A vida o muerte: Llega la hora de la verdad para Pablo Ibar tras la selección del tribunal del jurado
Pablo Ibar, durante una de las vistas, con sus abogados y su mujer, Tanya Ibar, de espaldas.

A vida o muerte: Llega la hora de la verdad para Pablo Ibar tras la selección del tribunal del jurado

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18/11/2018 06:15
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Actualizado: 18/11/2018 19:34
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Porque Pablo Ibar, de 46 años, se la juega en este tercer juicio sobre los mismos hechos. El sobrino del desaparecido campeón de Europa de los pesos pesados de boxeo, José Manuel Ibar, «Urtain», vuelve a ser juzgado por un triple asesinato que tuvo lugar el 26 de junio de 1994.

El primer juicio, celebrado en 1998, fue declarado nulo.

El segundo tuvo lugar en 2000, y fue condenado a muerte.

9 miembros del jurado popular votaron por el veredicto de culpable y 3 por el de inocente y en el que Pablo Ibar fue defendido por Karl Morgan, un abogado de oficio -nada que ver con la calidad de los españoles- que hizo una defensa deficiente y perjudicial para el joven hispano-norteamericano.

El 4 de febrero de 2016, el Tribunal Supremo de Florida así lo reconoció de un modo oficial.

Anuló el juicio, tras estudiar el caso.

Calificó las pruebas de cargo presentadas por la Fiscalía como «escasas y débiles» y consideró que Pablo Ibar fue condenado por haber contado con una defensa ineficaz.

Ordenó su repetición.

La consecuencia directa fue que Ibar, que se había pasado 16 años en el corredor de la muerte de la prisión de Raiford, al norte de Florida -con la espada de Damocles pendiendo sobre su vida-, fue trasladado a la cárcel del condado de Broward, donde se encuentra recluido actualmente.

Y aquí está, en su  hora de la verdad.

Finalmente.

La vista definitiva arrancó el pasado 1 de octubre con la selección del jurado bajo la supervisión del juez Dennis Bailey, que preside el juicio que se celebra en el Palacio de Justicia del condado de Broward, en Fort Lauderdale, Florida, Estados Unidos.

Pero esta vez Ibar está defendido por Benjamin Waxman, uno de los abogados más respetados y reputados del estado de Florida.

Semanas antes de que comenzara el proceso, se calculaba que ese procedimiento de selección, muy parecido al de España porque los dos sistemas son muy similares, iba a durar entre 4 y 6 semanas.

No ha sido así. Se ha tardado la mitad, poco más de dos semanas.

Se han elegido a 18 personas, 12 jurados titulares y 6 suplentes. Y se ha tenido especial cuidado de seleccionar a ciudadanos que tengan un conocimiento escaso del asunto, un suceso que tuvo un gran impacto en Florida, a pesar de que sucedió hace 24 años. 

En este sistema de tribunal del jurado del Estado de Florida ninguno de los elegidos sabe si es miembro titular o suplente.

Es a final del juicio, justo antes de enviar al jurado a deliberar para alcanzar un veredicto que el juez nombra a los seis suplentes, les agradece sus servicios, los despide, y envía al resto a deliberar.

En España siempre se seleccionan 11 jurados populares, 9 titulares y 2 suplentes, para que, en el caso de que alguno de los titulares no pueda continuar, ocupe su puesto, pero se sabe siempre que son suplentes.

Y no entran a deliberar.

El juez Bailey afirmó que su intención era acabar el juicio cuanto antes, por lo que, una vez cumplida esta fase, se procederá de inmediato con el resto del juicio. Las interrupciones técnicas corresponderán a los días festivos preceptivos que pudiera haber.

Durante la próxima semana se ventilarán las mociones previas planteadas recientemente por la Fiscalía, algunas de las cuales resultan sorprendentes.

EL FISCAL ES EL MISMO QUE CONSIGUIÓ SU CONDENA

El hombre que dirige la acusación pública es Chuck Morton, fiscal retirado, que consiguió su condena en el año 2000. Es el que mejor conoce el asunto. Y volverá a pedir de nuevo la pena de muerte. Para él es una cosa personal, y lo ve claro. De hecho, desde el comienzo ha tratado de controlar el ritmo del procedimiento con mociones de todo tipo, algunas de ellas sorprendentes.

Los hechos por los que se vuelve a juzgar a Ibar sucedieron la madrugada del 26 de junio de 1994 en Miramar, una ciudad del área metropolitana de Miami. Ese día, dos hombres con la cara cubierta entraron en el Casey’s Nickelodeon, la discoteca de la que era propietario Casimir Sucharsky, de 48 años, un tipo con antecedentes penales. Sobre Sucharsky pesaba la amenaza de muerte un narcotraficante por una deuda no saldada.

Sucharsky se encontraba, en el momento de los hechos, tomando una copa con dos jóvenes de 25 años, Sharon Anderson y Marie Rogers, a las que había conocido esa misma noche.

Los asesinos penetraron con pistolas, cubriendo sus cabezas con camisetas. Golpearon a los tres con saña. A Sucharsky le torturaron. Después de media hora los asesinaron a sangre fría.

El acontecimento fue grabado por una cámara de seguridad que Sucharsky había instalado semanas antes. Fue un vídeo de videovigilancia, ínfima calidad y poca resolución. Esa grabación, borrosa, y en blanco y negro, fue la principal prueba de cargo que utilizó el fiscal Morton para lograr la condena de Ibar.

