación del letal coronavirus, continúa destruyendo, aniquilando y enfermando a seres humanos, en una catástrofe internacional, sin piedad, sin descanso y con reiteración.

Quizás por el profundo respeto a los muertos, por el entregado respeto a los contagiados, por el solidario respeto a los seres humanos arruinados, sin trabajo y colmados de carencias asistenciales, con supremo respeto considero en aras de saludable reflexión social, que el necesario preámbulo del primer apartado de los distintos candidatos, debería estar en solicitar el voto solidario del perdón, el voto necesario de la transparencia, el voto escrupuloso de la responsabilidad, el voto de la unitiva concordia, el voto de la confianza y lealtad para que,  en verdad, en justicia y en necesidad, los gobernantes que conforme a Derecho sean elegidos, jamás olviden su necesaria función deber hacia los pueblos, con el entregado rigor que exige la gravedad de una pandemia que ha roto gran parte del mundo, implantando horror, ruina, tragedia y soledad.

Como jurista defensor de los derechos y las libertades, bien conozco que el corazón está en la izquierda, el cerebro sobre los hombros y la verdad en la historia de los gobernantes siempre se escribe y describe en sus hechos, en sus acciones y en sus omisiones.

Recuerdo con respeto y afecto, un gran político y pensador, que decía “a los gobernantes no sólo hay que valorarlos y juzgarlos socialmente por lo que hicieron, si no también, por todo aquello que debieron y pudieron hacer y sin embargo, no lo realizaron”. Esta profunda reflexión delata que gobernar, como amar, no siempre resulta fácil y menos aún, cuando padecemos un largo y prolongado año de horror, terror, sufrimiento y desconcierto con desacertadas gestiones, inadecuadas omisiones y contrariadas decisiones en determinados supuestos.

Como decía otro gran sabio “perdonar es de humanos pero olvidar delata la grave enfermedad del alzheimer”, por ello, recordar desde solidario perdón que, en un principio en los meses de enero y febrero del año 2020, determinados profesionales de la medicina, señalaban al coronavirus “como un simple resfriado”, “una colitis pasajera” que en nuestro territorio “si entraba, serían casos concretos”, “teniendo en nuestro país uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo”.

Desgraciadamente, la tragedia mundial, también invadió nuestro país, muertos, ancianos en soledad, determinadas residencias de mayores como asilos de la muerte, contagiados, secuelas físicas, mentales, ansiedad, depresión, cebándose en gran parte de la población en su tercera y cuarta edad, como signo alarmante de que el coronavirus, no sólo entró en nuestro país,  si no que golpeó ferozmente, matando corazones, destruyendo economías, rompiendo sueños y esperanzas en nuestra sociedad, con reiteración alarmante.

Hoy, cuando la primavera del horror carece de flores esperanzadas, cuando la desconfianza en gran parte de la población, constituye la madre de la reciente experiencia, cuando continuamos sufriendo, quienes respetamos profundamente la política y a sus líderes, brota tristeza al observar en determinados debates, carencia de concordia, carencia de unión para lograr soluciones eficaces entre los distintos grupos políticos, añorando como viejo pensador, que las denominadas izquierdas y derechas, estrechen sus abrazos, sus proyectos, sus programas y sus sanatorias gestiones, cuando la más necesaria y urgente ideología, considero con supremo respeto, que debe latir en la concordia, en obtener gestiones brillantes, con talento social institucional capaz de sustituir paro por trabajo sustancialmente remunerado, aniquilar las colas del hambre por colmada cobertura alimentaria, recordar a los seres humanos fallecidos, con un entregado y profundo respeto, velar por que las personas contagiadas logren recuperación integral de su salud, sumando vacunas preventivas con veraz inmunidad, suplantando las ruinas económicas por el nacimiento progresista de la libertad económica, logrando las familias sin hogar la garantía del derecho constitucional a una vivienda digna.

Lograr sanar lo dañado, lo arruinado, lo herido y lo enfermado, constituye la esperanza de quienes sentimos y amamos a los gobernantes, como seres humanos, mujeres y hombres, capaces de lograr que los derechos y las libertades, jamás sean recortadas, dañadas o vulneradas, haciendo el milagro humano de la recuperación sanatoria, satisfactoria y solidaria.

Momento histórico trascendental en la Comunidad de Madrid, para la incorporación institucional de la Nueva Figura Jurídica del Defensor del Mayor, que desde hace más de veinte años, vengo proponiendo por justicia, por verdad, por necesidad, por derechos jurídico-sociales, económicos, sanitarios y asistenciales, a nivel nacional, comunitario e internacional.

Profeso gran admiración por aquellos líderes que defienden todo aquello en lo que creen, creando derechos sociales y libertades en aras de que jamás queden desamparadas mujeres y hombres, con especial protección hacia los seres humanos más débiles y vulnerables, defendiendo el derecho humano a la ancianidad, como signo evidente de solidaridad, justicia, respeto, verdad y libertad.

Si la ternura constituye la tercera edad del amor, que tan noble sentimiento jamás muera en los mayores, necesitados del afecto universal de la solidaridad, con protección y amparo integral en sus derechos jurídico-sociales, sanitarios, económicos, culturales y asistenciales.

Qué poner vida a los años, constituya la más noble suma en la unión generacional, multiplicando la sabiduría de la experiencia, el sacrificio del servicio y el corazón de la verdad, por crear un mundo donde ser mayor dignifique el derecho humano a la ancianidad, como patrimonio universal del reconocimiento internacional en la historia de la Humanidad.

Qué los Poderes, como templo laico, generador de derechos y libertades, institucionalicen legalmente la Nueva Figura Jurídica del Defensor del Mayor, como la más necesaria función deber en todo Estado Social y Democrático de Derecho, constituyendo los derechos del mayor, el más avanzado derecho social en favor de la humanidad en su tercera y cuarta edad, enraizando el derecho humano a la ancianidad como signo de justicia, derecho y libertad.

No garantizar el derecho humano a la ancianidad, haría morir la verdad en la historia universal de los pueblos, en las raíces de sus libertades, enterrando la necesaria obligación internacional, comunitaria y nacional de proteger integralmente la dignidad en la vida y muerte de la tercera y cuarta edad en todas las mujeres y todos los hombres en la Tierra.

Otras Columnas por Jesús Seligrat:
Últimas Firmas
  • Opinión | El pleito de M&A más complejo y largo de la Historia: La compra de Autonomy por Hewlett-Packard (y VI)
    Opinión | El pleito de M&A más complejo y largo de la Historia: La compra de Autonomy por Hewlett-Packard (y VI)
  • Opinión | Directiva Europea contra el «greenwashing»: hacia las auditorías rigurosas sobre las prácticas ESG
    Opinión | Directiva Europea contra el «greenwashing»: hacia las auditorías rigurosas sobre las prácticas ESG
  • Opinión | Caso Begoña Gómez: ¿voluntarismo judicial?
    Opinión | Caso Begoña Gómez: ¿voluntarismo judicial?
  • Opinión | Sobre la reparación del daño por el perdón del ofendido
    Opinión | Sobre la reparación del daño por el perdón del ofendido
  • Opinión | Anoche tuve un sueño: me llamó el presidente…  
    Opinión | Anoche tuve un sueño: me llamó el presidente…