Y, en concreto, la captura de una imagen de la secuencia en la que se ve cómo uno de los dos agresores se quitaba la camiseta de la cabeza, se limpiaba el sudor, la arrojaba en el lugar del crimen y la abandonaba.

A pesar de que el análisis de ADN que se realizó a la camiseta demostró que no correspondía con el de Ibar, ni tampoco las huellas dactilares ni las pisadas, ni los pelos ni ninguna evidencia física, se le acusó del triple crimen.

Con la imagen borrosa como principal prueba de cargo y el testimonio de un testigo ocular, Gary Foy, que lo identificó.

Por aquellas fechas, Ibar había sido detenido tras una discusión en casa de unos colombianos.

Una serie de acontecimientos vincularon una cosa con la otra.

ESTRATEGIA DE LA FISCALÍA

El fiscal Morton ha presentado varias mociones previas en este nuevo proceso. Quiere excluir el testimonio de Gary Wells, el experto en identificaciones oculares de la defensa.

Curiosamente, también desea excluir el testimonio de su propio perito en identificaciones oculares, Ralph Haber, ya que él también opina que a Gary Foy no se le debería permitir testificar en el juicio, ya que su identificación no es fiable.

En otra moción previa, la fiscalía busca eliminar durante el juicio toda mención a la absolución de Seth Peñalver, el otro co-acusado en este caso.

Peñalver repitió su juicio en junio de 2012 y fue absuelto el 22 de diciembre de ese año.

Asimismo, la Fiscalía desea, en otra moción previa, anular cualquier referencia a problemas en la cadena de custodia de las pruebas, incluidas las críticas al respecto formuladas por la Sociedad Americana de Directores de Laboratorios Criminalísticos (la American Society of Crime Laboratories Directors). 

Por fin, en una tercera moción, la Fiscalía pretende impedir toda mención durante el juicio al hecho de que existían otras pistas sobre la autoría de los asesinatos que no fueron investigadas.

La fiscalía asimismo ha presentado a última hora una nueva lista de 9 peritos en ADN que desea que testifiquen ante el tribunal.

La defensa, lógicamente, insistirá en su derecho a tomar declaración previa a dichos peritos e insistirá en que esto no sea motivo que lesione la solicitud de Ibar de juicio rápido.

Desde la defensa de Pablo Ibar se espera que el juez del proceso no admita este tipo de mociones previas que pretenden quitar argumentos en su argumentación jurídica de la defensa.

Lo que más les sorprende es que se hayan presentado en el último instante permitido.  Morton quiere centrar el asunto en unos hechos concretos y que la discusión jurídica del asunto vaya por unos derroteros concretos.

También nos confirman que desde el pasado 1 de octubre se han discutido innumerables cuestiones previas presentadas tanto por parte de Morton como de Waxman, acusación y defensa.

EL ACUSADO NO DECLARA AL COMIENZO DEL JUICIO

El sistema de jurado puro estadounidense tiene otra diferencia con respecto al español: el acusado, en este caso Pablo Ibar, no está obligado a ser interrogado el primero, sino que puede hacerlo cuando su abogado defensor así lo considere. 

La norma es que tanto fiscalía como defensa -en Estados Unidos no existe la acusación popular y la particular- hagan sus respectivos alegatos al comienzo y que después arranque el fiscal Morton con los interrogatorios a los testigos y peritos propuestos por él. A los que también podrá interrogar el Waxman.

Posteriormente tendrá su turno la defensa, que procederá a presentar sus argumentos con sus testigos y peritos.

Y de la misma forma, Morton interrogará.

Pablo Ibar podrá someterse a interrogatorio o permanecer en silencio.

Por último, tanto la fiscalía como la defensa presentan sus argumentos finales, tras lo cual el jurado se retirará a deliberar.

El jurado debe alcanzar un veredicto de culpable o no culpable por unanimidad. Jamás, ni en el sistema estadounidense ni en el español, el acusado es declarado inocente.

En caso de que por cualquier motivo el jurado no alcanzara esa unanimidad, el juez exige al jurado que llegue a un consenso. Si no se alcanzara ese consenso tras un tiempo prudencial, el juez declara juicio nulo por lo que sería preciso repetir de nuevo el juicio.

El juez modera los debates en el tribunal, da y quita palabras, acepta o deniega protestas de las partes y se asegura de que el jurado no tenga en cuenta argumentos que hayan sido protestados por una de las partes y cuyas protestas el juez haya aceptado.

Visto todo lo arriba descrito, el juicio de Ibar probablemente concluya en febrero o marzo de 2019.

Para condenar la tradición judicial exige en Estados Unidos la unanimidad, si bien el Tribunal Supremo de ese país decretó en 1970 que los veredictos de culpabilidad por 9 a 3 o por 10 a 2 son ajustados a derecho. 

En España, la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado exige 7 votos -de 9- para dictar la culpabilidad y 5 para la no culpabilidad.

Sobre la financiación de la defensa del propio Pablo Ibar comenta Andres Krakenberger, portavoz de la Asociación Pablo Ibar contra la pena de muerte, que se ha “recaudado y enviado se ha llegado al 84,1% del total, tal y como se ve en la web de dicha entidad donde se puede seguir el movimiento del crowdfunding. El objetivo es llegar al 1.300.000 dólares que hace falta».

“Desde esta entidad se siguen organizando actividades para generar visibilidad y que se sigan recibiendo donativos para cubrir su defensa. Los hastag en twitter #PabloIbar #PabloIbarJuicioJusto  y el canal de youtube de videos empezarán de nuevo a moverse de manera frenética», adelanta.

 

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